Murasaki Shikibu: la tinta que fundó la novela japonesa
Apodada como "La dama de las crónicas", esta autora exploró en su obra temas como el amor o la pérdida
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Esta es la historia de una obra sin título y de su autora, cuyo nombre real se perdió en el tiempo. Sin embargo, lo que escribió marcó la literatura japonesa para siempre. Su propio nombre, Murasaki Shikibu, es más una descripción que un verdadero apelativo personal. Esta es la historia de cómo conocemos a la autora de «El cuento de Genji» o «Genji Monogatari», la primera gran novela de la historia. Rasaki Shikibu nació hacia el año 973 en Heian-kyo, la capital de Japón en el periodo Heian, conocida hoy como Kioto. Su nombre real no se conoce, ya que las mujeres de la corte solían adoptar nombres que reflejaban el rango o cargo de un pariente masculino. En su caso, «Shikibu» alude al Ministerio de Ceremoniales donde trabajaba su padre, mientras que «Murasaki» hace referencia al personaje de su novela. Se cree, según algunas teorías, que pudo tratarse de Fujiwara no Kaoruko, una dama imperial de alta posición del influyente clan Fujiwara.
Decir que fue una novelista pionera sin entender su contexto sería un error. En la era Heian, el acceso de las mujeres a la educación era limitado. Sin embargo, Murasaki fue una excepción gracias a su linaje y entorno familiar. Provenía de una estirpe de poetas reconocidos, y su padre era un destacado erudito. Se cree que su madre murió cuando Murasaki era muy joven, y ella creció en la casa de su padre junto a él y su hermano, lo cual era bastante inusual en una sociedad donde los hijos solían criarse con sus madres, al vivir ambos cónyuges en casas separadas.
Mientras su padre preparaba a su hermano para una carrera gubernamental, Murasaki aprendió de memoria los clásicos chinos. Su padre, impresionado, lamentaba declarando: «¡Qué pena que no haya nacido hombre!». Murasaki se casó relativamente tarde, a los 20 años, con un primo de segundo grado. Tuvo una hija, Daini no Sanmi, quien más tarde se convertiría en poetisa. Sin embargo, enviudó al poco tiempo. Fue durante toda esta etapa de su vida, marcada por el duelo y la introspección, cuando comenzó a escribir la que fue su obra maestra, «Genji Monogatari». Tardaría una década en concluir los 54 capítulos.
Fue llamada a la corte imperial como dama de compañía, probablemente debido a su talento literario. Instruyó a la futura emperatriz Shoushi chino, un acto inapropiado para mujeres que le valió el apodo de «La dama de las crónicas». El estilo de vida en la corte Heian, lleno de rituales, poesía y refinadas costumbres, y proporcionó a Murasaki un rico contexto para su obra, que plasma la sociedad desu tiempo, aunque también habla mucho de su vida. Explora temas como el amor, la pérdida, la fragilidad de la vida, la imposibilidad de alcanzar una felicidad duradera, y los intrincados códigos sociales de la corte. Por ello, la importancia de «Genji Monogatari» no puede sobreestimarse. No solo es una de las primeras novelas modernas del mundo con los precedentes romanos «El Asno de Oro», «El Satiricón» y el bizantino «Dafnis y Cloe», sino que también ofrece una ventana única a la cultura, las costumbres y los valores de la era Heian.
Sociedad sofisticada
Murasaki logró captar la esencia de su tiempo con una profundidad emocional y una sofisticación literaria que pocos han igualado. Además de «Genji Monogatari», se le atribuyen dos obras más: «El diario de Lady Murasaki» y «Memorias poéticas», una colección de 128 poemas que muestran su maestría en este género tradicional japonés. A lo largo de los siglos, Murasaki Shikibu se ha convertido en un icono de la literatura japonesa. Su obra no solo estableció el estándar de la prosa japonesa (ya leída en el siglo XII), sino que también ha inspirado un sinfín de representaciones artísticas, desde «ukiyo-e» (grabados en madera) hasta «byoubu-e» (pinturas en biombos), donde se la representa como una figura virtuosa y erudita, escribiendo a la luz de la Luna en el templo Ishiyama-dera, una escena inmortalizada por la leyenda de la literatura.
Desde su contexto hasta su legado, la historia de Murasaki Shikibu nos presenta a una pionera cuya vida y obra trazan un retrato íntimo y fiel de la sofisticada sociedad de la era Heian. De la calidad de su prosa han dado su marchamo todos los grandes expertos en literatura universal. Con «Genji Monogatari», Murasaki no solo capturó las complejidades de su tiempo, sino que también estableció un precedente literario universal al fusionar la crónica histórica con la ficción psicológica. Este logro convierte su obra en un puente atemporal entre el pasado histórico y la novela como género literario, reafirmando su lugar como una de las figuras más influyentes de la literatura mundial y haciendo que el cuento japonés tenga nombre de mujer.