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Del taparrabos a la ropa interior interactiva, así han evolucionado los calzoncillos a lo largo de la historia

Al igual que el ser humano, estas prendas de vestir han ido evolucionando para suplir las necesidades de la época. Hoy en día están siendo transformados incluso por la tecnología
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Los calzoncillos son un fiel reflejo de la historia, no solo en el ámbito de la moda, sino que nos dan una idea de cómo era la sociedad en cada momento. Al igual que el ser humano, estas prendas de vestir han ido evolucionando para suplir las necesidades de la época hasta hoy en día, donde están siendo transformadas incluso por la tecnología. Ya existe ropa interior de alto rendimiento que afirma hacer de todo, desde filtrar las flatulencias hasta emitir vibraciones relajantes.
Origen
El primer tipo de calzoncillos era el taparrabos que usaban los antiguos egipcios. Conocido como “schenti”, era comúnmente realizado en algodón y lino y estaba sujeto con un cinturón. Las clases bajas y los esclavos estaban casi desnudos, por lo que técnicamente este taparrabos era a menudo una “prenda de abrigo”. La primera prenda que se conserva de este tipo se descubrió el 4 de noviembre de 1922, cuando el egiptólogo inglés Howard Carter penetró en la tumba KV62 del Valle de los Reyes, la comúnmente conocida como tumba del emperador Tutankamón. Esta resultó ser la mejor conservada de las descubiertas hasta la fecha, de tal forma que podían apreciarse incluso distintas piezas y prendas de su ajuar funerario. Y entre ellas, unos pañales de lino.
Aunque seguramente sea el calzoncillo más antiguo, lo cierto es que el auge de su uso fue gracias al Imperio Romano, más concretamente a los gladiadores romanos y sus subligaculum, una especie de pañales de tela que vestían durante sus actuaciones en los coliseos.
Durante la Edad Media la ropa interior consistía en una camisa de lino o algodón fino tanto para hombres como para mujeres. Y no fue hasta los siglos XV y XVI cuando el calzoncillo recuperó su antigua forma. Por otro lado, para brindar protección adicional a los genitales masculinos, se agregó una zona acolchada. La bragueta también sirvió como símbolo de energía sexual, diseñada para realzar en lugar de ocultar el área genital.
A principios y mediados del siglo XIX, tanto hombres como mujeres usaban calzones bifurcados con piernas separadas, un tipo de pantalón holgado hasta la rodilla. Este estilo simple hizo que orinar fuera más cómodo, especialmente si se usaban varias capas de enaguas o calzones. Asimismo, en el siglo XIX, la popularidad de los pantalones largos para hombres llevó a un cambio en la ropa interior, con calzoncillos largos que se extendían hasta el tobillo. Estos estaban hechos de seda para los ricos y de franela, o más tarde de lana, para las masas.
El látex, un hilo de caucho introducido en 1930, permitió que la ropa interior fuera elástica y se ajustara más a la figura. Estos cambios eventualmente evolucionaron en estilos de calzoncillos similares a los que se usan hoy en día. En 1938, tras la invención de la fibra sintética de nailon, empezó a aparecer la ropa interior ligera y fácil de lavar. Después de 1945 aparecieron calzoncillos para hombres más cortos, hasta la entrepierna. En 1959, se inventó una nueva fibra llamada lycra, que, combinada con algodón o nailon, era fuerte y elástica. El resultado de esta unión fueron calzoncillos más conscientes y ajustados al cuerpo tanto para hombres como para mujeres. En la década de 1960, más permisiva, la ropa interior se hizo todavía más corta para ambos sexos y la parte delantera en forma de Y se eliminó de la ropa interior masculina. Por último, en la década de 1970, los calzoncillos eran prácticamente sin costuras.
Ropa interior interactiva
Con los avances en las tecnologías y en la fabricación de tejidos, los calzoncillos de hoy pueden ser tan sencillos como un par de calzoncillos de mercadillo, o de alta tecnología con la inclusión de la comunicación háptica. Un claro ejemplo de ello es la empresa “Wearable-X”, nacida en Sídney y con sede en Nueva York, que gracias a su asociación con el fabricante de condones “Durex” han creado ropa interior interactiva llamada “Fundawear”. “Fundawear” tiene un dispositivo vibratorio que se puede utilizar desde cualquier parte del mundo a través de una aplicación de teléfono. Estas prendas contienen actuadores (que son similares a los dispositivos que hacen vibrar los teléfonos móviles) haciendo que sea posible transferir sensaciones a la ropa interior de otra persona.