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Estados Unidos, por bulerías

El Flamenco Festival arranca hoy en Nueva York con más de 70 funciones en 33 teatros del país
larazon

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Estados Unidos no sabía que le gustaba el flamenco hasta que llegó Miguel Marín. Fue en Nueva York, pocos meses después de los ataques al World Trade Center. EE UU y la Gran Manzana especialmente estaban paralizadas. En ese momento, él consiguió incluirlo en la competitiva agenda cultural neoyorquina. Con todo, esta vez el desafío parecía mayor. La crisis estrechaba el cerco al mundo de la cultura y el dinero público menguaba. «Llega un momento en el que hay que dejar de quejarse y buscar soluciones», explica. También las encontró, y el Flamenco Festival, que él dirige, ahora dura cuatro semanas en las que se celebran más de 70 representaciones en 33 teatros de todo el país donde actúan más de 100 artistas. Dan ganas de irse allí a ver flamenco a cargo de intérpretes como Eva Yerbabuena, Israel Galván, Estrella Morente, Tomatito, Rocío Molina... Sin duda, el director ha conseguido darle la vuelta al futuro incierto que se le presentaba.
Menos apoyo público
Su fórmula ha consistido en llevar a cabo una mayor planificación, aumentar el número de teatros para que sea más fácil asumir los costes y ofrecer diversidad en el programa para atraer la atención de más públicos. «No hay nada peor ni mayor pérdida de tiempo que estar pensando en la crisis. Así se pierde la energía. Cada crisis es una oportunidad. ¿Qué es lo que hay que hacer ahora? Hay menos dinero público. ¿Cuánto vamos a solucionar si nos quejamos? Como digo yo, ¿qué va a solucionar el «hay que ver»? Nada. Es una cuestión de actitud. Hace dos años me lo planteé, y pensé que quizá no se podía seguir con el festival. Entonces, intenté otra vía. Pensé en aumentar la participación privada, el volumen de contratación, y trabajar con una mayor planificación. Al programar dos años, hemos podido incluir muchos más teatros», explica. «No hemos tenido más apoyo de empresas a través de patrocinios. Al aumentar el volumen de ciudades, por ejemplo, los 25.000 euros de billetes y visados antes los dividíamos entre tres teatros. Pero, ahora, al contar con más, conseguimos reducir los costes. Ahora hay que hacer un esfuerzo mayor», reconoce Marín.
«Es muy distinta la forma de funcionar. En España se depende demasiado de la financiación pública. Aquí, un festival puede tener un 30 por ciento de ingresos de taquilla y un 70 de apoyo del Estado. En nuestro caso es a la inversa: el 70 por ciento de los ingresos proviene de la taquilla y el 30, de subvenciones. Y este año se ha reducido incluso más. Vamos a tener un 80 por ciento de ingresos de taquilla y un 20 o quizá menos de financiación pública», detalla. El presupuesto total del Flamenco Festival es de 3,3 millones de euros, un montante que incluye los presupuestos de los teatros. Cada uno cubre los costes locales y, sobre todo, se encarga de la promoción en sus respectivas ciudades. «Nosotros manejamos un millón cien mil para sufragar los visados, viajes, hoteles y otros costes estructurales. La aportación pública es de alrededor de 120.000 euros. Si lo comparas, puede ser un diez por ciento», explica.
Con todo, Marín no ha hecho más que empezar. «¿Qué limitación tenemos? Que no podemos aprovechar todas las oportunidades que ofrece Nueva York. Este año hicimos una residencia muy interesante en Londres con dos compañías. Salió adelante porque Londres es más barata. En Nueva York, vamos a hacer una con el Jazz at Lincoln Center, en la que estará Dani de Morón y el pianista Aaron Diehl. Muchísimos artistas se podrían beneficiar de compartir ideas y trabajo. Es una espinita que todavía tengo», reconoce.