Camilla Läckberg: “Las mujeres deberíamos estar más enfadadas”
La autora sueca llega a las librerías con el final de la trilogía de Faye en "Sueños de bronce" (Planeta)


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Antes de empezar a escribir y vender 40 millones de ejemplares de sus novelas en todo el mundo, Camilla Läckberg era economista. «Ni en mis mejores sueños podía creer que sucedería lo que me ha pasado. Mi máxima aspiración era poderme quedar en casa trabajando en casa en pijama», decía ayer la escritora, que no se podía imaginar él éxito que logró tras su debut con «La princesa de hielo», con la que inauguró su serie ambientada en Fjällbacka, la región costera donde nació, y de la que lleva publicadas once entregas. La escritora dio vacaciones a su protagonista Patrik, para iniciar una nueva trilogía protagonizada por la fuerte y carismática Faye, un personaje con el que cada vez se siente más identificada y que de momento culmina con la tercera entrega, «Sueños de bronce» (Planeta).
Y es que Faye es, como ella misma admite, un poco incómodo. «Creo que las mujeres deberíamos ser más desagradables, como ella, y estar más enfadadas. Lo digo desde mi propia experiencia. Tratar de combinar ser madre, ser escritora de éxito y empresaria... Pone una presión muy grande sobre las mujeres, porque se supone que tenemos que ser ‘‘supermujeres’’. Además de ser una maravillosa esposa que va en tacones –cosa que yo no hago–, y debemos ser amables, cariñosas, amantes, cuidar de todos... Cogí mucho de ese estrés y presión y lo convertí en Faye», dijo la escritora sueca en un encuentro con la Prensa en la embajada de aquel país. El mundo, así, está regido por dos tipos de normas, unas para las mujeres y otras para los hombres, que no se ven bajo la presión de ser agradables. La constatación de esas reglas diferentes la ha experimentado ella misma cuando, hace diez años, cuando tenía 40, conoció al que es su tercer marido y «el amor de su vida», de 27. «Los tabloides y revistas en Suecia se pasaron dos o tres años escribiendo sobre nosotros y a mi marido le llamaban ‘‘toy boy’’ y cosas peores. Él no paró de recibir comentarios en Instagram, algo que no sucede cuando es a la inversa. Al contrario, cargada con todo el sentido del humor, Läckberg contrapuso lo que le pasa «a los hombres de mi edad: aspiran a tener novias que parecen sacadas de Onlyfans, pero quieren que se comporten como sus madres. Es un contraste perturbador», dijo la escritora entre las risas de la sala, antes de recomendar a todas las presentes que salgan con hombres más jóvenes.
El ginecólogo en un «reality»
Por eso, la creación de este nuevo personaje, algo que no agradó del todo al representante de la escritora ni a sus editores, ávidos de una nueva entrega de Fjällbacka, ha tenido un gran impacto en la vida de la escritora. «Me gustaría mucho parecerme más a ella. De hecho, no son pocas las situaciones del día que me pregunto: ‘‘¿Qué haría Faye?’’. Incluso mis amigas lo hacen», reveló la escritora, que ya es una marca internacional como guionista y productora de cine y televisión, y una celebridad en su país de origen, donde incluso se ha prestado a un «docurreality» sobre su vida en el que las cámaras la han seguido durante siete meses. «Dije que, con que uno de mis cuatro hijos se negase al proyecto, no lo haríamos. Y estaba convencida de que alguno de los mayores, que son personas muy privadas, se opondrían. Pero, para mi sorpresa, dijeron que sí, que podría ser una experiencia familiar interesante. También impuse algunos filtros o barreras de inicio, pero terminé por quitarlas todas y admití cámaras incluso en una visita mía al ginecólogo», dijo la escritora provocando las risas de nuevo. «No se ve nada escandaloso, pero me gustaría sacar un tema del que se habla poco, como es la menopausia. Los médicos ni siquiera están formados suficientemente para ello y te recetan antidepresivos antes que terapias hormonales», dijo la escritora, que estrena el próximo 15 de abril en Netflix «La cúpula de cristal», serie de la que es guionista.
Lackberg celebró el cambio que se ha producido en las historias de crímenes, en las que las mujeres son las autoras más leídas y las protagonistas femeninas son poderosas. "Me encanta, es fantástico. Se ha dado un giro en la novela negra a lo largo de las últimas dos décadas porque muchas más mujeres hemos comenzado a escribir novela negra, que era algo bastante extraño hace unos 20 años, hemos aportado esa perspectiva. Mi personaje Faye claramente prefiere matar a hombres y no a mujeres. Pero es un cambio que celebro cada vez que veo algo en la televisión o en el cine, porque hay tantísimos personajes principales femeninos que son heroínas, que son mujeres fuertes de la CIA o el FBI... Hace 20 años, los personajes femeninos eran o bien personajes secundarios o eran los ingredientes monos o sexys", lamentó la escritora.