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historia
¿Por qué el campo de concentración de Auschwitz fue el mayor centro de exterminio de la historia?
La ubicación fue elegida debido a su red ferroviaria, que permitía el transporte masivo de prisioneros desde diversas partes de la Europa ocupada

El campo de Auschwitz se estableció en 1940 por el régimen nazi en territorios que, tras la invasión de Polonia en 1939, fueron anexados y administrados directamente por el Tercer Reich. La región de Oświęcim (Auschwitz en alemán) pasó a formar parte de los territorios controlados por Alemania, dejando de estar bajo soberanía polaca. La ubicación fue elegida estratégicamente debido a su red ferroviaria, que permitía el transporte masivo de prisioneros desde diversas partes de la Europa ocupada, y su relativo aislamiento, lo que garantizaba el secretismo necesario para llevar a cabo las actividades del campo.
En un principio, Auschwitz fue concebido como un campo de concentración para prisioneros políticos polacos, en el marco de la estrategia nazi de eliminar a la élite intelectual del país en su objetivo de descabezar, germanizar, y repoblar ese espacio vital imprescindible para la Alemania del III Reich. Sin embargo, con el tiempo, el campo amplió sus funciones y se convirtió en el mayor complejo de campos de concentración y exterminio del régimen nazi. El complejo incluía tres campos principales: Auschwitz I (campo base), Auschwitz II-Birkenau (centro de exterminio) y Auschwitz III-Monowitz (campo de trabajo forzado asociado a la empresa IG Farben), además de cerca de 40 a 50 subcampos distribuidos en la región. Estos subcampos se dedicaban principalmente al trabajo esclavo, explotando a los prisioneros en condiciones infrahumanas.
Epicentro del mal
Desde 1941 hasta 1942, Auschwitz pasó a ser el epicentro del Holocausto, especialmente después de las conferencias de Wannsee, donde se decidió la Solución Final, cuyo objetivo era el exterminio sistemático de los judíos europeos. Auschwitz II-Birkenau, operativo desde 1942, se convirtió en el mayor centro de exterminio de la historia. Allí, los nazis llevaron a cabo un sistema industrializado de asesinato masivo, principalmente contra los judíos, pero también contra los polacos, romaníes, prisioneros de guerra soviéticos, opositores políticos polacos y de otras nacionalidades y otros grupos considerados “indeseables” por la ideología nazi. Las víctimas eran transportadas en condiciones inhumanas en vagones de carga y, tras una selección al llegar, la mayoría era enviada directamente a las cámaras de gas. Se estima que más de 1,1 millones de personas fueron asesinadas en Auschwitz, de las cuales el 90% eran judíos. Antes de su asesinato, las víctimas eran despojadas de sus propiedades, que eran confiscadas para el beneficio del régimen.
Además de ser un centro de exterminio, Auschwitz fue escenario de atroces experimentos médicos. Los médicos nazis, como Josef Mengele, realizaban experimentos en gemelos con el objetivo de encontrar fórmulas para aumentar la natalidad en las mujeres alemanas, mientras que Carl Clauberg investigaba métodos de esterilización masiva para implementar en mujeres judías y de otras "razas inferiores". Estos experimentos eran realizados sin ningún tipo de ética y causaban un sufrimiento extremo y la muerte de las víctimas. Paralelamente, los prisioneros también eran sometidos a trabajos forzados en condiciones infrahumanas, lo que incrementaba enormemente la tasa de mortalidad en el campo y sus subcampos.
A medida que las fuerzas aliadas avanzaban hacia el este, las SS intentaron ocultar las pruebas de sus crímenes, desmantelando instalaciones y forzando a los prisioneros a realizar marchas de la muerte hacia el interior del Tercer Reich. Sin embargo, el 27 de enero de 1945, el Ejército Rojo liberó Auschwitz, encontrando a unos 7.000 prisioneros que habían sobrevivido en condiciones críticas debido a la inanición y las enfermedades.
Las dos caras de la Unión Soviética
Durante la Segunda Guerra Mundial, la alianza entre las potencias occidentales y la Unión Soviética fue esencial para derrotar a la Alemania nazi. La misma Unión Soviética, que firmó el Pacto Ribbentrop-Molotov y que ocupó indiscriminadamente territorios de terceros países, deportando y asesinando a cientos de miles de inocentes. Por supuesto esta colaboración tuvo consecuencias significativas para países como Polonia, que, a pesar de ser aliado de Occidente, se vio sometido a la influencia soviética tras el conflicto. En las conferencias de Teherán y Yalta, los líderes aliados aceptaron, en aras de mantener la cooperación con la URSS, que Polonia quedara bajo la esfera de influencia soviética, condenándola a décadas de dominación comunista.
Tras la guerra, Auschwitz se convirtió en un símbolo del Holocausto y de los horrores del régimen nazi. En 1947, el gobierno polaco estableció el Museo Estatal de Auschwitz-Birkenau para preservar la memoria de las víctimas y educar sobre los peligros del odio y la intolerancia. Los primeros guías del museo fueron supervivientes del campo, quienes desempeñaron un papel fundamental en la conservación de la memoria histórica, compartiendo sus testimonios directos con los visitantes. Actualmente, el museo recibe a millones de personas de todo el mundo, siendo un recordatorio de la necesidad de defender los derechos humanos y evitar que atrocidades como estas se repitan. Auschwitz no solo simboliza el Holocausto, sino también las consecuencias extremas de un régimen basado en el racismo, el odio y la discriminación.
* Eduardo de Ocampo es secretario de la cátedra de DD HH y Cultura Democratica INABE-UBU
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