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Dos formas de renovar el blues

Mark Lanegan y Duke Garwood giran juntos por España
larazon

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En 2012, Mark Lanegan publicó «Blues Funeral», un atinadísimo trabajo en el que mezclaba el blues americano con los sintetizadores. El disco fue muy celebrado, pero, desde entonces, Lanegan ya ha publicado otros tres. El último en llegar fue «Phantom Radio», que como si fuera otro paso en su experimento, va algo más allá en la dirección de mezclar dos estilos que a Lanegan le gustaban por separado. En el tiempo entre esos álbumes, el músico ha explorado en ambas direcciones. Primero grabó «The Lonely Night» con Moby, un gran nombre de la electrónica, y después, con Duke Garwood (hicieron juntos el disco «Black Pudding»), un músico británico con el que comparte códigos y, aunque parezca increíble, hasta la misma voz aguardentosa.
Una manera de sentir
Lanegan y Garwood giran juntos por España durante la semana que viene, cuando pasarán por Barcelona (10 de marzo), Bilbao (11) y Madrid (12) presentando sus respectivos trabajos, pero seguro que ofreciendo momentos conjuntos para paladares exigentes. Garwood, de hecho, pone guitarras en «Phantom Radio». Para terminar de cerrar el círculo, acaba de editarse «A Thousand Miles Of Midnight», disco en el que artistas como Moby, Greg Dulli, UNKLE, Earth, Soulsavers o Mark Stewart remezclan el álbum de Lanegan. Todo un ejercicio de retroalimentación musical.
«Bueno, yo la verdad es que no pienso tanto en si lo que hago es blues o no. Más bien tengo en la cabeza una emoción. Es algo que siento escuchando a Nick Drake, Joy Division o Echo & The Bunnymen. No es fácil explicarlo, pero si hablamos de ese sentimiento, sí que puedes decir que estoy investigando maneras de alcanzarlo y profundizar en él, pero si hablamos del blues como un género, no es el caso», señala Lanegan. «Pero sí hay un aprendizaje en estos últimos años. Algo importante es que los sintetizadores tienen un rol diferente en las canciones. He aprendido a hacerlos funcionar de una manera más... bonita», explica el músico, que utilizó la aplicación de un teléfono para escribir algunos temas. «Para hacer las maquetas, Funk Box me resultó muy útil, pero que nadie piense que se puede hacer el disco entero con un teléfono. A partir de una idea, que podía venir de esa aplicación o de la guitarra y el piano, construimos las canciones como si fueran una fantasía. De alguna manera las hacía crecer como si las estuviera pintando, pero sí que es cierto que en este trabajo hay más raíces o esqueletos de canción que tienen origen electrónico», explica. El trip-hop ha sido incluso la inspiración para, al menos, uno de los momentos álgidos del álbum: «The Killing Season», coescrita por la violinista Sietse Van Gorkom.

La oscuridad es genética

En la nota de prensa promocional de su compañía, le lanzan un capote a Lanegan: «¡Hey!, Mark no es tan oscuro como parece», escriben. ¿Ah, no? «Bueno, hay gente que piensa que, como tu música es oscura, también tú lo eres. Sin embargo, hay otros que distinguirán una cosa de la otra. Finalmente, habrá quien no piense que ni mi música ni yo seamos oscuros. La realidad es que no es asunto mío lo que otros piensen de mí». No vamos a llevarle la contraria (ni de broma), pero lo que no es opinable es que su voz suena oscura, tanto como después de una noche entera sin parar de fumar. ¿Así es como la ha conseguido, fumando? «No, amigo, ahí hay más misterio. Genética, lo llaman».

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