La pintura, la mejor expresión
Mientras en bienales, ferias e instituciones internacionales el mundo del arte apuesta por soportes como el vídeo, la fotografía, la instalación, o por lenguajes como la performance, el mercado, sin embargo, es implacable y nada dado a aventuras: el mejor nicho en el que invertir sigue siendo la pintura. Los récords alcanzados desde finales de los 80, en subasta, por maestros de la modernidad como Van Gogh, Renoir, Gaughin, Modigliani, Picasso, Pollock o Jasper Johns no dejan lugar a la duda de que, en tiempos de crisis, la pintura siempre sale al rescate. Pero es que, entre los artistas vivos, los pintores vuelven a ser los más cotizados. Dejando aparte un caso como el de Gerhard Richter -referente indiscutible de la pintura de los últimos cincuenta años-, destacan ejemplos como el de Mark Grotjahn, quien, con tan solo 50 años, vende sus pinturas por encima de los 20 millones de dólares; o el de los más jóvenes Wade Guyton y Óscar Murillo, convertidos en la pieza clave de maniobras de especulación que han elevado su cotización a cotas impensables para cualquier artista joven. Cuando el videoarte no ha superado todavía el umbral psicológico del millón de dólares, y la fotografía parece estancada en niveles de años anteriores, el futuro del mercado del arte sigue siendo la pintura -la gran denostada por la crítica y el clasismo institucional.