Sección patrocinada por sección patrocinada
Literatura

José María Marco

Lope de Vega: perfeccionista, maniático y orgulloso de ser español

La compacta biografía sobre el genial autor de Sánchez Jiménez ayuda a colocarlo en el lugar que merece

Óleo atribuido a Eugenio Cajés titulado «Retrato de Lope de Vega (1612-1615)
Óleo atribuido a Eugenio Cajés titulado «Retrato de Lope de Vega (1612-1615)larazon

La compacta biografía sobre el genial autor de Sánchez Jiménez ayuda a colocarlo en el lugar que merece.

Lope de Vega ha dado para muchas biografías. Tiene a su favor una vida amorosa de escándalo, que el descubrimiento de documentos y una correspondencia excepcional han desvelado con detalle. Además, la obra de Lope está saturada de inspiración autobiográfica, lo que ha permitido mezclar y a veces confundirla con la peripecia vital. El mismo Lope fomentó este equívoco cuando relató en unos romances que se hicieron inmediatamente famosos, como en un «reality» de hace cuatro siglos, su aventura con una joven madrileña. Aquello acabó con el poeta en la cárcel. Una y otra vez volvió a este episodio, hasta sublimarlo en el genial diálogo –«acción en prosa», lo llamó– de «La Dorotea». En este terreno minado por los tópicos y las disquisiciones morales (de signo puritano o libertario, igual da) se ha adentrado Antonio Sánchez Jiménez para ofrecernos una nueva biografía del poeta y dramaturgo. Sánchez Jiménez es de los grandes lopistas de la actualidad, con estudios sobre la pintura en Lope y la construcción deliberada del personaje «Lope», además de excelentes ediciones de algunas de sus obras y un estudio sobre la Leyenda Negra que debería ser más conocido, en vista del interés que existe sobre el asunto. Una vida de literatura

Sánchez Jiménez continúa los recientes estudios biográficos de Pedraza, de Arellana y Mata y la muy atractiva de Suzanne Varga. Su erudición, su sentido común y la ausencia de dogmatismos academicistas –además de su más que demostrado amor a Lope y a su obra– le han permitido vadear con soltura el difícil terreno de la lo autobiográfico. Evidentemente, Lope hizo literatura de su vida, pero no toda su poesía ni su teatro la refleja ni la trata por igual. Lo que no quiere decir que Lope, a veces bajo el nombre de Belardo o de Burguillos y otras bajo el suyo propio, no sea un elemento central de su obra.

La biografía de Sánchez Jiménez, de estricto rigor académico, se lee con la fluidez que exige un personaje tan excepcional. Y acaba retratado un hombre bien distinto del que han fijado los estereotipos. Una cosa es la fecundidad asombrosa, y otra la apariencia de improvisación: aquí se ve un Lope obsesionado con el trabajo, de una regularidad y una constancia extraordinaria, perfeccionista hasta lo maniático. Y también sale un Lope, ya esbozado en estudios como los de Juan Manuel Rozas y Antonio Carreño, proclive a la tristeza y a la melancolía, infinitamente complejo y más de una vez atormentado.

El prestigio de Lope de Vega ha decaído en las últimas décadas frente al mito Cervantes. Español orgulloso de serlo, leal –como no podía ser menos– a la Monarquía, católico y siempre enamorado... La excelente biografía que escribe Sánchez Jiménez contribuirá a reponer al genio del teatro y al gran poeta del amor, el mayor de todos los tiempos, en el sitio que le corresponde.