Raquel Orejudo: «Es muy importante escucharse a uno mismo»
Publica «Las esperanzas», su primera novela, donde reflexiona sobre las relaciones y la importancia de darle valor a nuestra voz interior
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Entre tanto ruido y estímulos, escucharse a uno mismo es de vital importancia. El valor de la voz interior individual es proporcional a la fortaleza de nuestra relación con el entorno, y es por ello que encontrar la valentía de vivir como queramos depende de dónde pongamos el foco. Esta es, a grandes rasgos, la reflexión que propone la escritora Raquel Orejudo en «Las esperanzas» (Círculo rojo), su primera novela. Narra la historia de Laura, quien se muda a Madrid para empezar a trabajar y comienza una vida con Víctor. El paso del tiempo, la relación con quienes la rodean y los acontecimientos a los que se enfrenta van provocando cambios en su vida, descubrimientos que la autora dispone con serenidad e ingenio.
¿Dónde nace esta historia?
La tenía en la cabeza desde hace muchos años. Llevo escribiendo desde que era joven, siempre he leído muchísimo, y nunca había escrito una novela, pero me puse y en cuatro meses la tenía terminada. Es una historia normal y corriente, de una persona normal y corriente y a la que le pasan cosas cotidianas. En nuestras vidas hay momentos que determinan nuestras decisiones, que nos hacen cambiar la visión que tenemos y nos hacen más valientes. La novela empieza con el fallecimiento del padre de Laura, algo que le cambia la mentalidad. Este libro habla de relaciones, de cómo la gente nos ayuda a poner en marcha cosas que tenemos dentro, pero que no nos atrevemos a sacar.
¿Es importante escucharse?
Bastante. Si este libro tuviera una moraleja, que no la tiene, sería que tenemos que escucharnos. A veces, por agradar, por rutina, comodidad o por miedo, te escuchas pero no te atreves a tomar decisiones. Pero las personas que tenemos a nuestro alrededor nos ayudan a eso. Hay gente que se pasa la vida haciendo felices a los demás, pero es importante vivir la vida que quieras vivir tú.
Este es un mundo en que agradar desde la zona de confort es pan de cada día...
Efectivamente. Por eso es una historia muy cotidiana. El otro día recibí un mensaje de un lector que me decía que se había leído el libro y que se había sentido súper identificado con la obra y con la protagonista en muchos aspectos.
Entonces, ¿el libro roza el género de autoayuda?
Juro que no lo he hecho en ningún momento aposta. No he pretendido en ningún momento escribir un libro de autoayuda, sino una novela. Pero la literatura es como las películas, que te hacen pensar y sentir mucho, que te cambian algo, una pizca por dentro.
¿Cómo ha sido la elaboración de los personajes?
Tenía claro que la protagonista iba a ser una mujer joven. Construir los personajes es un proceso, son «trabajadores a tu servicio».
Madrid como ubicación de la trama, ¿es una elección casual o pretendida?
Hay similitudes entre Laura y yo, porque ella viene de una ciudad más pequeña, y yo vengo de Salamanca. Cuando me vine a vivir a Madrid, que es mi segunda ciudad, supe que tiene algo diferente. Es una ciudad en la que puedes vivir una vida más anónima o más cercana, lo eliges tú. Madrid es otro personaje de la novela, porque es un lugar que te pone en conexión con muchísima gente muy distinta, quienes te hacen ver las cosas de otra manera y te impulsan a hacer cosas que en otro sitio no te atreverías.
¿Cuánto hay de Raquel en Laura?
Tenemos algunas cosas en común. La gente que me conoce, como está escrita en primera persona, empiezan a leer y creen que es mi historia. Es verdad que hay muchas cosas mías, no lo escondo. Yo vengo de mi experiencia y de la gente que yo conozco, como cualquier escritor.
¿Esta ópera prima le anima a una segunda?
Ya estoy escribiendo otra. Es como un grifo que se ha abierto. Es curioso que mucha gente que me ha leído me ha preguntado si “Las esperanzas” tendrá continuación. No me lo había planteado, pero me lo dice tanta gente que a lo mejor tengo que pensar en ello.