Jo Nesbø: «Hay que leer atentamente porque el escritor tratará de manipularte»
Creada:
Última actualización:
Hablar de Jo Nesbø es hacer referencia a una de las mejores cosas que le han pasado a la novela negra. Con su nueva novela, «El leopardo» (publicada en castellano por Roja & Negra y en catalán por Proa), vuelve a demostrar su talento narrativo con una historia protagonizada por su antihéroe policiaco, Harry Hole.
– ¿Qué queda del Jo Nesbø que empezó como agente de bolsa para dar el salto a la literatura de ficción?
– Creo que ese Jo Nesbø todavía está ahí. Hay que entender que yo era un corredor de bolda tremendo, terrible. Normalmente si eres un bróker tienes que ser una persona muy sociable, que se acuerde del cumpleaños de su mujer y que se la lleva a cenar. Sin embargo, yo era el tipo de bróker que trabajaba con opciones y futuros, instrumentos matemáticamente complejos. Era ese experto que nunca se llevaba a cenar a sus clientes. Solamente hablaba del valor teórico de una opción y eso implicaba que la mayoría fuera también expertos y que no estuvieran casados. Estaba muy lejos del típico bróker de Wall Street, pero le soprendería saber cuántos millones de euros tenían esos expertos que trabajaban para bancos y compañías de seguros.
–La novela empieza de una manera fulgurante, con un estilo casi propio de Hitchcock para atrapar al lector. También emplea escenas violentas, pero muy realistas, que ya son toda una marca en su narrativa.
–Escribo en la tradición de los autores americanos más que en la de los nórdicos. Siempre me han gustado, pero lo que me fascina más son los cuentacuentos, los grandes contadores de historias, mucho más que los autores tradicionales. Por ejemplo, nombres como Mark Twain, John Irving, Frank Miller o Ernest Hemingway siempre tienen esa escena que abre en la que emplean todos los ardides para atraparte. Antes le decía que soy un pésimo vendedor en bolsa, pero ésta sí es una manera de vender una historia que es muy efectiva y me encanta emplearla. Crecí con familiares que usaban esta técnica para contarte cuentos. Es una manera de prometerte una buena historia y decirte que lo que te van a contar no es necesariamente lo obvio. Por ejemplo, en mi novela «Némesis» hay una primera escena en la que crees que Harry Hole está sentado en un banco, que lo atracan, y no entiendes por qué no hace nada para evitarlo. Pero acabas entendiendo que no está en el banco sino que lo ve por vídeo. La escena sirve para demostrar que hay que leer atentamente porque el escritor tratará de manipularte.
– ¿Ha sido «El leopardo» su obra más difícil de escribir? Se lo pregunto porque usted lo intentó hasta dos veces, desechando un primer texto.
–Bueno, lo que hice en realidad es que antes de este libro escribí una novela entera. No estaba contento con el resultado y la borré. Conservé algunas partes pequeñas que fueron los cimientos de «El leopardo».
– ¿Entre esos fragmentos salvados estaba la manzana de Leopoldo, el arma de tortura de la novela?
–No estaba en la primera novela y aparece directamente en «El leopardo». ¿Cómo surgió? De pequeño, iba a visitar a mi abuela con mi hermano y ella tenía en el jardín diversos árboles. Nos advertía de que no cogiéramos manzanas, pero eso no quería decir que no las pudiéramos comer. Así que nos subíamos a las ramas y tratábamos de comer las manzanas sin cogerlas. Al final del verano, las frutas quedaban en el árbol medio mordidas. Una vez mi hermano me retó a meterme una entera en la boca, cosa que hice, pero no conseguía quitármela. Así que pensé que si seguía en el árbol durante dos semanas, la manzana crecería en mi boca, que me explotaría la cabeza. De ese recuerdo dulce de mi infancia vino el instrumento de tortura.
–Parece una metáfora bíblica.
–Es esa idea de que lo que te puede matar a veces viene de dentro. Eso ya es una metáfora en sí mismo. Con los aliens pasa lo mismo porque es algo que tragas y te revienta el pecho. Lo que te mata está en ti.
–¿Cómo encontramos a Harry Hole en «El leopardo» después de haberlo pasado tan mal en el último caso?
–La historia de Harry es la de un individuo que va cayendo a pedazos tanto física como mentalmente. Con Harry tienes la idea de que el universo siempre vuelte a su statu quo. Aunque, en su caso, cuando a él lo hieren en una novela, arrastrará esa lesión a lo largo del tiempo. Así que toda la serie es como una tragedia del ser humano, de que vamos mueriendo poco a poco, aunque hay algunos que fallecen más rápido, como pasa con él. Lo único que puedo prometer a mis lectores es que hay atisbos de esperanza y de buenos momentos, pero Harry Hole no tendrá una vida eterna como persona y como personaje de ficción.
–¿Eso quiere decir que no descarta su muerte?
– Como mínimo puedo prometer dos novelas más que se han publicado ya en Noruega después de «El leopardo».
–¿No está en la tradición nórdica jubilar a los policías?
– (Risas) Harry no se jubilará pacíficamente.
–¿Qué tiene Hole de Jo Nesbø?
– Cuando empecé a trabajar en las novelas no tenía ni idea de que iba a utilizar tantas cosas mías en ese personaje. Tampoco era consciente de que lo iba haciendo. Pero fue al cabo de unos cuantos libros y cuando me preguntaban por esa obra anterior cuando me di cuenta de que escribía sobre cosas que pasaban en mi propia vida. No digo que Harry sea mi álter ego, pero lo he empleado como una parte de mí. Es inevitable, porque al escribir sobre un personaje durante tanto tiempo acabas compartiendo ciertos valores básicos como el del sentido del humor, además, nos gustan la misma música y novelas. Cada escritor escribe sobre sí mismo y es cierto.