Los Rothschild, una dinastía que vale oro
Aharoni se sumerge, aunque sin garra narrativa, en los orígenes de la todopoderosa familia.
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Aharoni se sumerge, aunque sin garra narrativa, en los orígenes de la todopoderosa familia.
Desde mediados del siglo XVIII hasta la actualidad, la familia Rothschild ha sido sinónimo de riqueza extrema, y hoy siguen siendo una dinastía poderosa, propietaria de bancos y bodegas, si bien al mismo tiempo ha destacado por sus aportaciones desinteresadas a diversas causas caritativas. Su influencia a escala global fue descomunal en el siglo XIX, más si cabe cuando el patriarca, desde Frankfurt, expandió la empresa a través de sus hijos al instalarse en algunas de las más importantes ciudades de Europa y abrir sucursales en Viena, Londres, París y Nápoles.
Ya en 1828, Goethe hablaba de la familia en estos términos: «Sí, mi querido amigo, todo se reduce a esto: con el fin de hacer algo, primero hay que pensar alguna cosa. Pensemos en el gran Dante, y él tenía una civilización de siglos a sus espaldas; la Casa Rothschild es rica y ha requerido mucho más que una generación para lograr tal riqueza. Este tipo de cosas se encuentran mucho más profundo de lo que uno piensa».
Sara Aharoni, con esta su tercera novela, «El amor de la señora Rothschild» (traducción del hebreo de Roser Lluch i Oms y Ayeleth Nirpaz) ha ahondado en los orígenes de cómo ese «pensar alguna cosa» devino un proyecto ambicioso, desde que la joven Gútale, en el gueto amurallado de Frankfurt, queda prendada por Meir Amschel Rothschild y le escucha decir algo revelador. Así, en la página 39, dice éste: «Un pobre no vale más que un muerto, pero el dinero es respetado y tengo la intención de conseguir para nosotros mucho respeto. El respeto es poder, y con ese poder derribaremos las murallas del gueto y saldremos a un mundo libre. Esta será nuestra venganza, la venganza del judío, a cuenta de todas las generaciones». Él mismo la considera una idea descabellada, pero también sabe que las reticencias del padre de ella ante el deseo de prometerse en matrimonio se aligerarían al ver que gana suficiente dinero. De este modo, Arahoni plantea una historia de amor clásica, con una pareja que al comienzo ha de ganarse su independencia, un relato de reivindicación judía y un argumento que, si bien avanza con ritmo lento y sin garra narrativa, conecta con ciertos acontecimientos históricos.
Diario de una enamorada
De hecho, la novela abarca los años 1770-1849, tan vívidos de revoluciones y guerras, y el punto de vista narrativo, de la mujer enamorada en formato diario, puede lastrar en demasía esa mirada al insistir en que sea íntima y personalista. Asuntos como la sensiblera dicha de haberse podido casar en la página 70 y la extrema caballerosidad del marido convierte a la pareja en personajes planos desde lo psicológico. El texto es lineal: ella embarazada y dando a luz, los negocios del esposo en las ferias, el anhelo constante de «ser independiente» pues ellos, por su estatus, no son como el resto de ciudadanos de pleno derecho, y por lo tanto no pueden adquirir tierras, por ejemplo. Y sin embargo, el crecimiento de sus bienes hará que por fin se les respete y hasta venere.
Sobre la autora
Sara Aharoni nació en Israel (1953) y trabajó durante 20 años como maestra y directora escolar. Ha escrito una serie de libros sobre Israel, seis infantiles y tres novelas
ideal para...
conocer cómo se formó una dinastía familiar que, del ostracismo, pasó a convertirse en increíblemente poderosa
un defecto
Lo relativo al amor incondicional de la pareja puede sonar demasiado edulcorado
una virtud
La ambientación relativa a costumbres del Frankfurt de la época está bastante bien lograda
puntuación: 7
«El amor de la señora Rothschild»
Sara Aharoni
LUMEN
560 páginas,
21,90 euros
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