Literatura

Literatura

Las zurcidoras Brönte

Deborah Lutz dibuja un retrato íntimo y fascinante de las tres hermanas escritoras a partir de cómo se relacionaban con objetos de su entorno más próximo

Las zurcidoras Brönte
Las zurcidoras Bröntelarazon

cuando murió el padre de las Brontë, que sobrevivió a todos sus hijos, los lectores de Charlotte, Emily y Anne, peregrinaron hasta Haworth y se llevaron como reliquias todo tipo de objetos, muebles, trajes y hasta trozos de la casa. Los mitómanos saben hasta qué punto la vida de sus ídolos ha sobrevivido en sus objetos. Debora Lutz recrea la cotidianeidad de las tres hermanas a través de sus objetos más cercanos, los que tocaron e incluso conservan las huellas, como las manchas de sus dedos en los libros que leían. El lector entra en la casa parroquial donde vivieron y va descubriendo sus costumbres y sus rutinas partiendo de objetos como costureros, bastones o escribanías.

Planchar y escribir

Llama la atención la cantidad de tareas domésticas que llevaban a cabo las autoras que revolucionaron la novela moderna y cómo las compaginaban con sus libros. Por ejemplo, cada vez que Emily posaba la plancha escribía algunas líneas o apuntes de «Cumbres borrascosas» en un trozo de papel que siempre tenía al lado. Y zurcían y cosían mucho porque tenían que esconder las costuras desgastadas de su ropa. A la inveterada idea de que las mujeres debían tener las manos ocupadas en todo momento ellas añadían su pobreza, eran hijas de un austero pastor protestante y además huérfanas de madre desde temprana edad. En los diminutos libros que confeccionaban, cabían en una caja de cerillas, cuentan, con letra tan diminuta que cuesta trabajo leerla, su vida diaria y cómo se llamaban a sí mismas las «pelopatatas» porque ayudaban en la cocina mientras inventaban juegos y rimas.

El bastón es también un elemento interesante para entender a las Brontë. Sus larguísimas caminatas y un bastón llamaban la atención de los habitantes de Haworth, que las consideraban unas jóvenes excéntricas. Esta necesidad de caminar nos sirve para observar el exhaustivo trabajo de la autora: después de ubicar los objetos en el contexto biográfico de las Brönte, explora cómo aparecían elementos similares en sus novelas. En este caso, cómo en «Jane Eyre» una mujer que camina sola puede ser vista con recelo y lo que podía haber en esa actitud de rebelión personal contra las convenciones sociales. Pero aún va más allá y sitúa cada objeto en el contexto de la cultura victoriana. A raíz del bastón que usaba Emily cuando caminaba por los páramos, Lutz investiga la manera en que recurrieron a las ideas de los poetas románticos Wordsworth y Coleridge de caminar en paisajes remotos como parte de la educación estética de los escritores.

En el caso del collar del perro de Emily, vemos, sin embargo, que al contrario de muchos victorianos que amaban pequeñas y dóciles mascotas, ella disfrutaba con las naturalezas feroces, como la de su mastín Keeper. Su conocimiento de la obra de las escritoras enlaza con habilidad fragmentos de sus novelas con sus observaciones. La autora ha construido una biografía fascinante utilizando innumerables fuentes y datos para acercarnos tanto a sus protagonistas que al terminar parece que sentimos en la mano los guijarros de Scarborough que guardó Anne en su costurero.

Sobre la autora

Deborah Lutz es una de las más reputadas especialistas en literatura victoriana (varios libros avalan su trayectoria) y profesora de la Universidad norteamericana de Louisville. Actualmente vive en Nueva York y colabora en diferentes medios de comunicación escritos y radiofónicos

Ideal para...

todos aquellos amantes de los libros de las hermanas Brontë que disfrutarán con esta inmersión en sus vidas, sus obras y su época, escrita de una manera tan minuciosa y documentada que satisface leerla

Puntuación

10