Viva el vinilo, y no le den más vueltas
Este formato ha vuelto para quedarse: Mad Vinyl, una fábrica de vinilos madrileña, produce al día entre 2.600 y 3.000 unidades, y asegura que sus ventas superan a las de los CD
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Dice Adele que no hace música para los ojos, sino para los oídos. Puede parecer evidente, pero esta afirmación cobra valor cuando aparece aquel artista que prefiere conquistar con la superficialidad de la imagen que con la profundidad de las notas. No se trata de señalar estilos –algunos rechazados de manera más injusta que otros–, pues es un trabajo en vano el de poner límites a un mundo tan efímero y arbitrario como el de la música. Lo que debemos extraer de la afirmación de la de «Rolling in the Deep» es, ante todo, que en un mundo caótico, donde el empaquetado atrae más que el producto, la calidad siempre resurge como valor diferencial. Más allá de las resolutivas y, a veces, atosigantes plataformas, pozos sin fondo donde ríos de canciones se entrelazan según algoritmos, prevalece en el placer del verdadero melómano escoger la vía de escucha de mayor calidad. Y por ello los vinilos han vuelto para quedarse. Ya no se compran por una moda de recuperar lo vintage, sino que parece ser consecuencia de la época del «por si acaso»: tras lo sufrido, intentamos disfrutar más de cada instante, por lo que pueda ocurrir mañana.
Y así lo están comprobando desde Mad Vinyl, una fábrica de vinilos que produce al día entre 2.600 y 3.000 unidades. En declaraciones a Ep, el director de la empresa, Eugenio López, afirma que «la gente, para escuchar música en calidad baja, usa cualquier dispositivo, pero el que tiene el vinilo en casa lo escucha con alta calidad». Y es que en los últimos años las ventas de estos formatos han superado a las del CD, algo que, según los expertos, se debe a que los usuarios cada vez prefieren más las experiencias de buena calaña. «Tenemos encargos de grupos que acaban de empezar y quieren su primera tirada en vinilo, y otros que llevan años y que sacan disco nuevo», añade López, a quien le surgió la idea de montar este atrevido proyecto «cuando me enteré que no había fábricas en España. El vinilo ha resurgido con fuerza».