Muévase, lector
Desde que aquel intrépido mercader veneciano llamado Marco Polo contara sus aventuras por la antigua ruta de la seda, la rica tradición de la literatura viajera se ha consolidado como un auténtico género narrativo. Las experiencias vitales del recorrido, sus trascendentes paisajes y variadas vicisitudes, conforman un relato que acaba siendo un viaje al interior del, a menudo, sedentario lector.
El poeta, narrador y crítico literario Manuel Rico (Madrid, 1952) ha recopilado en «Letras viajeras» sus colaboraciones en el blog de una revista online, «Eco-Viajes.com», reelaborando lecturas y textos en los que viajar es el motivo central de una selecta escritura. Recorremos así, bajo su perspicaz mirada y fina sensibilidad, la estetizada Castilla de Antonio Machado, Unamuno o Azorín; Las Hurdes, bajo el crítico testimonialismo de Antonio Ferres y Armando López Salinas o igualmente los campos de Níjar con Juan Goytisolo; la Segovia lírica de Ridruejo; el monasterio de Veruela, a la sombra de Bécquer; Calaceite, junto a Donoso y el boom latinoamericano; o la Zamora poética de Claudio Rodríguez y la experiencia española de extranjeros como John Dos Passos o el cuentista Andersen. Además de otros paisajes mitográficos como el Café Gijón evocado por Francisco Umbral, o la emblemática Lisboa por la que nos guía Pessoa.
Destaca aquí el tono cercano y humanista que caracteriza a estas variadas rutas literarias, a excepción del Viaje a la Alcarria, de Cela, donde este muestra su peor expresión inmisericorde y desabrida, según Rico, para con los tipos y paisajes que pueblan el libro. Y una curiosa referencia: la pérdida de un inédito viajero de Juan Marsé, con el título de «Viaje al Sur», y encargado por la mítica editorial Ruedo Ibérico. Jugosas anécdotas, sensibles ocurrencias y acertada visión del viaje literario en estas inteligentes páginas de sugestiva lectura.
Jesús FERRER