Historia

La gran defensa del Sitio de Malta: una isla contra el Imperio Otomano

El 18 de mayo de 1565, el Imperio Otomano asedió Malta, lo que obligó al Gran Maestre a desplegar un contraataque que se recuerda como uno de los más importantes de la historia militar

La gran defensa del Sitio de Malta: una isla contra el Imperio Otomano
Una flota de 193 naves otomanas y 48.000 hombres invadió Malta aquel 18 de mayo de 1565.

Tal día como hoy, 18 de mayo de 1565, tuvo lugar el conocido como Sitio de Malta, una pugna que tuvo lugar en la isla de Malta, entonces sede de la Orden de Malta, y en la que se sufrió numerosos ataques por parte del Imperio Otomano, que intentaba conquistar el lugar. Fue una de las batallas pertenecientes a las guerras habsburgo-otomanas, y está considerado como uno de los asedios más importantes de la historia militar.

La isla, situada al sur de Sicilia, controlaba las rutas comerciales entre el mar Mediterráneo Occidental y el Oriental, además de las que unían la Península Itálica y el Norte de África. Es por ello lo que suscitó el interés otomano, que se disputaba el control de la zona con el Imperio Español. Los otomanos, previamente, habían atacado Malta: en 1551 y en 1560. Y esta última ocasión había supuesto una importante derrota de la Armada Española en la batalla de Djerba.

Una flota de 193 naves otomanas y 48.000 hombres invadió el territorio aquel 18 de mayo. Esperaban que la misión se diera en unos pocos días, pero se alargó, puesto que para contrarrestar la invasión y soportar el asedio, el Gran Maestre de la Orden de Malta se vio obligado a preparar a sus hombres hasta la llegada de ayuda internacional. Entre los defensores, había 500 caballeros de la Orden de Malta, 400 soldados españoles, 1.600 entre italianos y griegos y 3.600 reclutas, sirvientes y galeotes.

Así fue la gran defensa ante el Asedio otomano de Malta

Los continuos bombardeos que tuvieron lugar redujeron a escombros el Fuerte de San Telmo, en la falda de la península del Monte Sceberras (lo que hoy es La Valeta) y que estaba defendido por aproximadamente 100 caballeros y 500 soldados. Era un lugar importante para dominar el Gran Puerto y disponer de un fondeadero a salvo del siroco. Cayó en menos de una semana, y obligó a los caballeros a enviar un mensaje al Gran Maestre, pidiendo permiso para luchar. La respuesta fue pagar a los soldados, y enviar una comisión para conocer el estado de las defensas. Las intentonas por aguantar no tuvieron éxito, y el 23 de junio, los turcos consiguieron tomar lo que quedaba del fuerte de San Telmo, matando a todos los defensores. Pese al triunfo turco, costó la vida de 6.000 otomanos, incluyendo a muchas de sus mejores tropas.

El 28 de junio, Juan de Cardona llegó a Malta con cuatro galeras que incluían 150 caballeros españoles e italianos, además de 450 soldados de Tercios bajo mando de Melchor de Robles. Entre ellos, estaban los hermanos del duque del Infantado y del coche de Monteagudo. Una pequeña ayuda que se pudo llevar a cabo gracias a Juan Martínez de Olivenza, un soldado que consiguió embarcar en solitario.

El segundo gran asalto tuvo lugar el 7 de agosto. Los turcos reanudaron su bombardeo de San Miguel y Birgu, Pero otro error estratégico del mando turco, del que no se dieron cuenta hasta tiempo después, hizo que no pudieran encargarse de los caballeros dispersos por el resto de la isla. Finalmente, el último gran ataque masivo de la ciudad tuvo lugar entre el 19 y el 21 de agosto. La situación fue tan desesperada que el Consejo de Ancianos decidió abandonar la ciudad y retirarse del Fuerte de San Ángel. Pero no lo hizo el Gran Maestre, ya que intuía el desgaste de los otomanos. Y así fue, ya que los invasores otomanos se consumían de desesperación.

A principios de septiembre, los turcos se prepararon para dejar la isla, después de intentos desesperados y otros asaltos menores. Finalmente, las bajas turcas fueron demoledoras, y Malta, por su parte, había perdido un tercio de sus caballeros y un tercio de sus habitantes. Pero sin duda, se recuerda como una de las mejores actuaciones defensivas, por la que Europa agradeció a la isla con el envío de dinero para reparar las consecuencias del asedio.