Las memorias a la fuerza de Prince

Cuando se cumplen tres años de su muerte, Random House anuncia la publicación en otoño de una autobiografía que el cantante comenzó a escribir meses antes de fallecer

Prince era tan extravagante y exhibicionista en sus letras y en su imagen pública como misterioso respecto a su vida privada. Esa combinación entre lo que muestro y sugiero y lo que escondo fue parte esencial de su éxito durante décadas. Lo mismo paraba en seco su carrera sin mayores explicaciones, que jugueteaba con el sexo y la religión en letras escandalosas, cambiaba de nombre o resurgía con un nuevo peinado o un look totalmente distinto. Un camaleón que reflejaba un torbellino de colores al mismo tiempo que opacaba el esqueleto y el alma de un ser inaprehensible.

Hasta que murió el 21 de abril de 2016, hace tres años, no supimos que este tipo de aparente vida sana (comida vegetariana y nada de alcohol) arrastraba una adicción fatal a los opiáceos. Era tan celoso de los secretos de su vida que a muchos sorprendió cuando, apenas dos meses antes de fallecer, anunció que estaba escribiendo sus memorias. Random House, dijo, le había hecho «una oferta que no puedo rechazar». No sabemos cuántos ceros costó acceder a la intimidad del camaleón, pero sí que aquel trabajo quedó demediado por la muerte del artista y con ella se fueron muchos secretos a la tumba.

La casa editorial anuncia ahora que el 29 de octubre lanzará el libro, pero está claro que es más una estrategia comercial de alto voltaje que un material realmente aprovechable. En 2018, la agente de Prince confesó que en su poder obraban solo 50 páginas manuscritas. La idea del cantante era de largo aliento: «Estamos comenzando desde el principio, desde mi primer recuerdo, y esperamos poder llegar hasta la Super Bowl». Su hermano Dan le echaba un cable, y quizás él mismo (o su agente o Dios sabe quién) habrán maquillado ese producto en bruto. Teniendo en cuenta que el libro, titulado «The Beautiful Ones», se complementa con fotos de su álbum personal, letras de canciones, manuscritos de dichas letras (entre ellas, la mítica «Purple Rain») y recortes, está claro que lo que menos abultará en las memorias de Prince serán las propias memorias.

Pero ya se sabe que del artista muerto se aprovecha todo. Tras el fallecimiento de Bowie, el otro «camaleón del rock», surgieron biografías como setas, igual que en el caso de Michael Jackson, del que se pudo aprovechar también material de la gira que preparaba. Junto con el de la nostalgia, el negocio, digamos, necrológico, cotiza al alza. Si, además, añadimos una muerte misteriosa y una vida trufada de secretos...