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Entrevista literaria
Lev Grossman: "Es parte de la leyenda artúrica que salgan nuevos significados"
El autor estadounidense revisita la narración de la leyenda bretona y aboga por un reverso de la historia poco explorado

Cuando un escritor tarda diez años en componer, decidir y alumbrar la estructura de una novela -el acto de escribir se parece bastante al de hacer salir algo del organismo- es porque está paralelamente embarcado en su propio viaje, porque en mitad de esa agitación interminable y prolongada de acumulación de palabras y vidas, en la suya están ocurriendo cosas que, a diferencia de los libros, no pueden aparcarse temporalmente en un borrador para luego ser pasadas a limpio porque requieren de la inmediatez del ahora para gestionarse. El padre de Lev Grossman murió cuando el autor estadounidense estaba empezando a escribir "La espada fulgurante".
"Yo tenía un largo viaje por delante para conseguir hacer las paces con él. Al final la de Arturo, es una historia que trata sobre que los hijos perdonan a los padres y los padres perdonan a los hijos. Arturo nunca llega a conocer a su padre. Pero tiene que lidiar con el hecho de que en el pasado fue un monstruo. Él mismo es un buen hombre pero un padre terrible con su propio hijo, Sir Mordred. La tarea de los caballeros que vienen después es encontrar de alguna manera la forma de acabar con ese ciclo, de conseguir la paz entre generaciones", explica en entrevista con este periódico.
Y es ahí precisamente, en el planteamiento fabulado de un escenario regido por la reciente ausencia de Arturo y los movimientos que se producen después como consecuencia de su desaparición, donde entra la aportación novedosa del escritor con un ejercicio de reinvención del mito de lo más estimulante que arranca con la muerte del monarca y todo el compendio de imaginería armónica y trepidante que ocurre por parte de los caballeros de la Tabla Redonda pero sobre todo, de las mujeres. Grossman admite, en un acto de generosidad confesional, haber perdonado a su padre después de terminar el libro, "aunque ya sea demasiado tarde para decírselo".
¿Cómo se enfrenta un escritor a otra narración de la leyenda de Arturo teniendo en cuenta la cantidad de miradas y perspectivas diferentes que ha habido al respecto y confiando además en la seguridad de que lo que iba a ofrecer era algo nuevo?
Durante mucho tiempo pensé que no nos hacía falta otro rey Arturo. Hasta que llegué a los 40 años y me di cuenta de que incluso después de haber pasado mil, seguía habiendo historias que tenían que ser contadas sobre esta figura tan atrayente. Y es parte del misterio de la historia artúrica, que sigan saliendo nuevos significados de ella después de tanto tiempo. T. H. White escribió por ejemplo en «La espada y la piedra» sobre la figura de Arturo cuando era niño y nadie había contado nunca esa historia antes. Era algo totalmente nuevo. Y me di cuenta buceando en esta obra que había más historias como esa, como la de un caballero gay en Camelot, o de uno trans, o la historia de qué es lo que ocurrió realmente tras la muerte de Arturo. Es curioso, porque, si te das cuenta, todas las historias sobre Arturo acaban con su muerte. Y yo quería saber qué le pasó a todos los demás, qué sucedió después.
Estamos asistiendo a una especie de susceptibilidad colectiva hacia los creadores que se toman licencias artísticas con periodos históricos concretos, como ocurre con Ridley Scott, al que le llovieron críticas por permitirse llenar una naumaquia de tiburones. ¿Cree que la decisión de introducir cuestiones contemporáneas en su novela relacionadas con el feminismo o la homosexualidad entrañaba cierto riesgo como autor?
Me gusta que me hagas esta pregunta. Si el rey Arturo algún momento hubiera sido real, habría vivido en el siglo VI. Ahí no había Camelot, ni había justas, ni torneos, ni Santo Grial. Todos esos elementos de la historia que son básicos para comprender su estructura y su desarrollo, que son tan fundamentales para entender su esencia, se le añadieron después y, desde un punto de vista histórico, no tienen sentido, son anacronismos. Hay que tener en cuenta que la de Arturo nunca ha sido una historia histórica, por decirlo de alguna manera. Pero, sin duda, dentro de ese pacto con la ficción de las leyendas y los mitos sí que me he tomado ciertas libertades con el lenguaje en este caso. Quería que los caballeros sintieran de una forma bastante parecida a la nuestra, que pensaran como pensaríamos nosotros si estuviéramos en un contexto de hace siglos. Y como escritor sí que tengo una mala conciencia al respecto de eso (aduce entre risas). Pero, vaya, yo no soy el primero que llega a un compromiso con la libertad a la hora de crear algo de esa naturaleza.
"Seguimos intentando adueñarnos del planeta"
¿El tratamiento de la homosexualidad en el seno de la Tabla Redonda forma parte de estas licencias o de una potencial realidad?
Pues dentro de que la respuesta a esta pregunta entra dentro de lo posible y no de lo seguro, creo casi al cien por cien que por supuesto que hubo relaciones homosexuales entre los caballeros de la Tabla. Por desgracia en la actualidad hay muchos lugares en Estados Unidos donde la gente no puede ser ella misma, donde no puede vivir con libertad su orientación sexual. Hay millones de personas que están pasando por lo que Sir Bedivere (el mariscal del rey) atraviesa en esta novela.
Hay una mixtura religiosa y cultural en la Britania que presenta en la novela bastante gruesa, sustentada por un territorio compartimentado en el que convive gente con ideas y credos diferentes, y esto es algo que se puede extrapolar a la realidad del mundo contemporáneo, tan multicultural y amalgamado. ¿Por qué es tan difícil que distintas creencias puedan coexistir sin violencia?
Sin duda se asemeja mucho a nuestro mundo actual, sobre todo porque la Britania de Arturo está dividida contra sí misma en multitud de formas: paganos y cristianos, britanos y romanos, norte y sur. Pero, aun así, las naciones quieren mantenerse, quieren permanecer aunque por su naturaleza este propósito se convierta en algo complejo. Nada ha cambiado en realidad, pasa lo mismo en Estados Unidos o en Australia, que es donde vivo ahora. Seguimos intentando adueñarnos del planeta y creo que debemos evolucionar y convertirnos en algo distinto, en algo nuevo.
"La razón por la que escribo es porque el mundo no tiene magia"
¿Especializarte en un género tan popular y adictivo como el fantástico te ha empujado en algún momento de inspiración o búsqueda de la misma a sentirte tentado por la posibilidad de creer en la magia?
Me gustaría decir que sí, que la magia existe. La verdad es que la razón por la que escribo es porque el mundo no tiene magia. Me gustaría mucho más ser un mago que un escritor.
Subraya la independencia de personajes femeninos como el de Ginebra. ¿Qué papel quería que jugase esta vez la mujer dentro de la leyenda artúrica?
Cuando muere el rey Arturo la mayor parte de los caballeros están muertos también y son las mujeres las que sobreviven. Quería reflejar ese tipo de fuerza y de poder que ellas tenían. No poseían espadas, sino algo mejor: inteligencia. Cuando se habla de Ginebra, a menudo se la describe como una suerte de peón del ajedrez y yo quería situarla en una merecida posición de poder y resistencia, que fuese la persona más dura de Britania y también la más lista.
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