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Rafael Reig: «Hay que leer en defensa propia»

En «Señales de humo», Premio de Novela Bodegas Solar de Samaniego, el autor pretende contagiar su pasión por los libros.
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En «Señales de humo», Premio de Novela Bodegas Solar de Samaniego, el autor pretende contagiar su pasión por los libros.
Los inmensos depósitos pintados por el muralista australiano Guido van Helten, situados en el espacio Medio Millón, sirven de escenario durante la ceremonia de entrega de la tercera edición del Premio de Novela Bodegas Solar de Samaniego. Un galardón que reconoce el libro «Señales de humo» (Tusquets), de Rafael Reig, obra que retoma el reconocido «Manual de literatura para caníbales», en el que el autor relata las experiencias de Martín, un profesor de instituto que viaja en el tiempo, desde la Edad Media hasta el Barroco. ¿Lo mejor? Ideado por el Grupo Solar de Samaniego, en colaboración con la asociación L Librerías Independientes, el galardón coloca en el lugar que se merece «una novela editada el año anterior que merece la pena ser recuperada, ya que, dada la vorágine de publicaciones, no ha disfrutado del tiempo necesario para ser valorada por el gran público», dice César León, director creativo del Grupo Solar de Samaniego, para quien a los libros les ocurre como a los grandes vinos, necesitan tiempo.
Samaniego en barricas
De ahí, la creación del proyecto Beber entre líneas. Este, además, ha puesto en marcha la recuperación de los espacios arquitectónicos de la bodega, que cuenta con una tienda-librería y una sala de barricas con fábulas de Samaniego proyectadas sobre ellas: «Ya sabes que el ciclo de vida de un libro dura seis meses. La actualidad tiene tantísimo peso, que no permite dejar sitio a algunos títulos, que, es cierto, se merecen una segunda oportunidad. Por eso, me siento muy orgulloso de ser un segundón», señala Reig copa en mano. Él desmenuza la historia de la literatura en dos volúmenes contada en forma de novela. El segundo, titulado «La cadena trófica», está en el horno. Mientras, en este que tenemos entre manos el protagonista recuerda sus clases y viajes en el tiempo, que le permitieron enseñar la asignatura contando lo que había vivido. Porque no se trata de leer la historia, sino de vivirla. Tanto es así, que en una ciudad medieval escucha a una joven cantar jarchas mozárabes, es amigo de Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita, se emborracha con Fernando de Rojas e, incluso, vive con Lope de Vega y sus múltiples amores: «Trascurre a lo largo de la Edad Media, el Renacimiento y el Barroco. Es un libro que trata, sobre todo, de la lectura. De cómo leemos, de por qué leemos y qué hacemos con lo que leemos. Trasmite la pasión por la lectura y, sobre todo, la idea de que hay que leer en defensa propia. Quien no lee, no entiende la realidad. Si queremos no ser tan vulnerables y no estar a merced de los mismos, tenemos que leer más, mejor y con más pasión y entusiasmo», añade Reig, quien recoge los cotilleos de la historia de la literatura.
¿Leemos los españoles? Preguntamos: «Mucho más que hace 50 años, claro. No soy nada catastrofista. No hace tanto había un 25 por ciento de analfabetos en nuestro país. Antes leían mucho cuatro, ahora lo hace el conjunto de la población y es lo importante. Me gusta decir que la cultura no se hace en las cimas, sino en los valles. Yo escribo para contagiar el entusiasmo que yo siento por la lectura a la gente que no sabe lo que se está perdiendo. Es el objetivo de la novela», afirma.
Se trata de una narración apasionada, parcial y subjetiva: «Cada generación tiene la obligación de volver a leer la tradición literaria y ser capaz de reinterpretarla. No podemos leer ‘‘El Quijote’’ como lo hacía el 98, ni a Góngora como lo leía el 27, generación que inventó una tradición en la que recuperaron las coplas populares. Los clásicos son lo que son, porque somos capaces de darles una nueva lectura. Es lo que he intentado hacer cronológicamente, pero con pasión y tomando partido. Escribo mi visión entusiasta, subjetiva, parcial de la historia de la literatura y de cómo yo la he leído en el siglo XX y XXI».