¿Por qué el 38,2% de los españoles no lee nunca?
Los datos del nuevo informe indican que las mujeres siguen leyendo más que los hombres, una tendencia que se consolida. Los adolescentes se interesan cada vez menos por la lectura y prefieren invertir su tiempo de ocio en otro tipo de actividades.
Los datos del nuevo informe indican que las mujeres siguen leyendo más que los hombres, una tendencia que se consolida. Los adolescentes se interesan cada vez menos por la lectura y prefieren invertir su tiempo de ocio en otro tipo de actividades.
Por mucho que Susan Sontag intentara hacernos pensar que el corazón se puede educar con los libros, parece que no terminamos de utilizar esa fórmula para conseguirlo. Leemos. Sí. Leemos por ocio, por gusto, por obligación, por necesidad, por costumbre e incluso por aburrimiento. Pero también nos resistimos a hacerlo. Los datos del último Barómetro de Hábitos de Lectura que se ha presentado en la Biblioteca Nacional revelan que un 38,2% de los españoles no lee nunca o casi nunca a pesar de que el número de lectores en tiempo libre haya conseguido ascender ligeramente al 61,8 de la población. A la falta de tiempo que alegan gran parte de los encuestados para justificar esta ausencia de hábito se suma el desabastecimiento que manifiestan algunas bibliotecas municipales de enclaves rurales, la colonización progresiva de las pantallas digitales en el terriorio del papel, la bajada que ha sufrido el consumo de productos culturales en los últimos años o la inexistencia total de interés y el rechazo casi biológico a los libros –un 32,2% reconoce que no lee porque no les gusta o no le interesa– como algunos de los motivos principales por los que abrir un libro cuesta. Convencido de que estos datos no son otra cosa que una base sobre la que trabajar con mayor determinación y atino en el establecimiento de políticas específicas que contribuyan a su mejora, el presidente de la Federación de Gremios de Editores de España, Miguel Barerro, declaraba; «creo que la realización de este estudio sirve para poner el foco en determinadas audiencias o colectivos y para intentar dar una respuesta al por qué de varias preguntas. A pesar de que hay un incremento en los hábitos de lectura de carácter moderado tampoco podemos darnos por satisfechos con estos resultados». Unos resultados que también evidencian el hecho de que la mujer sigue encabezando de forma consecutiva el porcentaje mayoritario del perfil más lector, especialmente en el rango de edad que comprende entre los 25 y los 34 años. Parece que ellas leen más libros y contenido en redes sociales, mientras que ellos prefieren los periódicos, los cómics, los blogs y los foros. Para entender cómo somos, conviene analizar cómo leemos y este barómetro incluye por primera vez un riguroso análisis sobre la percepción de la lectura en donde se observan datos curiosos que contribuyen a entender mucho mejor la estadística por sexos mencionada anteriormente y evidencian la necesidad de repensar los valores que nos mueven y nos introducen en el mundo de las palabras. Al parecer, las mujeres perciben la lectura en mayor medida que los hombres como una actividad «emocionante y estimulante» y algo capaz de hacerte «más feliz», mientras que hay una mayor proporción de hombres que opina que «hay otras actividades de ocio más entretenidas que leer» o directamente que «para tener cultura no hace falta leer libros». Crece el número de lectores frecuentes, las comunidades autónomas mejoran sus índices de lectura con respecto al año pasado, los españoles continúan acudiendo a las librerías para hacer sus compras, los niños leen de manera generalizada, aumenta ligeramente la proporción de compradores de libros y la cantidad comprada y se incrementa el número de lectores que afirma leer en su tiempo libre. Esta suerte de conclusiones equilibra la balanza y proporciona algunos atisbos esperanzadores de buenas costumbres en el diagnóstico cultural de los españoles.
No todo es malo
Tal y como ha destacado el Ministro de Cultura José Guirao, «el balance que hago de los resultados obtenidos es en términos generales positivo. Se están aumentando los hábitos de lectura, los lectores más jóvenes estamos consiguiendo estar un poco por encima de la media europea y eso es algo sintómatico de nuestra sociedad», aseguraba el socialista sin dejar de mostrar relativa preocupación por otros datos obtenidos; «sin embargo, todo esto no debe nublar una realidad existente y preocupante como el hecho de que un 38% de los encuestados no lee absolutamente nada. Queremosa incentivar políticas de promoción de la lectura y centrarnos en esos jóvenes entre 14 y 18 años cuyo interés por los libros se ha reducido considerablemente». Además de las citadas, el ministro ha destacado la intención inminente del Gobierno de incluir dentro de los Presupuestos Generales del Estado una partida de 3 millones y medio de euros destinada al préstamo de libros y al mantenimiento de las bibliotecas municipales, así como la reducción del IVA cultural de los libros electrónicos al 4%. El propósito es claro. Conseguir que la gente lea más y mejor. Y para ello el libro no solo debe utilizarse como la llave necesaria de iniciación cultural, sino como una puerta capaz de acompañar todo el recorrido. La variedad es el elemento que más terreno consigue ganar en un barómetro que categoriza y define los hábitos de lectura para trasladar preguntas y analizar en la medida de lo posible, cómo respiran las palabras. Bibliotecarios, maestros y políticos deben sintonizarse para estimular las inquietudes de los que todavía no se atreven a meterse en el universo literario y conseguir que siga creciendo el número de lectores que ya lo descubrieron.