Pensar en estos tiempos azarosos
«Lasciate ogni speranza, voi ch’entrate!» Estas palabras que, según Dante, recibían al viajero al más allá a la entrada al averno parece que también hoy, en nuestro tardocapitalismo global, conservan cierta vigencia ante la injusticia endémica de la sociedad y la política. Y es que los últimos años, desde 2015 a esta parte, se han caracterizado en nuestra ecúmene globalizada por un cambiante e inestable escenario que hace sumamente difícil predecir hacia dónde se dirige esta humanidad interconectada. Por eso no está de más que, entre la caterva de numerosos análisis periodísticos, macroeconómicos, tecnológicos o politológicos que nos abruman desde diversos medios de comunicación, instituciones ominosas o «think thanks», surja una voz crítica, original e incómoda –como el «grillo parlante» de Collodi– que nos ilumine precisamente desde el ámbito de la filosofía, hoy casi olvidado y desprestigiado muy adrede por los poderes públicos en todo el orbe global.
Al examinar hacia dónde nos dirigimos en esta empresa colectiva humana, que está marcada por las últimas crisis políticas y económicas, destaca la lúcida e irónica inteligencia de un pensador tan inclasificable como es Slavoj Žižek, desde el punto de vista de la teoría y crítica de la cultura, el psicoanálisis lacaniano y la sociología postmarxista de la Escuela de Frankfurt, todo ello pasado por el filtro y el tamiz humorístico y literario de su envidiable prosa ensayística: sus libros nos proporcionan una guía cabal para poder transitar por la sinrazón de nuestros días.
Despotricar y resignarse
Su último ensayo hasta la fecha, originalmente publicado en 2017 y titulado «El coraje de la desesperanza. Crónicas del año en que actuamos peligrosamente», editado en español por Anagrama, surge de la idea un tanto dantesca, como en nuestra cita inicial, de que ante la cambiante situación actual de nuestro mundo de creciente complejidad «líquida» la única actitud que cabe al intelectual es la de despotricar y resignarse, porque «no se puede cambiar nada» (pág.10). Esta idea está en la base de este ensayo de ensayos que gira alrededor de una desesperanza –que no es lo mismo que hablar de desesperación– crítica, de un sombrío pesimismo que retoma lo mejor del pensamiento del siglo (acaba de publicarse también en Anagrama su librito «La vigencia de ''El manifiesto comunista''») para analizar los movimientos y el cambio social que vivimos actualmente: desde la crisis de Grecia en la Eurozona al papel paradójico que desempeña China, el viejo gigante comunista devenido hipercapitalista, o de los Estados Unidos de Trump, ahora erigido en curioso defensor del proteccionismo, conflictos actuales desde la guerra de sexos a la guerra del terror, Žižek se muestra tranquilo pero resulta verdaderamente implacable en su disección de un momento tan apasionante como es éste: «Lo difícil –dice– es combinar el apasionamiento del momento con el acto de pensar» (pág.189). A fe mía que él, desde luego, lo logra.