Las otras memorias de Marilyn Monroe
La actriz ha inspirado y sigue inspirando algunas de las mejores cosas que nos ha dado el arte y la literatura de los últimos cincuentas años. Es algo que va más allá de lo que hizo Andy Warhol.
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La actriz ha inspirado y sigue inspirando algunas de las mejores cosas que nos ha dado el arte y la literatura de los últimos cincuentas años. Es algo que va más allá de lo que hizo Andy Warhol.
Pese a lo breve que fue su paso por el mundo de los vivos, Marilyn Monroe ha inspirado y sigue inspirando algunas de las mejores cosas que nos ha dado el arte y la literatura de los últimos cincuentas años. Es algo que va más allá de lo que hizo Andy Warhol porque la rubia platino por excelencia ha sido retratada por el pincel de Salvador Dalí o Jasper Johns y su vida ha sido convertida en novela o cuento por Joyce Carol Oates y Truman Capote. Siguiendo con esta línea, Tusquets ha tenido la feliz idea de recuperar un libro de Rafael Reig, originalmente publicado en 1992, pero ahora revisado por el escritor. Se trata de «Autobiografía de Marilyn Monroe».
Norma Jeane, como se llamaba realmente, tuvo la desgracia de tener malos biógrafos, como el paranoico Robert Slatzer o el fanático James Haspiel. Pero también ha tenido la suerte de contar con estudioso con rigor, como Donald Spoto. Pero lo que hace Reig no tiene nada que ver con todo esto. Es el escritor quien intenta reconstruir la voz de Marilyn en el momento final de su vida, cuando ha llegado el momento de hacer memoria. La protagonista de «La tentación vive arriba» sí llegó a escribir una autobiografía titulada «My Story», aunque en realidad fue redactada por Ben Hetch, uno de los grandes guionistas del Hollywood dorado. Aquel volumen era una construcción de una imagen basada en hechos reales. Rafael Reig se aproxima mucho más a la realidad, aunque desde la ficción.
A Marilyn no le dio mucho tiempo para pensar en la posteridad. Seguramente hoy estaría espantada de la industria que se ha creado alrededor de su figura. Se siguen pagando barbaridades por objetos que pasaron alguna vez por su vida y su actual heredera –la viuda de su profesor Lee Strasberg– logra jugosos beneficios cada año con todo el «merchandising» que gire en torno a su nombre. Ella, pese a que interpretaba en comedias a mujeres frívolas y descerebradas, incluso quiso codearse con varias de las personalidades literarias de su tiempo. Y lo logró en una línea que va de Karen Blixen a Norman Rosten. A algunos los inspiró y escribieron sobre ella.
Algunos la inspiraron a ella y, tras su muerte, se encontraron notas en las que trataba de ser también escritora. Eran de la misma Marilyn que guardaba, entre otros libros de su biblioteca, un ejemplar de «Poeta en Nueva York».