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Las amantes de José Antonio

Álvaro Sáenz de Heredia. Director: «Es un musical en el que cuento la historia de sus amores». El director recupera la figurade José Antonio en un proyecto polémico en el que quiere liberarlo de cualquier carga política
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¿Primo de Rivera cantando? Pocos podrían imaginar que la figura del fundador de la Falange protagonizara un musical, pero Álvaro Sáenz de Heredia lo tiene todo dispuesto para llevar a escena en 2015 un proyecto sin duda controvertido
Si hubiera que hacer una lista de personajes históricos a los que dedicar un musical aparecerían en ella nombres como Dalí, Shakespeare o Napoleón. De lo que (casi) nadie duda es de que más difícil sería imaginarse a una figura como la de José Antonio Primo de Rivera danzando y cantando encima de las tablas. Sin embargo, Álvaro Sáenz de Heredia está dispuesto a romper el molde y convencido de que su vida da para ello y mucho más. Y cuando la cuenta convence. Tanto es así, que la parte más sentimental del abogado y político español se convertirá en la protagonista de una obra que espera estrenar en el último trimestre de 2015. Nada de asuntos fangosos y conflictivos, «Mi princesa roja» pretende dar luz al mundo personal de José Antonio, el de los amoríos. Eso sí, el impacto que produce el juntar dos conceptos tan dispares como «musical» y «Primo de Rivera» es algo de lo que pocos se salvan:
–Choca porque es una figura que nadie tiene bien ubicada. Se han dicho muchas cosas y muy pocas se acercan a la realidad, tanto en un lado como en el otro. Ahora, que ha pasado un tiempo, ha llegado el momento de contar lo que vivió este joven aristócrata que no tuvo por qué meterse en estos líos políticos y jugarse la vida. Lo hizo por amor a España y por un sentido de justicia social. Porque aquello era un caos, si nos lamentamos de lo que pasa en España entonces era multiplicado por 50, porque además había hambre.
–Dice que no se conoce bien a José Antonio, ¿qué falla?
–A su muerte fue absorbido por los militares e incluso Franco, que nunca había sido falangista, adoptó su ideología. Es más, tenía una opinión de José Antonio que no era la mejor, hablaba de él como «ese muchacho». Se trataba de algo mutuo, porque Primo de Rivera le consideraba un buen militar y punto. Lo que no significa que seas un buen político. Por el lado de la izquierda, desde el Kremlin habían dicho «a este señor hay que cargárselo rápidamente porque es el peligro que tenemos de que se organice en España otro tinglado como en Italia». El oro del Banco de España lo metieron en unos barcos y lo enviaron a Odesa, entonces José Antonio dijo: «Vamos a parar esto que es una locura, vamos a hacer un gobierno de coalición». Y respondieron que ni hablar, que tenían la guerra ganada. En el bando franquista tampoco se fiaban de él, no estaban interesados en que saliera de Alicante y fuera a Salamanca a opinar.
–A todo esto, son familia.
–Sí, es tío segundo mío, primo hermano de mi padre. Su madre y mi abuelo eran hermanos. Joseantoniano, que no falangista, porque la Falange de José Antonio se acabó con él en el 36. Lo que vino después es otra cosa.
–Nos estamos yendo demasiado al lado conflictivo y «Mi princesa roja» no tiene esa intención.
–Yo lo que cuento no es un tema político, es un musical humano, sentimental, en el que cuento la verdadera historia de sus amores con la princesa Bibesco, la esposa del embajador rumano en España. Tuvo sus amores y una relación con él íntima durante mucho tiempo. Ella era una mujer muy moderna, creía en los derechos de las mujeres. Era una intelectual progresista y más bien de izquierdas que, pese a ello, encajaba muy bien con José Antonio. Él también era un aristócrata –marqués de Estella– pero cuando dejas todo eso atrás y sales a la calle a luchar es porque tienes algún ideal, lo cómodo hubiese sido quedarse jugando al polo en Puerta de Hierro.
–Es una figura que levanta ampollas en muchos sitios, ¿está preparado para las críticas que vengan?
–Siempre habrá gente que sin conocer y sin analizar va a disparar porque lo llevan dentro. El tema interesa y la mayoría de los comentarios son positivos a la idea de que se hable de José Antonio con términos objetivos. Ya estoy preparado para contestar a los separatistas catalanes que han escrito con todo el veneno del mundo, les voy a mandar 50 comentarios a la muerte de Primo de Rivera de gente como Dolores Ibárruri, Carrillo y Durruti –que murió el mismo día que José Antonio– en los que se dice que era el hombre que podría haber mediado y con el que la guerra hubiera durado tres meses y no tres años. Cuando antes de ver nada se emite un juicio estás autocensurándote, es algo triste. Va a haber falangistas e izquierdistas a los que no les guste, pero la mayoría descubrirá que tiene sentido. Sorprenderá muchísimo todo, como su amistad con Lorca y Azaña o su enemistad con Queipo de Llano, al que le partió la cara. Lo que me preocupa es que cuando lo vean digan que está muy bien.
–«Mi princesa roja» se centra en su lado más seductor, era algo que no se le daba mal, ¿no?
–Fue muy mujeriego. Pero me centro en su novia formal –Pilar Azlor, duquesa de Luna y descendiente de línea directa de los reyes de Navarra– y la princesa Bibesco. El padre de la primera había tenido problemas con el de José Antonio y entonces le pusieron pegas para ir más allá. Además los títulos nobiliarios de José Antonio no le parecían suficiente para ellos. También tuvo un momento de más amoríos. Era un hombre que salía todas las noches y se le podía ver tanto en La ballena alegre como en Chicote. Así se hizo amigo de Lorca y Dalí. Vivían en Madrid como si fuera una capital de provincia actual, se conocían todos. Pero, sin duda, su amor más fuerte fue el de Elizabeth Asquith, que le escribió un libro muy bonito, «The Romantic», y la única carta que José Antonio guardó fue la de ella. Realmente murió de tristeza unos años después.
–Y lo que es el proyecto en sí, ¿cómo va?
–La verdad es que está prácticamente cerrado. Tenemos a Jesús Cisneros en el papel principal y ya he hecho entrevistas para los demás puestos y está casi todo decidido. El libreto tiene 35 secuencias, como una película, porque yo esta historia no la puedo contar como si fuera «Cinco horas con Mario», existe mucha acción. Hay un personaje mágnifico, La Muerte, encarnado por Teresa Ferrer, que es tan guapa que dan ganas de morirse.
–¿El tema musical lo tenemos controlado?
–Sí, está casi todo listo, sólo faltan dos canciones, que están a punto.
–¿Qué teatros tienen opciones de albergar al José Antonio más cantarín?
–Cuando termine las grabaciones comenzaré con la presentación de la obra a los empresarios, pero no me gustaría estrenar antes de septiembre del año que viene.
–Vamos, que hay posibilidades reales de ver «Mi princesa roja» en la Gran Vía o, lo que es lo mismo, la antigua Avenida de José Antonio.
–Sí claro, mucha gente no sabe que hace 40 años se llamaba así. A él no le gustaba que le llamaran José Antonio, en la intimidad era José. Además, se descubrirán muchas cosas curiosas, como que llevaba gafas y fumaba. El «Cara al sol» no se oye en toda la obra, porque no va por ahí. Pero sí hay un punto de cuando Lorca le trae unos versos de José Martí –un poeta de la Revolución cubana–: «No me pongan en lo oscuro para morir como un traidor. Yo soy bueno y, como bueno, moriré de cara al sol». Son pinceladas que he metido, porque fue así. Contiene muchos datos de los que no se sabe nada.

Primeros pasos

A falta de confirmar a las actrices que darán vida, y voz, a las dos amantes de José Antonio, Sáenz de Heredia tiene todo el proyecto bien encarrilado, como muestra a diario en su página de Facebook (Mi princesa roja, el musical). El papel protagonista lo desempeñará Jesús Cisneros –en la imagen, durante un ensayo con Teresa Ferrer–, actor con una carrera de muchos años en cine («La estanquera de Vallecas»), teatro y televisión. Junto a él, estarán Nacho Brande y Paco Prado, además de la mujer que encarnará a La Muerte: Teresa Ferrer («Marta tiene un marcapasos»). Por otro lado, las composiciones musicales correrán a cargo de Mario Gonsálves, Andrés Sáenz de Heredia y Raúl Fuentes.

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