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Maneras de hacer memoria

Maria Arnal i Marcel Bagés vuelven a agotar las entradas en Madrid, con «45 cerebros y un corazón», su disco de debut, que no es otro álbum de vanguardia y tradición
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Maria Arnal i Marcel Bagés vuelven a agotar las entradas en Madrid, con «45 cerebros y un corazón», su disco de debut, que no es otro álbum de vanguardia y tradición.
Son esas frases que usamos los periodistas como muletillas, o quizá son los mánager y las agencias de comunicación, cualquiera que busca colocar su producto. María Arnal lo advierte cuando trata de explicar las ideas que laten en «45 cerebros y un corazón» (Fina Estampa), el disco de debut que, junto a Marcel Bagès han publicado este año con un notable éxito. «Nosotros preferimos hablar de memoria porque ahí están esas frases golosas de ‘‘vanguardia y tradición’’ con las que se aplican a algunos discos para que quienes lo lean, piensen: ‘‘ah, ya se de qué va esto. Otros que hacen lo mismo’’. Y luego está esa cosa nostálgica de que el pasado y lo antiguo es siempre mejor», dice Arnal, cantante y compositora del dúo, que si bebe de algo, es del futuro. En su trabajo, además de algunas canciones irresistibles como «Tú que vienes a rondarme», hay cantos de trabajo y fandangos, sí, pero también electrónica. Todo en su justa medida lo llevan a San Lorenzo de El Escorial (Auditorio Carlos III) mañana, y al Teatro Lara de Madrid el 8 de noviembre con las entradas agotadas.
Cantes antiguos
«Siempre que nos preguntan por referencias, yo menciono dos, que no son las más evidentes. Una es la rapera británica Kate Tempest, que nos marcó por su actitud y puesta en escena, y sobre todo porque queríamos trabajar con bases electrónicas integradas con la canción popular, que es lo mismo que nos atrajo del productor Arca. Y luego está la referencia con más relación con lo tradicional: las voces de archivos y fonotecas que yo he ido explorando y descubriendo que cantaban muy bien, con esos giros o melismas, frases largas de las que aprendí muchísimo como cantante autodidacta. Yo me formé en casa», explica Arnal, que antes de buscar un profesor de lírico, buceaba en internet para encontrar cantos de trabajo antiguos de toda la Península. «Hay grabaciones maravillosas de las que se aprende mucho y que me formaron como cantante».
En ese sentido, el discurso del dúo no se ata a un sólo género y, aunque tire del hilo de la tradición, no está limitado a un género. «Al trabajo lo une la memoria, pero sobre todo nuestra manera de practicarla, de hacerla útil. Solía trabajar a partir de grabaciones de campo pero haciéndolas mías convirtiéndolas en parte de nosotros como creadores y por lo tanto modificándolas, interviniéndolas», explica la cantante, que sigue una senda de artistas que no tienen miedo a tomar el santo patrimonio de la herencia y sacudirlo, como hace Niño de Elche. Eso conduce a otra parte de memoria también ligada a la tierra, como es «45 cerebros y un corazón», que fue lo que hallaron los investigadores en el monte de La Pedraja al abrir una fosa común de la Guerra Civil. «Eso también es nuestra memoria y nos concierne», explica la cantante. Pero no es lo único: adaptación de Ovidi Montllor y Joan Brossa, y de un poema del valenciano Héctor Arnau, que juega con el amor y la seducción y las normas del capitalismno en «Canción Total», otro de los grandes temas del disco. El dúo, que lleva más de 80 conciertos este año desde la salida del disco tiene por delante un fin de año completo. «Todo esto nos ha dado confianza y nos ha quitado la vergüenza a hacer las cosas en las que creemos. En el directo es donde se ven las carnes», dice Arnal. De cerebro y sobre todo de corazón.

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