Lasse Rouhiainen: "Dentro de diez años nuestro propio médico será el móvil"
En su libro «Inteligencia Artificial» advierte de los riesgos y desafíos que vienen y cree que podría haber un ministro androide.
En su libro «Inteligencia Artificial» advierte de los riesgos y desafíos que vienen y cree que podría haber un ministro androide.
Viaja al futuro con su libro «Inteligencia Artificial» (Planeta) donde apunta, entre 101 cosas, que el coach será una profesión en auge y en 50 años los robots podrían aprender cómo funcionan nuestras emociones.
–La Inteligencia Artificial (IA) ¿entraña más riesgos o beneficios?
–No sabría decir cuál de los dos lleva ventaja, pero tenemos que estar preparados para ambas. Los riesgos y desafíos llegan a ambas muy rápido, es algo que no podemos predecir ni tampoco hacer una carrera de cuatro años sobre Inteligencia Artificial.
–¿Qué puestos de trabajo son los que menos riesgo corren?
–Se van a perder muchos trabajos, pero también se van a crear otros. En los países donde más robots se usan es donde menos desempleo hay. Escasean puestos que sepan de Inteligencia Artificial. Lo importante es saber cómo hacer un aprendizaje contínuo de los trabajos que tendremos dentro de 12 años, porque aún no existen. Los robots no lo coparán todo sino que emplearemos la IA para hacer mejor nuestro trabajo. Muchos hoteles y universidades empiezan a emplear chatbots y así los empleados dedicarse a otras cosas más creativas.
–¿El ministro de IA tendría que ser un robot?
– Es súper interesante pregunta. No lo sé... Supongo que si fuera así tendríamos que pensar cómo lo programamos y que los algorítmos funcionen correctamente. Tras las elecciones americanas dijeron que el presidente debería saber de Inteligencia Artificial, pero creo que darle todo el poder es peligroso.
–¿Llegarán a superar el cerebro humano?
–No soy experto en eso, pero diría que puede ser que lleguemos a ese punto, en un futuro muy lejano. Pero muchas de nuestras cualidades como la inteligencia humana y emocional es súper difícil para los robots y es donde podremos enfocarnos y aprender más sobre ello. Siempre tenemos que pensar cómo hacer un uso correcto de los algoritmos porque las empresas americanas los emplean para volvernos adictos.
–¿Cuándo podremos volcar nuestro cerebro en una IA?
–Elon Musk, de Tesla quiere hacer eso, conectar nuestra mente con wikipedia; pero yo no estoy muy a favor de estas cosa porque es peligroso. Tendríamos que tener muy presente la parte ética. No me gusta mucho...
–¿Eso nos haría inmortales?
–No sé. También se trabaja en una tendencia que sea la de hacer copia de nosotros aunque estemos muertos. Eso es un poco malo. Se dice también que puedes ir a una biblioteca y encontrar por ejemplo una copia de Elvis Presley o Jackson, verlo en holograma... No me gusta; para mí es como un mal uso de la ciencia y tendría todo tipo de impactos negativos.
–¿En el ámbito de la medicina podría generar que no necesitáramos médicos?
–Sí, claro... Dentro de unos diez años tendremos a nuestro propio médico que será el móvil. La ropa llevará sensores y cada uno sabrá lo que ha dormido, qué vitaminas necesita... La visión artificial es mucho mejor que un médico y cuando algo me suceda puedo sacar fotografía de ello y el móvil te diría a qué especialista ir. No iríamos tanto al médico genérico sino más al especialista.
–¿Qué margen de error tiene?
–Pues no lo sé, porque habría que hacerlo bien. Son cuestiones éticas que hay que pensar. Han hecho ya una máquina de ética (MIT) donde puedes consultar estas cosas.
–¿El próximo premio Planeta podría ser para un robot?
–No sé si próximo, pero salió una estadística en la que en 2042 ya sabrán hacer best seller. Pero algo de ficción o novelas, creo que es más complicado.
–El modelo «Cortocircuito», aquel robot que con solo una ojeada se lo aprendía todo... ¿Eso sería la IA?
–Eso es más de película. Ahora es más un robot más tonto, y si le pones a jugar al fútbol no sabría nada. Lo bueno de los niños es que pueden hacer un poco de muchas cosas. Estamos lejos de una IA que abarque varios campos.
–¿Nos hará más torpes?
–Depende de cómo eduquemos. Es un gran peligro si seguimos educando a los niños para que solo memoricen, porque eso es trabajo de robots. Necesitamos alumnos que hagan presentaciones, debates, interactúen con los chatbots...
–Y en el ámbito de la seguridad... ¿Estamos seguros?
–Sí y no, porque ahora cuesta desarrollar estos sistemas, y habría que hacerlos a prueba de hackeo.