Mónica Bardem: "Gibran puede expandirnos el alma en esta época tan tecnológica"
La actriz siempre ha sentido predilección por la obra de este escritor por sus reflexiones sobre el hombre y la vida
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Llevaba casi treinta años sin subirse a un escenario, pero Mónica Bardem ha decidido volver y lo ha hecho con «Aquellas migas de pan», una obra de la multipremiada dramaturga Jennifer Haley, con la que está en el Teatro Infanta Isabel de Madrid hasta el 4 de junio junto a Carmen Ibeas. Bardem recomienda la lectura de «El profeta», de Khalil Gibran.
−¿Desde cuándo le acompaña?
−Desde joven, cuando me explotó en la cabeza y el corazón, tanto me ha acompañado que tengo el libro amarillento y deshojado, lo he leído tantas veces que soñaba con escribirlo a mano e ilustrarlo yo misma, y en la pandemia me dije, ahora o nunca. Así lo hice, lo autoedité y lo regalo a la gente que quiero, es una manera de devolverle parte de todo lo que me ha dado. «El profeta» entró en mi vida después de leer «Siddhartha», de Hesse, que me abrió la puerta a él, y desde entonces me acompaña su filosofía.
−¿Le marcó su trayectoria?
−Sí, porque las cosas que dice sobre la vida son oro en cada palabra, cada verso o pensamiento. Quizá se trate de lecturas cosidas a la época de los descubrimientos adolescentes, cuando tratas de cultivarte, pero también de madurez porque se trata de un manual de vida.
−¿Qué destacaría de él?
−La sensibilidad, la hondura, que son pensamientos trascendentes muy apegados a la tierra, a la observación del mundo, de las estaciones. Soy una mujer muy creyente a mi manera y mi Dios se parece mucho al que destila este libro, el que está en las flores, en las aves, en el campo, en las estaciones, en el ser humano, en la parte luminosa y en la oscura, eso es lo que me gusta de él.
−¿Resulta recomendable para cualquier edad?
−Exactamente, porque es una lectura hermosa, muy humana, y en esta época tan tecnológica a la gente joven puede expandirle el alma, el corazón y el espíritu, y a la madura darle descanso, porque te habla de despedidas, del dolor, de la muerte, de la belleza del amor, del matrimonio, los hijos…Tiene tantas lecturas como veces lo leas, y según la edad, el ánimo o las circunstancias personales, puedes sacar conclusiones distintas.