Literatura
Matilde Asensi: «Jesucristo fascina más a los ateos que a los creyentes»
Con todos los lectores que tiene podría montar un país de enamorados del misterio y la historia porque mientras usted lee esta entrevista en varias partes del mundo alguien abre uno de sus libros y se mete de lleno en la trama. Son más de 20 millones de lectores, es decir, una barbaridad en unos tiempos en los que se dice que nadie lee ni tiene tiempo para enfrentarse a una novela.
–¿Por qué ha vuelto el Catón?
–Porque la gente es muy pesada, yo no tenía pensado escribirlo, pero tengo unos lectores que son unos yonquis. Cuando acabé la promoción de mi anterior libro cogí mis redes sociales y me di cuenta de que todo el mundo quería Catón. No daba crédito porque estaba terminado hacía muchísimos años. Ya sé que es el libro más vendido, el más traducido, el que más os ha gustado, todos esos datos los tengo, pero jamás se me pasó por la cabeza hacer una continuación. Todo el mundo me lo preguntaba, pero al volver de Sudamérica, tenía ya el bicho en la cabeza. No puede ser, me voy a meter en un jardín, es un riesgo tremendo, no me conviene hacerlo..., pero tenía una cosa a mi favor: nadie sabía que lo iba a intentar. De manera que si veía que no me salía bien podía dejarlo sin que ocurriera nada. Me vuelvo a leer «El último Catón», que hacía 13 años que no lo hacía, y recupero la voz de Ottavia, empiezo a disfrutar a investigar y a pasármelo bien.
–Al final le ha salido bien.
–Me lo he pasado genial, he aprendido mucho, me he apasionado y luego escribiendo he soltado una carcajada haciéndolo, que es algo que no me ha pasado nunca. Como le he dejado a Ottavia decir todas las barbaridades que ha querido y todas las tonterías que se me pasaban por la cabeza pues me lo he pasado bien.
–¿A los personajes les ha sentado bien el paso del tiempo?
–Son prácticamente los mismos sólo que han pasado por ellos quince años, son más sabios pero es verdad que en este caso he querido poner un poco más de humor. Cuando comencé el libro estábamos en el año 2012, el año en el que ni quebramos ni fuimos rescatados según el Gobierno y entonces recuerdo que hacía firmas de libros donde veía a los libreros con caras fúnebres o directamente llorando. Estaban cerrando, el mundo que yo conocía se desmoronaba literalmente y entonces pensé que hacía falta un poco de humor, lo que pasa es que no pensaba que iba a salir tres años después cuando parece que la cosa ha mejorado un poco.
–Bueno, ahora dicen que vivimos en Suecia...
–Llámalo como quieras, pero va ser que no hemos salido de la crisis y esto no es Suecia, esto es España y tonterías las precisas.
–Pero el humor no lo ha quitado.
–No, a los personajes les he dado rienda suelta porque aunque ellos se mueven con libertad lo hacen dentro de unos parámetros que yo he diseñado previamente. En cierto sentido no tienen nada que decir porque son hijos míos, yo mando sobre ellos, y si no castigados. Aún así, los personajes llegan a lugares por su propia iniciativa sin que yo sepa por qué. Se lo oí a otros escritores y pensé que era una tontería, pero no, hay veces a las que llegas a un sitio y no tienes ni idea de cómo ha sido.
–Ésa es en cierto modo la gracia de esto de escribir, el ponerse a ello, como una viaje a no se sabe dónde. ¿Prefiere la travesía o la llegada?
–Me gusta todo, disfruto mucho con la parte de documentación y aprendiendo cosas superinteresantes. Me lo paso en grande, pero también con el proceso de creación porque cuando estás con la obra es como varios momentos «Eureka» y de repente encaja como una pieza de un puzle. No sé cómo explicarlo, pero es una sensación parecida a un chispazo eléctrico. Luego la escritura, con la que le das cuerpo y sangre a la estructura.
–Con tanto entusiasmo la veo ya escribiendo de nuevo otro Catón.
–No estoy pensando en nada y dame un cuchillo que te lo voy a clavar (risas). Cuando vuelva de la promoción a casa me lo pensaré.
–¿Jesucristo sigue siendo un personaje atractivo e interesante?
–Incluso para los que no tenemos fe lo es, es nuestra educación y nuestro mundo occidental. Jesucristo es más fascinante para los ateos que para los creyentes, porque estos tienen una visión unilateral de Jesús y los no creyentes tenemos mucha más información del personaje histórico, con lo que creo que enriquece mucho más a la persona que fue. Me parece apasionante.
–¿Cuál le interesa más, el Jesús-humano o el Jesús-Dios?
–En el Jesús-Dios no creo, porque no soy creyente, pero el Jesús-humano desde nuestra mentalidad era un rabino itinerante que predicaba por los caminos de Galilea anunciaba un mensaje apocalíptico, él cree que va a llegar el Fin del Mundo. Nunca piensa en montar una Iglesia, todo eso se añade en los siglos II y III, y se ve en los documentos de Qumram, por eso pienso que era un rabino muy estricto aunque predique dentro de la línea compasiva y de amor. Creo que era, espero que esto no ofenda porque hablo de un personaje histórico, pero creo que era bastante fanático, alguien muy convencido de lo que lleva dentro y no muy dado a dialogar.