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Carlos Goñi: «Criticamos a los políticos y luego queremos facturas sin IVA»

Carlos Goñi / Músico. El líder de Revólver presentará en Inverfest su último trabajo, «Babilonia», durante un concierto acústico
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El líder de Revólver presentará en Inverfest su último trabajo, «Babilonia», durante un concierto acústico
Lleva casi tres décadas de carrera musical y sigue considerando su aventura como una concesión temporal, no una poltrona donde acomodarse. Carlos Goñi, que es como decir Revólver, publicó «Babilonia», un disco que sonaba a metáfora de España y que contenía un espíritu rabioso que Goñi explica de forma transparente. Terminada la gira, regresa a Madrid para el Festival Inverfest, que ofrece desde el 14 al 31 de enero un buen número de actuaciones que incluyen a Xoel López, Niña Pastori, Izal, Martirio, Luis Eduardo Aute y Ute Lemper. Revólver presenta sus canciones en formato acústico la jornada inaugural.
–¿Cuál es el combustible de este disco?
–Es una buena pregunta. La revolución ocurre cuando los tiempos son duros. Si huele a podrido te puedes esconder debajo de una piedra o decir que no lo soportas. Y en mi caso, cuando canto sobre temas del corazón me escondo pero no en los sociales. Y eso que para mí, el año pasado, cuando estaba escribiendo el disco, fue un año convulso. Me separé después de 22 de relación y eso me sacó de la zona de confort. La gira anterior me abrió los ojos para hacer un álbum que se pueda toca en directo con sólo tres tíos.
–Hay algo de trasfondo social en las canciones y eso es difícil.
–Lo he hecho ya muchas veces. Ha habido otros artistas que se han metido en ese jardín, y que puede que... Quería hacer un disco que no fuera el mensaje de «sois todos unos cabrones y unos chorizos», entre otras cosas porque no creo que eso sea así. No pienso que todos los políticos sean unos mangantes. Porque cuando el carpintero está en su casa criticando al político luego ofrece facturas sin IVA. La diferencia son los ceros a la derecha. El problema es de todos, no sólo de ellos, porque los políticos ni crecen en los árboles ni vienen de Marte. Son de la puerta de al lado. El discurso es diferente, no es «sois vosotros los culpables». Hay que tener cuidado con eso porque el panfleto es muy feo, así que lo mío no es tanto es denuncia social como comentario.
–Estamos en un país irrespirable. ¿Tiene arreglo?
–Eso se lo tienes que preguntar a un taxista.
–¿Es optimista?
–Sí, porque este disco además es de todo menos derrotista. Destila mala leche. Gano menos, mi casa vale menos, pero las ilusiones y los sueños no me los vais a robar. Un músico está tan vivo como vivos están sus proyectos. Sin sueños ni ilusiones estás muerto del todo. Yo mensajes no mando, me atrevo a contar cómo veo la vida. Tiene solución, claro, la que le pongamos nosotros. No sé cuál es, pero no dejes que te aplasten.
–¿Cuáles son sus ambiciones después de tantos años?
–Soy muy poco ambicioso. Deseo lo mejor pero preveo lo peor. Claro, quiero crecer más como persona que como músico, pero no tengo grandes ambiciones excepto... hay una cosa que se me ha permitido y estoy feliz de llevar 25 años llenando la nevera haciendo lo que me dicta el corazón.
–Se lo ha permitido el público.
–Sí, aunque me dieron guantazos. A nivel de ventas he tenido bastantes desastres. Y algunos comentarios de gente que me alegro que no les gusten mis discos.
–¿Entra al trapo?
–Depende de las faltas de respeto. Hay un par de líneas rojas y prefiero montar un pollo antes de que se convierta en viral. Internet provoca que las opiniones sean más importantes que la verdad. En las tertulias se dice «es que lo pone en internet». Y yo hay cosas que no las quiero dejar pasar. Las líneas rojas son que nunca permito que se diga que tengo que ver con cualquier partido político. Mi madre ya me decía que tenía un problema con el poder. No con las ideologías, pero sí con las excluyentes, aunque el poder me provoca urticaria. Siempre que se me han acercado, he salido por piernas.
–¿Le han tentado? ¿Cómo?
–Muy fácil: vino una vez un partido a ofrecerme 15 conciertos en las elecciones gallegas después de los mítines. Y súper bien pagados.
–¿Ah, sí? ¿Y qué hizo?
–Muchas veces me ha pasado. Yo toco para ayuntamientos del color que sean, pero no para partidos del color que sean. Los ayuntamientos los elige la mayoría y yo para siglas no toco. Si la democracia tuviese más solidez gobernaría el que más gente ha votado y si luego para sacar adelante un proyecto de ley las tiene que pasar putas, pues que hablen. Pero de entrada, que gobierne el que más votos tiene.
–Canta sobre su revolución.
–Siempre he creído que una revolución colectiva sin la individual es imposible. Que empiece por ti. Como te dije, ha sido un año extraordinariamente convulso en mi vida. Lo que no se llora no se limpia.
–También tiene versos duros consigo mismo.
–Siempre he sido mi crítico más feroz. Así es como me veo. Me doy mucha caña y me paso muy pocas.
–¿Y por qué le dedica una canción a Madrid, usted, que es criado en Alicante?
–Pues porque siempre he tenido una actitud paleta y provinciana, me sentía así aquí. Ahora que llevo varios meses viviendo en Madrid, me siento en casa. Pero antes no quería ni quedarme a dormir porque me sentía inferior. Era el momento, tengo amor por Madrid. Es maravilloso si cuentas con una puerta de salida. Si me agobia, me voy al sur.

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