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España y América, un camino que no siempre es de ida y vuelta

Escritores que no llegan a conocerse, el alto precio del libro, la falta de imprentas en América o una moneda volátil, dificultan el intercambio literario en el mundo hispano. La FIL reflexiona sobre el estado de salud de los puentes culturales que unen ambas orillas
El escritor argentino Andrés NeumanlarazonLuis Díaz

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España es el país invitado de la Feria Internacional de Libro de Guadalajara, en México, y docenas de autores del lado de acá y del lado de allá, como diría Julio Cortázar, se amontonan en las baldas y mesas de los distintos estantes. Cientos de visitantes deambulan por esta amplia oferta de autores procedentes de todo el ámbito hispano. Pero esta edición de la FIL, más allá de los resultados de ventas y de las cifras de visitantes, ha abierto una reflexión necesaria sobre la salud de los puentes culturales que existen entre todos los países que comparten el castellano como denominador común e invita a recapacitar sobre cuáles son sus debilidades y flaquezas.
Jorge Volpi, durante una entrevista por “Partes de guerra”
Jorge Volpi, durante una entrevista por “Partes de guerra”Gonzalo Pérez Mata
A pesar del esfuerzo de numerosos sellos editoriales que tienen casa en las dos orillas del Atlántico y que cada año suman a sus catálogos nuevos nombres con la esperanza de que los escritores españoles se lean más en América y que los escritores americanos sean más conocidos en España, reforzando así nuestros vínculos y ampliando sus horizontes, la realidad es que el mercado único del español está lejos de ser un Edén y arrastra dificultades. 
Juan Casamayor, de Páginas de Espuma, que trabaja con autores procedentes de todas las áreas de hablantes del español, advierte que no se puede «comparar España con América Latina, que no es solo un país, sino que son muchos más. Es cierto que los autores españoles no tienen una gran movilidad de ventas desde México hasta el cono sur. No eclosionamos, pero si eclosiona uno americano en España, vende. Una de las razones es que resulta muy complejo que un solo creador cale a la vez en la sensibilidad de diez o de once naciones tan distintas entre sí».
El autor mexicano Antonio Ortuño Photo: Daniel Mordzinski
Él mismo pone sobre el tablero la primera de las trabas de este mercado gigante de la literatura. Y es un problema accidental, porque en parte proviene de su geografía. «Es verdad que en estos últimos años se han creado muchos lazos, pero todos los éxitos literarios tienen que pasar por la aduana española para que lleguen. La circulación entre los propios países latinoamericanos es muy difícil y eso obstaculiza que los narradores o poetas chilenos lleguen a Colombia, pongamos por caso. Es más fácil llevar libros de Madrid a Quito que de Bogotá a Quito, que está a una hora de avión. Falla la comunicación y el transporte en América. Hay que tener en cuenta que de Lima a Santiago de Chile hay seis horas de avión, lo mismo que de Madrid a Moscú. Las dificultades climáticas, políticas, de infraestructuras y de movimiento de mercancía hacen que sea difícil que se produzcan las influencias que a todos nos gustarían».
Casamayor es el primero en sacar a relucir el papel central que juega España en la comunicación cultural entre estos países, pero, lo que de antemano parece una solución, no lo es tanto, porque detrás de ese punto central hay un duro inconveniente: la importación de libros es muy cara. Un solo paseo por la FIL resulta suficiente para corroborar que una parte de los ejemplares que se venden proceden del mercado español. Son reconocibles por su edición, el diseño de sus portadas y porque están envueltos en plástico para evitar que se estropeen durante el trayecto.
La escritora zaragozana Irene Vallejo
La escritora zaragozana Irene Vallejo
Ezra Alcázar, del Fondo de Cultura Económica, es un editor combativo, que lucha contra las realidades que no le gustan y que apunta a las claras lo que esto supone. «Creemos en una política de fomento de la lectura, pero resulta muy complejo aplicar precios bajos si traes los libros de fuera. Una obra te puede costar 300 0 400 pesos mexicanos. Mucha gente no puede comprarlos, porque el salario de un mexicano no puede permitirse tanto. Y a lo mejor, si quiere, puede adquirir uno, o dos, pero no más». Para evitar eso, en FCE existen dos colecciones de literarias, Viento del Pueblo y Colección del Pueblo, que tiene otra edición más cara. La primera cuesta 20 pesos, y la siguiente ofrece títulos a 100 o 200. «La gran cuestión es que no se están imprimiendo libros en América y por eso tantos de ellos salen al mercado con el precio de importación. Nuestra solución, y nuestra apuesta, es acudir a las coediciones entre sellos para rebajar el coste. Nosotros ya hemos llegado a acuerdos con Capitán Swing, Trama y Hoja de Lata. Esta es una forma de que aparezcan de una manera más accesible».
Rosa Montero fue la encargada de inaugurar la apertura del Salón Literario en la FIL de Guadalajara Iván Giménez
Con esta iniciativa, FCE ha sacado en América a Alfonso Mateo Sagasta o a Juana Salabert, una gran escritora, como reafirma, que, de otra manera, hubiera sido imposible que encontrara lectores en este continente. Ha sido uno de estos pactos lo que ha facilitado su entrada en Iberoamérica. «Llegan más españoles aquí que mexicanos a España. Es cierto que todos conocen a Jorge Volpi, que, además, ahora vive en Madrid, pero considero que existen más voces mexicanas y es una responsabilidad de los editores darlos a conocer». Para él es urgente un pacto entre agencias y sellos para reforzar el trasvase literario y que las fronteras no supongan un problema y que los escritores se queden solo en sus territorios. «Más allá de los best seller, muy pocos van a conocer a un autor si traes 10 ejemplares de su obra a un precio de 700 pesos. ¿Quién lo puede adquirir? ¿Y dónde? No se puede. Muy pocos chicos se los pueden llevar. El lema de esta edición es “camino de ida y vuelta”. Pero a lo mejor, por esto, eso no se cumple».
Daniel Fernández, que comparece como editor de Edhasa, que nació con la vocación de tender lazos entre América y España, recuerda que él «ya está haciendo ediciones de bolsillo a precios mexicanos, aunque todavía mantengo una parte más cuidada, con tapa dura». Él mismo señala que uno de los problemas es que, por ejemplo, en México, el mercado del libro tiene dos velocidades: el que exige obras muy cuidadas y con cubiertas bien diseñadas, y los que piden solo acceder a la lectura. «En México, por ejemplo, hay 130 millones de habitantes y el 60 por ciento no tiene cuenta bancaria. Todavía no está bancarizada. Esto me parece importante a la hora de pensar también en una bajada radical de los precios por un motivo: solo subes un cinco o un diez por ciento de ventas. ¿Por qué? Porque hay muchos mexicanos que estudian en Harvard y están acostumbrados al género importado y al sobrecoste que lleva».
Arturo Pérez Reverte es académico de número de la Real Academia EspañolaJeosm
Para él, antes hay que proceder a un mayor desarrollo de todos los estadios de la sociedad. Daniel Fernández, que huye de visiones pesimistas o muy oscuras, asegura que «somos países separados, pero el grado de intercambio cultural y de la literatura va más allá en el mundo hispano». Uno de los puntos en los que hace hincapié es en reforzar las cátedras de literatura americana para favorecer el conocimiento de autores, sobre todo en el mercado español que crece demográficamente y en el que aumentará el consumo de libros y el crecimiento educativo».
Juan Casamayor aporta autores americanos que se venden en España -Jorge Volpi, Andrés Neuman, Edmundo Paz Soldán. Antonio Ortuño, entre otros- y los españoles que se venden en América: Irene Vallejo. María Dueñas, Arturo Pérez-Reverte, Rosa Montero, Luis García Montero, Almudena Grandes. Hasta ahí lo conocido. Pero otro editor, Andrés Ramírez, de Penguin Random House en México, arroja otros tres: José Revueltas, Andrés Caicedo y Juan Emar. Y deja caer una pregunta intencionada: «¿Los conocen en España? Los tres son unos clásicos de la literatura mexicana, colombiana y chilena. Los tres han muerto. Los tres son canónicos y muy importantes. ¿Cuántos los leen allá?».
Andrés Ramírez es muy sincero sobre este aspecto y admite: «Aunque se ha mejorado mucho, y han surgido factores que han favorecido los intercambios, es cierto que todavía falta mucho terreno por recorrer para que se conozcan los autores. Se conocen muchos, pero faltan muchos más. Creo que esto sucede en las dos direcciones. En Latinoamérica existen grandes actores, pero todavía hay un buen trecho por hacer porque hay otros que no alcanzan a llegar y que cuesta abrirles el camino».
María Dueñas es doctora en Filología Inglesalarazon
Andrés Ramírez admite que «cada vez impactan más los autores latinoamericanos en la manera de concebir la literatura en España», pero sobre el tema de imprimir es más cauto. «Se está hablando, pero son territorios extensos y cada nación requiere programas editoriales diferentes. Cada país es autónomo y toma sus decisiones». Y aquí, entra de nuevo el impacto del territorio: «Es un factor clave que depende de las infraestructuras de cada país. Latinoamérica tiene un peor nivel de infraestructuras que España, y esto impide la penetración del mercado. Luego está el estatus económico, lo que complica las cosas y el vaivén de cada una de las monedas locales, lo que también impacta en el precio del libro». Luego acaba señalando que hay que recorrer esta senda en las dos direcciones, la de España y América. O sea, el camino de ida y vuelta, que es justo el lema de la FIL.