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Entrevista

Michel Gondry: "No sé si la salud mental está de moda, pero sí que la están capitalizando"

El director de "¡Olvídate de mí!" y "La ciencia del sueño" vuelve al largometraje ocho años después con "El libro de las soluciones"

Entrevista al director Michel Gondry
Michel Gondry: "No sé si la salud mental está de moda, pero sí que la están intentando capitalizar"EP / AGENCIAS

Existen pocos directores cuya huella en el cine contemporáneo sea tan obvia y, a la vez, esté tan poco apreciada como la del francés Michel Gondry. El responsable de «¡Olvídate de mí!» (2004), «La ciencia del sueño» (2006) o «Nosotros y yo» (2012), quizá el primero en abrir el melón de la salud mental en el cine desde una perspectiva menos patológica y condescendiente, regresa ahora al largometraje con «El libro de las soluciones». Tras casi una década alejado del cine, rodando la serie «Kidding» con su buen amigo Jim Carrey y firmando proyectos de animación que a veces veían la luz y que, a veces –como confiesa a LA RAZÓN–, solo veía su hija, Gondry vuelve con todo lo que le ha hecho famoso y algo más de idealismo: es decir, la historia de un director de cine tan romántico como neurótico al que las cosas están a punto de empezar a salirle bien.

Y escribimos «a punto» porque su protagonista, un Pierre Niney al que le viene como anillo al dedo el cretino antipático de buen corazón que da sentido a la película, se da a la fuga con una película sin terminar para que no se la «roben» sus productores. Basada, de lejos, en la experiencia de Gondry rodando «La espuma de los días» (2013) su nueva incursión en la autoficción es un arrebato conscientemente imperfecto y por momentos desesperante, que encierra un fondo entregado al carisma. «El libro de las soluciones», como su director, parece conocerse y hasta condonarse, llegado el momento, lo cual podría resultar alienante en manos de cualquier otro maestro que no fuera Gondry. Visualmente ingeniosa y mucho más tierna que el resto de su filmografía, pareciera que este filme le ha servido al director para volver a conectar consigo mismo, para encontrarse de una vez por todas y volver por la senda de la brillantez que le ha convertido en realizador de culto.

"El libro de las soluciones" marca el regreso de Michel Gondry al largometraje ocho años después
"El libro de las soluciones" marca el regreso de Michel Gondry al largometraje ocho años despuésBTEAM

PREGUNTA- ¿Por qué ha estado tanto tiempo alejado de los largometrajes?

RESPUESTA- No tengo una razón concreta, más allá del retraso que nos supuso la pandemia y que ha dejado varios proyectos, no solo el mío, en una especie de limbo respecto a la distribución. Hice una serie, “Kidding”, con Jim Carrey, por ejemplo. Y he hecho muchos dibujos animados, también privados, para mi hija. He ocupado mi tiempo, básicamente, escribiendo esta película… buscando soluciones de algún modo. No sé si eso justifica ocho años, pero me he sentido muy ocupado. Ojalá pudiera hacer una película cada dos años, pero no creo que sea tampoco mi manera de funcionar.

P.- ¿Es este personaje el más cercano a usted mismo de toda su filmografía?

R.- Sí sí, es el más parecido. De lejos, además. El de “La ciencia del sueño” también era yo, pero había muchos detalles que había forzado en favor de la comedia. Aquí soy un poco más sincero.

P. -¿Cómo elige al protagonista entonces? No deja de ser una responsabilidad muy grande…

R. -Sí, pero la dificultad pasaba por encontrar una personalidad con la que fuera fácil trabajar. Alguien que aceptara hacer un poco el ridículo y que no intentara hacer demasiado suyo el personaje. Para ello, Pierre Niney fue perfecto porque no tuvo miedo de ponerse en mis manos, entender lo que yo quería del personaje

P. -¿Le ha pasado, como a su personaje, lo de verse marginalizado por el cine entendido como industria? ¿Ha tenido alguna reunión tan poco agradable como la del principio del filme, donde el productor quiere que sea otro quien termine la película?

R. -Sí, de algún modo sí. Hace diez años, más o menos, me sentía igual que el personaje al principio de la película. Y eso puede tener que ver con mi ausencia durante tanto tiempo en el largometraje, claro. Presentaba guiones y todos los filtros que pasaba el proyecto lo iban haciendo peor. Lo leían en sus laboratorios de guion, o con otros directores, y se alejaban totalmente de la idea que yo quería contar. Prefiero que una historia sea completamente mía, por mala o inocente que sea eso en los tiempos que corren, que aceptar visiones que no tengan nada que ver conmigo. Por momentos, parece que la producción se ha convertido en algo más empresarial que artístico, no hay ningún equilibrio.

P. -¿Se ha sentido, de algún modo, refrendado por los nuevos discursos sobre salud mental en el cine? Usted lleva dos décadas hablando de ello…

R. -Puede ser… Pero creo que tiene que ver más con el avance, tan veloz, que se ha dado en la materia a nivel médico. De hecho, el propio significado de la palabra psicología ha cambiado una barbaridad desde los años sesenta hasta ahora. No sé, pienso en “Repulsión”, por ejemplo, en cómo Polanski refleja la esquizofrenia y en cómo lo haríamos hoy… los tiempos cambian. Sigue siendo un tema extremadamente delicado, eso sí, porque las sensibilidades son distintas y cambian muy rápido. Y luego está el factor industrial de todo esto. Recuerdo, cuando Charlie Kaufman estaba escribiendo “¡Olvidate de mí!” y quiso parar en un momento dado, al ver que se estrenaba la “Memento” de Christopher Nolan. Paró varios años. No sé si la salud mental ahora está de moda, pero sí sé que hay quien se está peleando seguro por capitalizarla.

Pierre Niney ejerce de alter ego de Gondry en "El libro de las soluciones"
Pierre Niney ejerce de alter ego de Gondry en "El libro de las soluciones"BTEAM

P. -Este es, quizá, su personaje más fácil de odiar. ¿Le daba miedo alienar al espectador con un neurótico tan egoísta?

R. -Totalmente. Aunque lo del carisma sea una cosa subjetiva, quería jugar con la idea de que no fuera un personaje con el que sea fácil identificarse. Al mismo tiempo, quería contar una película sobre ser buena persona… solo con el objetivo de ser buena persona. Sin esperar nada a cambio. Y eso lo tenía que contar a través de las tres mujeres que dan forma a su vida en ese momento: su tía, su montadora y su interés amoroso. Las tres le aceptan por su pasión. No porque sea buena persona, buen sobrino o buen jefe, sino porque creen en él. Le perdonan por un sentimiento de pasión compartida. Pero si hablamos de carisma, su forma de ser va a la contra. Nunca forzaría a los espectadores a amar a mi personaje, desconfío de los autores que hacen eso.

P. -¿Es esta una película idealista? ¿Se considera usted un idealista?

R. -No hay manera simple de definirlo, pero sí creo que hay algo aquí de una nostalgia convertida en felicidad. Es como mirar atrás y pensar que nada fue tan horrible. ¿Es eso idealista? Puede ser. Pienso que las películas, tal y como expresa el protagonista, nacen para solucionar un problema. Acuden a una necesidad que el director siente como propia o como necesaria para con los espectadores. Pero aquí nadie cambia, nada es “necesario” para que el mundo siga girando. Mi protagonista sigue siendo un cretino para quien piense que es un cretino. Ahí está mucha de la comedia de la película también, en esas situaciones que si uno no quiere entender desde la empatía, se vuelven ridículas, muy cómicas.