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¿Por qué el viejo Tercio de Saboya (actual Regimiento de Infantería Saboya Nº 6) fue conocido como el "terror de los franceses"?

Desde su fundación en 1537 se convirtió en una pesadilla para las tropas galas en el Milanesado 
¿Por qué el viejo Tercio de Saboya (actual Regimiento de Infantería Saboya Nº 6) fue conocido como el "terror de los franceses"?
Cuadro de Augusto Ferrer Dalmau titulado "El Camino Español"
Ángel Luis de Santos

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El Regimiento de Infantería «Saboya» n.º 6, heredero del antiguo Tercio de Saboya, fue conocido durante el siglo XVI y XVII como "el terror de los franceses", debido a su destacada participación en numerosas batallas contra las tropas de Francia. 
Su bravura, disciplina y efectividad en combate lo convirtieron en una unidad temida por sus enemigos, especialmente en los conflictos que enfrentaron a España con Francia.
Corría el año 1537 cuando por orden del emperador Carlos se organiza el Tercio de Saboya tomando como base a una parte de fuerzas veteranas procedentes del Tercio de Lombardía para contribuir a la defensa del Ducado del mismo nombre, que había sido invadido por las tropas del Rey de Francia.
Tras la paz obtenida y la retirada de las fuerzas de Francisco I de Francia, permanecerá como guarnición en dicha zona que le aportará su nombre e identidad en el futuro. Adopta por patrona a la Virgen del Rosario, bajo cuya protección irá obteniendo los más destacados triunfos. 
A partir de ese momento, en su primera gran campaña, en 1554, y a las órdenes del Maestre de Campo Don Álvaro de Sande, lucha en el Piamonte, invade la Champagne y llega a 18 leguas de París.
Combatiría también en Flandes y se distingue en batallas decisivas como las de Neuburgo y Norfinga, donde captura dos banderas enemigas, o en el gran e importante sitio de Metz. 
En 1557 tiene un papel destacado en la memorable victoria de San Quintín, en cuyo recuerdo fue construido el Monasterio de El Escorial. 
El prestigio del Tercio de Saboya es tanto que Felipe II, en 1559, tras la paz de Chateau Cambresis, lo designa para que lo escolte en su regreso a España. Una vez allí, pasará unos meses en Badajoz con motivo de la escolta y esponsales entre el rey e Isabel de Portugal.
Al poco tiempo será disuelto, desapareciendo por casi treinta años del catálogo de Tercios españoles. Organizado de nuevo en 1591, el Tercio, tras diversos avatares en África, vuelve a Italia y combate de nuevo en el Ducado de Saboya, el Piamonte y Lombardía, ondeando sus banderas victoriosas en Antives, Niza, Briguerac...
Finalmente, en los últimos años del siglo XVI, el Tercio de Saboya asiste a todas las operaciones que se desarrollan en el Norte de Italia bajo el mando del gobernador de Lombardía, Juan de Velasco, contribuyendo de forma decisiva a la victoria obtenida por la Monarquía Hispánica sobre las fuerzas del rey de Francia y que traen una larga paz a dicha región.
Ya en el siglo XVII, entre los años 1610 y 1614 permanece embarcado, casi constantemente, vigilando las costas del Mediterráneo de la amenaza de los piratas berberiscos, pasando otra vez en este último año a combatir en la Lombardía, el Piamonte y el Milanesado
Su heroísmo se pone de manifiesto en cuantas operaciones participa desde 1624 a 1665: Bastagno, Río Versa, Bercelli, S. Germán, Lucedio, Crevecoeur, Cassal de Monferrato, Fiasquerol, Tesino, Turín, Puente Saluces, Asti, Conti, Villafranca, Tortona, Río Tanaro, la Verrua, Alejandría de Palla, Mariñano... son nombres unidos a la historia de este Tercio, destacando especialmente en la Batalla de Tornavento (1636), a orillas del Río Tesino, donde evita de forma decisiva la toma de todo el Norte de Italia por las tropas de Rey Luis XIII de Francia.
El 19 de abril de 1641, en Bastagno, el Tercio de Saboya avanza impávido y soporta el fuego de las baterías francesas para sostener las alas de la caballería española; una manga de arcabuceros, que mandaba el capitán Miguel de Taraval, se tendió en uno de los sitios más abordados por las embestidas del enemigo; sufrió cuantiosas bajas pero se mantuvo inmóvil hasta que los franceses pronunciaron su movimiento retrógado. 
En 1668, asegurado el Milanesado, pasa por un tiempo al Ejército de Flandes acantonándose en Aix-la-Chapelle, regresando al poco tiempo a la Lombardía. 
En 1691 comienza nuevamente la guerra en el Milanesado: Batallas de Coní, donde captura tres banderas al enemigo; Sitio de Carmañolas, rendición de Saluces, invasión del Delfinado y combates de Embrun, Gap, Pifierol, Marsella... asegurando de nuevo el Estado de Milán para España y entrando así en el siguiente siglo.

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