Buscar Iniciar sesión

Marta Robles y Carmen Posadas: «A todos los políticos y a sus asesores les hace falta este manual»

larazon

Creada:

Última actualización:

Acaban de publicar «Usted primero», un libro lleno de humor sobre buenas maneras.
Hace un año, día arriba, día abajo, la gala de los Premios Planeta y el «Debrett’s Etiquette and Modern Manners» –la biblia británica de la elegancia y las buenas costumbres– las unieron en un proyecto común: dar forma a un manual de buenas maneras («Usted primero», Espasa). Dicho y hecho. Las dos se pusieron manos a la obra y trescientas y pico jornadas después el libro se estrena en la calle. Carmen Posadas y Marta Robles, imponentes ambas, derrochan saber estar, se ceden la palabra con esmero y sonríen sin despeinarse. De maneras, las mejores.
–Tiene que haber un secreto para escribir un libro a cuatro manos. ¿Cómo se consigue?
–Carmen Posadas: Siendo muy amigas.
–Marta Robles: Y, además, con mucha generosidad. Escribir entre dos es ser generosa la una con la otra. Y para eso, te tienes que querer.
–¿Cómo se lo han repartido?
–M. R.: El libro está dividido en dos partes y cada capítulo, a su vez, en epígrafes. Y cada uno de ellos nos lo hemos jugado a cara o cruz. Cuando una acababa el suyo se lo pasaba a la otra por si quería añadir alguna idea. Realmente no sabes lo que ha escrito cada una.
–Se deben llevar muy bien para llegar a esos acuerdos sin el menor problema.
–C.P.: Otras se hubieran pegado, pero no es nuestro caso. Pensamos lo mismo en un montón de temas.
–M.R.: En todo menos en una cosa que no voy a desvelar. Para eso hay que leer el libro. Es un trabajo totalmente de equipo.
–Filosofía, literatura, cine... están presentes en estas páginas. El esfuerzo no es baladí.
–C.P.: Es un libro complejo que ha requerido bastante documentación, de ahí que hayamos tardado un año, pero nos lo hemos pasado muy bien.
–M.R.: Porque somos la mar de disciplinadas.
–C.P.: No había una que no hiciera los deberes.
–¿Hubo algún capítulo que se atragantase?
–C.P.: Confieso que todo lo que tenía que ver con internet me costó una barbaridad. Soy bastante torpe.
–M.R.: Sí, se resistía en principio, pero después pasó por el aro.
–Imagino que también muy buenos momentos, de risas.
–M.R.: Yo creo que los más divertidos fueron «El perfecto impostor», que podía haber dado él solito para un libro, y «Aprendiendo a decodificar (cómo entender a hombres y mujeres)».
–Alguien podrá pensar que un manual de buenas maneras queda un poco a trasmano...
–C.P.: Los libros de buenas maneras se han tenido por un poco pedantes, como que quien los escribía decía aquello de: «Ahora os vais a enterar». Desde el principio lo hemos hecho con humor. Aunque puedan parecer triviales hay bastantes temas que te facilitan la vida una barbaridad.
–M.R.: La idea ha partido de un concepto de elegancia determinado, como es la guía Debrett. La elegancia es no hacer daño a los demás y conseguir que la convivencia sea lo mejor posible.
–¿Con qué se confunde la elegancia?
–M. R.: Los supuestos elegantes, con ir bien vestido y tener posibles.
–C.P.: Las formas son muy importantes. Sin estética no hay ética. Lo que hacemos de una manera elegante es más generoso. Hoy se han perdido las buenas maneras.
–M.R.: Y te diré qué es egoísta: «Voy a hacer lo que me de la gana». Eso no es así porque vivimos en sociedad y tenemos que compartir.
–Y hay ejemplos claros.
–C.P: Si uno va al Congreso en chancletas está diciendo con su indumentaria que le importa poco o nada lo que ahí suceda.
–No le diremos a quien lo haga que «le acompañamos en el sentimiento», que no se debe decir...
–M. R.: Ni eso, ni dónde está el servicio ni tampoco que aproveche. No me gusta nada.
–C.P.: Si estás en el campo, quizá.
–M.R.: Ni en el campo.
–¿Era necesario nombrar estas reglas no escritas?
–A la gente le echan para atrás la etiqueta y el protocolo, lo mismo que las reglas para relacionarse. Y les hemos dado un giro hablando precisamente de esas «no escritas»: qué temas de conversación proponer, cuáles evitar, etc.
–¿Es un libro para todas las edades?
–Le puede interesar desde a un joven de 20 hasta a una señora de sesenta. Hay claves para todos, que es algo que fallaba en otros manuales .
–¿Tienen buenas maneras nuestros políticos? Piensen en los cuatro principales y díganmelo.
–M.R.: Pero si no hay más que verlos. Tendrían que mirarse el lenguaje no verbal. A sus asesores les importa un bledo no empatizar. Les haría mucha falta este manual, sobre todo para darse cuenta de que su papel no es sólo mirar si la corbata del jefe conjunta con la camisa. Pero si están todo el día atacándose con el «y tú más». Lo necesitan.
–Quedamos en que les haría falta a todos. ¿Y Preysler y Vargas Llosa cumplen con las normas de buenas maneras?
–C.P.: Hay parejas muy besuconas, como Angelina y Brad Pitt, y yo creo que hay que venir besado de casa. No es el caso de Preysler y Vargas Llosa, que no llegan a esos niveles.
–M.R: A mí me gusta cómo aparecen, no creo que molesten a nadie, aunque creo que quizá no eligieran el momento adecuado y tenían que haber actuado sin hacer daño a otras personas. Podrían haber actuado más suavemente.
–La Princesa Leonor y la Infanta Sofía han dado el 12 de octubre una lección de comportamiento.
–C.P.: Están muy bien educadas. Hay madres que dicen en voz alta: «Yo no voy a coartar la libertad de mi hijo» y a los 14 años se han convertido en delincuentes juveniles. Eso no puede ser.
–M.R.: Están bien educadas y con mano firme teniendo en cuenta que son personas de interés público máximo. No debe ser fácil para ellas guardar las formas.
_¿Se puede ser colega de un hijo?
–C.P.: Se tiene que ser padre o madre. Para colegas ya tiene a sus amigos. Cuando mis hijas eran más pequeñas y yo me expresaba así me miraban las otras madres como si fuese una madrastra. El niño necesita un referente y saber que no todo lo puede tener. Que aprenda, cuanto antes, mejor.
–M.R.: Cuando una madre con cierta edad consiente a un niño porque es el pequeño no le está haciendo ningún favor, todo lo contrario.
–No sé por qué me parece que podría haber un segundo manual.
–C.P.: Nunca se sabe. Quizá escribamos un «spin off».