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La caída a los infiernos de un pedófilo

larazon

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Alexandre Postel (Colombes, 1982) irrumpe en la literatura por la puerta grande, pues su libro ha ganado el Goncourt 2013 a la mejor primera novela y también el Premio Landernau Découvertes. El protagonista de «Un hombre al margen» es Damien North, profesor de filosofía en una universidad de provincias. Un hombre de cuarenta y cinco años, viudo, tímido y retraído que de forma repentina es detenido por poseer en su ordenador imágenes de una red pedófila. El hecho de ser nieto de una figura histórica del mundo de la política muy conocida en Francia no hace sino aumentar el sensacionalismo de los medios de comunicación.
Postel guía al lector en la caída a los infiernos de Damien, consigue que cuestione su inocencia como lo hace el mismo protagonista, ya lo dijo un poeta, «cuando a un hombre le interrogan se siente siempre culpable», y nos hace comprender, no sin cierto escalofrío, que la soledad, la falta de interés por las relaciones sociales convierten a una persona en un peligro en potencia, porque en una sociedad supuestamente abierta y tolerante vivir retirado, ser independiente, hacer mínimamente gala de guardar las distancias para proteger ciertos sentimientos privados, resulta sospechoso.
De modo que una novela que crea intriga desde su inicio con una frase redonda que resume y anticipa el efecto de los hechos en la vida del protagonista se convierte, además, en un alegato bien tramado sobre una sociedad que basa sus juicios en las meras apariencias: Entre lo falso y lo verdadero hay un espacio que es el de la apariencia de lo verdadero. Es el espacio de la impostura, de la seducción, de la opinión, y también de la necedad. La apariencia de lo verdadero se convierte en la pesadilla de la verdad.
La reflexión surge espontánea al acabar la última página: cualquiera de nosotros puede ser condenado por la justicia y la sociedad manejando solo indicios, opiniones, apariencias. Y es muy difícil volver a empezar después de haber sido effacé, como dice el título original en francés, apartado, borrado. En potencia, todos somos Damien North.