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CRÍTICA LITERARIA

Los libros de la semana: de la poesía y amores de la Generación Beat al nuevo thriller psicológico de Robyn Harding

Obras de Natalia Gómez Navajas, Carolyn Cassady, Horacio Castellanos Moya y Robyn Harding figuran entre las novedades editoriales

Carolyn Cassady
Carolyn CassadyJerry Aronson

«El testamento de los pasos perdidos», de Natalia Gómez Navajas

Violencia doméstica, espías nazis y silencios que arden

En «El testamento de los pasos perdidos», Natalia Gómez Navajas ahonda en las raíces de la identidad entremezclando suspense y nostalgia

Por Ángeles LÓPEZ

Natalia Gómez Navajas firma una novela de una hondura emocional y literaria rara vez alcanzada en la narrativa contemporánea española. Con una prosa que combina el suspense y la calidez nostálgica de la memoria, traza una historia en la que cada página cava más hondo en las raíces de la identidad, la herencia y el silencio. Conoceremos a Manuela, una abogada que emprende un viaje personal y generacional hacia su pasado familiar. Lo que comienza como una investigación jurídica se convierte en una excavación íntima donde los secretos sepultados por la posguerra, la migración, la violencia doméstica y hasta las sombras del espionaje nazi en el norte de España emergen. Con una hábil mezcla de géneros –thriller, drama íntimo y novela histórica–, Gómez Navajas articula su relato con un pulso narrativo admirable: entre el diario infantil de Palmira y los silencios densos del presente, cada descubrimiento conmueve y revela.

Una autenticidad conmovedora

Las resonancias literarias son tan discretas como potentes. Hay en esta obra ecos de Martín Gaite, en su exploración del linaje femenino roto por la historia; de Almudena Grandes, por su capacidad para entrelazar la intriga con la memoria histórica; y, en las páginas más líricas se percibe incluso la sombra de Ana María Matute, cuando la infancia se convierte en el filtro que transforma la barbarie en relato. No menos importante es la estructura coral, en la que voces vecinales, amigas y enemigos del pasado conforman un mosaico de verdades parciales, nunca absolutas.

La autora escribe con una elegancia sobria que confiere al texto una autenticidad conmovedora. Unas páginas, en definitiva, que suponen un testamento literario y emocional… el legado de las mujeres que callaron, lucharon y sobrevivieron. Un alegato contra el olvido y una celebración del derecho a la verdad. Esta novela es, en fin, un viaje al epicentro de lo que somos. Una obra que resonará en cada lector mucho tiempo.

  • Lo mejor: Una trama que combina suspense, memoria y una voz narrativa inolvidable
  • Lo peor: Giros clave condensados al final restan desarrollo a las tramas secundarias

«Cornamenta», de Horacio Castellanos Moya

La violencia en la historia de Centroamérica, desde dentro

Horacio Castellanos Moya entremezcla el caos vital de su protagonista con el de un país azotado por la violencia en «Cornamenta»

Por Diego GÁNDARA

Pensar en la literatura de Horacio Castellanos Moya (Tegucigalpa, 1957) es hacerlo en la violencia política y en las historias que se viven en sus novelas. Historias de vidas trastocadas por esa violencia que forma parte de la cotidianidad. «Cornamenta», su nuevo trabajo, persigue la estela, en ese sentido, que marcaron los suyos anteriores, y sigue además el periplo de Clemente Aragón, un hombre casado que deja el alcohol y que tiene una buena reputación en la sociedad salvadoreña que está al frente del departamento de publicidad de un canal de televisión y que no puede dejar el vicio de enrollarse con mujeres. Un ejemplo de esto último es la aventura que tiene con Blanca, la esposa de un general y buen amigo suyo. Clemente, Clemen para todos en la novela, sospecha que alguien sabe algo de su relación. Un estado de paranoia que, a lo largo de un fin de semana, irá creciendo a la par que los acontecimientos políticos.

Una prosa afilada de pulso tenso

Todo transcurre en tres días de febrero de 1972, muy agitados por el nombramiento de un nuevo presidente que desata las protestas y una oleada de intrigas y conspiraciones. Clemente preferiría mantenerse al margen, pero los acontecimientos se precipitarán de una manera que acaban arrastrándolo hacia la vorágine y la lujuria de la misma manera en la que el país se encamina hacia el mismo destino. Encima, hay unas llamadas anónimas y el misterioso suicidio de uno de los deportistas de lucha libre que asistía al grupo de Alcohólicos Anónimos que Clemen coordina. «Cornamenta» se trata, en resumen, de una novela perfectamente ejecutada con una estructura bien asentada y un lenguaje vital y libre, pero, también, lleno de esa violencia que constituye el clima de la obra. El caos de un país se despliega con una prosa afilada de pulso tenso y una atmósfera que refleja la complejidad y la violencia de la historia centroamericana y la dificultad de contarla al detalle.

  • Lo mejor: Desafía al lector a enfrentarse a las sombras de la historia y la vida
  • Lo peor: Nada que cuestionarle a esta obra de estilo áspero y de gran honestidad

«Fuera de la carretera», de Carolyn Cassady

Carolyn Cassady: alcohol y poesía entre amores beats

Este es el enésimo testimonio de lo que fue un grupo que cambió el panorama literario norteamericano y que se conoció como Generación Beat

Hace escasas fechas aparecía en Anagrama «La carta de Joan Anderson. El santo grial de la generación beat», de Neal Cassady, quien fue clave para la escritura de «En la carretera» (1957), pues partió de unas cartas que él mandó a Jack Kerouac. Robert Lee, en el prólogo, comentaba esta especie de «teatro epistolar» que recibió el narrador, al que el estilo de su amigo le impactó sobremanera, hasta dar en llamar aquella misiva «el santo grial», lo cual también hizo Allen Ginsberg. El pretexto fue contar un romance que Cassady había mantenido cinco años antes con una chica.Narrando esa peripecia amorosa, Kerouac descubrió una manera más fluida de escritura, amalgama de pensamientos dispersos pero brillantes, e incluso llegó a instalarse en la casa de Cassady para ponerse a escribir inspirado por tamaña carta, en realidad, un relato literario. Pues bien, ahora se publican las memorias de Carolyn Cassady (1923-2013), «Fuera de la carretera» (traducción de Damià Alou), donde habla de cómo conoció a Cassady, Kerouac y Ginsberg en Denver, en 1947, y se instaló en San Francisco un año después, ya como esposa del primero.

Un magnetismo alarmante

Carolyn despliega un notable talento narrativo y va contando sus orígenes familiares, en una pequeña ciudad de Michigan, y su formación (fue retratista y escenógrafa), pero sobre todo habla de Neal, que debía ser una persona de lo más particular: «Tenía una manera cautivadora de mirarme cada vez que pasaba rozándome, pero no decía nada», recuerda Carolyn, que vio en él «un magnetismo alarmante»; entonces, le entregó un poema de amor y ella quedó cautivada por el que sería su marido. En aquel momento, con sólo 21 años (Carolyn tenía tres más), estaba casado con una muchacha de 16 llamada LuAnne. Aun así, lo miraba encandilada en cualquier situación. De esta manera, la escritora presenta escenas en las que integrantes de la Generación Beat comparten viaje o techo y en las que no faltarán el alcohol, la infidelidad y la poesía.

  • Lo mejor: Personajes secundarios como Kesey, Ferlighetti, Snyder o Leary
  • Lo peor: Que necesita un lector interesado en los autores de la generación Beat

«La mujer en el agua», de Robyn Harding

Mujeres sumisas en una de las mejores intrigas del año

La autora Robyn Harding atrapa al lector con este nuevo thriller psicológico en el que nada es lo que parece

Con poca frecuencia aparece una novela tan intrigante y redonda como «La mujer en el agua». El «doméstico noir» tiene la estructura de un rompecabezas. Centrada en la violencia doméstica a una mujer atrapada y en un equívoco, como nada es lo que parece, una densa tela de araña se va tejiendo entre los protagonistas a fuego lento. La garra para atenazar al lector y llevarlo por donde quiere la autora, Robyn Harding, es dar en el busilis de una trama que se modifica en cada capítulo. Esta es la virtud del libro: el intríngulis endiablado que mantiene y que tensa el relato. En esta obra psicológica, uno debe abandonarse al embrollo familiar de los cuatro protagonistas, enzarzados en el juego del ratón y el gato que va modificando la impresión del lector como distintos reflejos en un espejo.

Mundo de traiciones y engaños

Narrada en primera persona por sendas protagonistas, Lee y Hazel, la intriga cambia al hacerlo el punto de vista de las dos mujeres atrapadas por hombres manipuladores. Ambas tienen identidades complejas, mientras que ellos son arquetipos románticos del galán alfa, con una atractiva apariencia que oculta a un perverso seductor. Uno de los puntos originales es que la esposa reclusa, dominada por un amo sádico como el de «Cincuenta sombras de Grey», ha firmado un contrato matrimonial de Intercambio Total de Poder: ser esclava sumisa y obediente de por vida. Pero la autora no se regodea en el maltrato ni abona el placer sadomasoquista del lector.

Las protagonistas son víctimas de sus ambiciones. Sujetos activos de sus infortunios. Ambas sufren por culpa de sus equivocadas elecciones. El clásico dúo a la fuga. Una huye de un mafioso y la otra de la esclavitud aceptada a cambio de una vida regalada. Los cuatro personajes viven enzarzados en un mundo de traiciones y engaños. La autora entreteje la trama de forma ingeniosa y deja colgado al lector ante un precipicio emocional sin descanso. Una de las mejores intrigas del año.

  • Lo mejor: La forma de dejar colgado al lector ante un precipicio emocional sin tregua
  • Lo peor: La existencia de los dos arquetipos románticos del galán alfa