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«Kim Jong Un es un avatar del régimen norcoreano»

El novelista surcoreano Hwang Sok Yong fue detenido por viajar a Pyongyang y ahora asesora al Gobierno de Seúl en las negociaciones de paz, sobre las que se muestra optimista. «Una guerra con Corea del Norte destruiría toda la península», vaticina
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El novelista surcoreano Hwang Sok Yong fue detenido por viajar a Pyongyang y ahora asesora al Gobierno de Seúl en las negociaciones de paz, sobre las que se muestra optimista. «Una guerra con Corea del Norte destruiría toda la península», vaticina.
Tiene un punto de vista sobre la crisis norcoreana que resulta llamativo en Occidente. Relativiza el programa nuclear de Kim Jong Un y confía en que la paz llegará a la Península más pronto que tarde. Hwang Sok Yong, que además de ser uno de los novelistas surcoreanos más relevantes también asesora al Gobierno de su país en busca de la paz con Pyongyang, visitó recientemente Madrid para presentar su nuevo libro, «Todas las cosas de nuestra vida» (Alianza), en el que Hwang relata el drama aquellos compatriotas suyos que quedaron al margen de la modernización del país. La escasez de los años 80 que según él todavía no ha desaparecido. Una carencia que, precisamente, al otro lado de la frontera sigue muy presente. «Durante los 10 años en los que Corea del Norte estuvieron más aislados murieron más de tres millones de personas por falta de alimentos. Mientras, en el sur, se generó en ese mismo tiempo más de un billón de euros en desperdicios alimenticios. Esto no puede volver a ocurrir», denuncia el escritor que, incluso, estuvo preso por viajar a Corea del Norte.
–¿Cómo se ha llegado a esta situación de tensión sin precedentes? ¿Existe una salida o nos encaminamos a una guerra?
–Creo que en gran parte es responsabilidad de la comunidad internacional. Tras la Guerra Fría, en 1990, Corea del Norte y Cuba quedaron aislados. Tras quedar dividida la Península de Corea, ambas partes quisieron integrarse en la ONU y pusieron las siguientes condiciones: que China y Rusia establecieran relaciones diplomáticas con Seúl y EE UU y Japón con Pyongyang. Los dos primeros lo hicieron, pero los dos segundos no. Entonces, Corea del Norte quedó aislada y comenzó a utilizar como método de supervivencia el desarrollo de armas nucleares. Hasta ahora, los dos gobiernos han intentando establecer dialogo y debate para conseguir la reunificación. Por su parte, EE UU había mostrado hasta ahora una estrategia más paciente, centrando su atención en Oriente Medio mientras Pyongyang aprovechaba para desarrollar su programa nuclear.
–Sorprende su visión «buenista» sobre las intenciones de Kim Jong Un, más aún teniendo en cuenta que los surcoreanos serían los más perjudicados en caso de una guerra...
–No es buenista, sino que mi punto de vista es no caer en la propaganda de uno u otro lado. Es cierto que Corea del Norte tiene misiles, pero la Península coreana es muy pequeña y si Pyongyang lanza misiles contra el sur también se verían afectados ellos mismos. La cuestión no es solo quién tiene y quien no tiene armas nucleares. No nos dejemos engañar por el juego político, lo que hay que establecer es una vía para la paz. Y ojo, no olvidemos que Estados Unidos también tiene fuerzas navales y aéreas en la zona, en Okinawa y Guam. Con todo lo que tienen allí podrían destruir todo el noreste asiático, es más, con un solo misil podrían acabar con toda la península.
–¿El impulso del presidente surcoreano, Moon Jae In, a las negociaciones de paz van por buen camino?
–Más de la mitad de la población está de acuerdo con el presidente, tiene una tasa de aprobación del 70%. El diálogo entre el sur y el norte es lo primero, después pueden sumarse el resto de países al diálogo.
–Usted habla de la reunificación de la península, pero ¿cómo una dictadura comunista va a encajar en un sistema neoliberal como el surcoreano? Es complicado que Kim vaya a aceptar renunciar a su régimen...
–No debemos buscar símiles con otros casos de reunificación. Por ejemplo, lo que ocurrió en Alemania fue una reunificación por absorción. En el caso de Vietnam, a través de una guerra. Corea no quiere ninguno de estos modelos. Aquíse necesita un periodo de transición muy largo. Fijémonos en el es el complejo industrial de Kaesong. Allí ambas Coreas estuvieron trabajando en armonía durante más de 10 años. Esto puede ser la solución, conseguirlo de nuevo. Pongamos un paréntesis en la reunificación y centrémonos en la paz. Que ambos países sean capaces de convivir y más adelante hablaremos del resto de aspectos.
–¿Cree que tras el acuerdo «Olímpico» entre ambas Coreas Trump rebajará el tono?
–Trump sólo mira por su propio beneficio como hombre de negocios que es y lo único que le importa es Estados Unidos.
–¿Cómo se ve a Kim desde dentro de Corea del Norte? ¿Y desde el Sur? ¿Es la misma imagen de personaje excéntrico que tenemos en Occidente?
–Es cierto que Kim viste tan raro y tiene un punto cómico, pero todo ello es una estrategia. Él lo que más desea es imitar a su abuelo, Kim Il Sung, que fue el fundador del régimen. Además, esta performance es una orden que viene dada por el Partido de los Trabajadores. No es que Kim sea su marioneta, pero sí podría decirse que es un avatar del partido. Tengamos en cuenta que los integrantes del partido son personas bien formadas que han estudiado en Europa y que conocen bien lo que se piensa fuera de ellos. Esto es algo que ha reconocido incluso la CIA.
–Usted ha viajado a Corea del Norte, incluso fue condenado a prisión por haberlo hecho. ¿Cómo son los norcoreanos? ¿Cuál es su actitud respecto a lo que está ocurriendo?
– Es un pueblo con una gran capacidad de resistencia, han sufrido mucho y eso les ha hecho fuertes. Yo les veo como personas muy puras, no saben ni lo que es el dinero.