Si algo bonito tiene la vasta mayoría de los idiomas del mundo es que no han surgido de abstracciones puras de la mente humana, sino que beben en gran parte de la tierra que los alumbró. Además, el lenguaje es una herramienta en constante cambio y ebullición, por lo que no deja de adoptar nuevas expresiones y desterrar otras que cayeron en desuso.

El español es el segundo idioma del mundo con más hablantes como lengua materna, y ya está cada vez más cerca de llegar a los 500 millones de personas. Por la importante historia de España, nuestra lengua se extendió y continúa hablándose en el los cinco continentes. Esto hace que existan muchos acentos y particularidades dependiendo del lugar del mundo donde nos encontremos.

Hay otros idiomas en los que esto no sucede, ya que nunca se llegaron a difundir más allá de un territorio muy acotado, como puede ser el belga, el turco o el sueco, entre otros. Las referencias a lugares geográficos concretos en estas lenguas, entonces, son más fáciles de comprender por la mayoría de sus hablantes.

Lo que sucede con el español, sin embargo, es que contamos con una gran cantidad de expresiones o frases hechas basadas en pueblos, ciudades o zonas específicas. Una persona de Colombia sería incapaz de comprender a qué nos referimos cuando decimos que algo está “entre Pinto y Valdemoro”, por razones obvias. La expresión de la que hablaremos hoy va en esta línea.

'Irse por los cerros de Úbeda': Dónde están y por qué se utiliza esta expresión

Tenemos en España una expresión única de nuestro país que desde hace siglos forma parte de nuestro lenguaje coloquial. Nos referimos a "irse por los cerros de Úbeda", una locución idiomática utilizada para referirse a una persona que se desvía del tema principal de conversación o que responde con evasivas sin dar una contestación clara y directa.

También se emplea cuando alguien comienza a hablar de temas irrelevantes en lugar de centrarse en el asunto principal que se está tratando. Los famosos cerros de Úbeda se encuentran en la provincia de Jaén (Andalucía). La ciudad de Úbeda tiene una gran relevancia, tanto histórica como cultura, y es conocida mayormente por su conjunto de arquitectura renacentista, que la ha convertido en Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Estos cerros que rodean la ciudad forman parte del paisaje típico de Jaén, caracterizado por montañas, colinas y extensos campos de olivos. Desde su altura, ofrecen vistas panorámicas espectaculares del valle del Guadalquivir y la Sierra de Cazorla, y han sido testigos de numerosos episodios históricos a lo largo de los siglos.

El origen de la expresión “irse por los cerros de Úbeda” se remonta a muchos años atrás, a la época de la Reconquista, más concretamente al siglo XIII. En 1233, durante el reinado de Fernando III de Castilla, sus tropas se preparaban para la toma de la ciudad de Úbeda, que en ese entonces estaba en manos de los musulmanes.

Según cuenta la tradición, uno de los capitanes del ejército cristiano, antes de la batalla, desapareció misteriosamente. Cuando la ciudad fue conquistada y el rey le pidió explicaciones sobre su ausencia, el caballero respondió con vaguedades y excusas, sin aclarar realmente dónde había estado. Para evitar reconocer su cobardía o su escapada, utilizó un lenguaje impreciso y ambiguo.

Esto llevó a la creación de la expresión "irse por los cerros de Úbeda", en referencia a la huida sin justificación clara de este capitán. A partir del episodio, la frase comenzó a utilizarse para describir a aquellas personas que, en lugar de responder de manera directa o afrontar una situación, se desvían del tema y empiezan a hablar de otras cosas sin relación alguna.