Real Colegio de los Españoles en Bolonia: la diabólica maniobra para apropiarse de una institución única
Una parte del Ministerio de Exteriores sigue presionando para quedarse con esta institución privada que se financia desde el siglo XIV con la fortuna legada por el cardenal Gil Alvárez de Albornoz sin recibir subvenciones
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El cardenal Gil de Albornoz, el 29 de septiembre de 1364, expresa su voluntad testamentaria ante notario apostólico en Ancona: «Mando y ordeno que en la ciudad de Bolonia y en lugar decente, es a saber, cerca del Estudio General, se haga un colegio con aposento conveniente, con huerto, salas y cámaras, y que se construya en él una capilla buena en honor del bienaventurado San Clemente, y que se compren rentas suficientes para sustentar a veinticuatro colegiales y a dos capellanes según en gasto y manera de vivir que yo ordenare, la cual casa o colegio quiero que se llame Casa de los Españoles. Y al sobredicho colegio o casa instituyo por mi universal heredero en todo mi dinero y en toda mi vajilla y en todos mis libros, así de derecho canónico como de derecho civil como de otra cualesquier facultad, y en todos los mis otros bienes que en cualquier manera me son debidos».Así nacía el único de los colegios mayores medievales que pervive hoy en día en Europa continental, una institución extraordinaria: el Real Colegio Mayor de San Clemente de los Españoles de Bolonia. El edificio, finalizado en 1367 y al que ya llegaron a partir de 1368 los primeros colegiales, alberga la biblioteca universitaria más antigua de Italia. En ella se pueden encontrar incunables y códices de enorme valor, joyas que van del Rabano Mauro al Quijote de Ybarra o los volúmenes de la Magna Glosa de Accursio, y que han llegado hasta nuestros días gracias al propio Colegio y sus estudiantes, que los salvaron de los franceses en 1796 junto al Cardenal Mezzofanti, que fue sacerdote del Colegio.
Allí se alojó Antonio de Nebrija, admitido en el Real Colegio el 2 de marzo de 1464, donde llegó para estudiar teología y acabaría engendrando la primera Gramática Castellana. Y también lo hicieron otros personajes ilustres como Juan Ginés de Sepúlveda, Antonio Agustín, el Conde de Romanones, Juan de la Cierva, Leandro Fernández de Moratín o San Pedro de Arbués. El Colegio, que se financia desde el siglo XIV exclusivamente con la fortuna legada por el Cardenal Gil Álvarez de Albornoz y gracias a la buena gestión de su patrimonio inmobiliario, no recibe subvención alguna del Estado. Sin embargo, pese a tratarse de una institución indubitadamente privada, soporta desde hace años un asedio, esta vez no por tropas invasoras sino por parte de grupúsculos del Gobierno español, que pretenden apropiarse de tan prestigioso lugar y de su vastísima fortuna patrimonial y propiedades inmobiliarias.
El conflicto viene de largo. Según sostienen no pocos colegiales con los que hemos hablado, en 2014 y a instancias del exministro franquista Fernando Suárez y el diplomático Javier Elorza, entonces Embajador de España en Roma, se proponen nombrar un rector afín durante un año «a prueba» e impulsar una modificación de los estatutos del Colegio. La idea era llevar el Colegio a la esfera de control y decisión del Ministerio de Exteriores, apropiarse de él y convertirlo en entidad del sector público español. El nombramiento del Profesor Ángel Martínez, catedrático de Derecho mercantil de la Universidad de Jaén causó la protesta de más de un centenar de excolegiales, que denunciaron supuestas irregularidades ante el Presidente de la junta de Patronato del Colegio, haciéndole ver, además, que Fernando Suárez no les representaba ni su voz era la de ellos. D. Iñigo de Arteaga, el entonces Patrono y Presidente de la Fundación, dejó sin efecto ese nombramiento y pidió a los colegiales que le propusieran un nuevo representante. Así, en febrero de 2015, la reunión de junta de Patronato, con presencia del Arzobispo de Toledo y del nuevo representante de colegiales, D. José María Sánchez, atiende las peticiones de los colegiales. Ya en 2017, con presencia notarial y asistencia del representante del Ministerio de Exteriores, se nombra rector al profesor Juan J. Gutiérrez Alonso, de la Universidad de Granada, que desempeña el cargo actualmente.
Desde entonces, la disputa ha sido diabólica. A las demandas civiles, penales, e incluso los intentos de apropiarse de las cuentas bancarias del Colegio, hay que añadir intentos de entrada física por parte del Sr. Martínez, en ejecución de alguna resolución judicial que le era favorable pero que posteriormente resultó inejecutable. El Patrono de sangre, don Iván de Arteaga, Marqués de Armunia y Ariza, se mantiene firme en la defensa del Real Colegio. «Cumplo con mi obligación como Patrono», explica, «de mantener el Colegio tal y como fue deseo de quien, en su testamento, dejó claro que su deseo era legar todo su patrimonio para crear este colegio y dotarlo económicamente. Y que hizo a sus descendientes responsables de cumplirlo. Yo heredé un orgullo y una tradición familiar, y la tremenda ilusión que supone ser Patrono del Colegio». Y lo hace como lo hizo antes su padre, D. Íñigo de Arteaga, en las buenas y en las malas. «Uno tiene que administrar y dirigir», dice, «en circunstancias adversas y en las favorables, defendiendo la institución sobre todas las cosas y ante todo peligro. Pero lo verdaderamente admirable», añade, «es la voluntad en su defensa de los colegiales. Ese es el verdadero patrimonio de esta institución. Ellos defienden la Casa de Albornoz con lealtad desde hace más de 650 años y durante toda su vida. Es muy emocionante.
«Lo que llevamos sufrido es indescriptible», añade su rector, D. Juan J. Gutiérrez Alonso. «Suárez y los suyos no solo maniobraron para convertir una propuesta de contrato por un año a prueba en un real decreto de nombramiento, estos años se han dedicado a ponernos demandas y querellas, han presionado a los estudiantes, en algunos casos con amenazas veladas. Nos han acusado de desvalijar el Colegio, se han querellado contra un simple portero, han intentado desacreditarnos ante profesorado y órganos de gobierno de la Universidad de Bolonia y otras autoridades de la ciudad. Todas estas banderías y malas artes le hacen a uno preguntarse sobre lo insólito que resulta ver a altos funcionarios y autoridades del Estado junto a gente as». Añade que estos episodios recuerdan La conjura de los importantes, de Jean d´Aillon, aunque nada que la historia del Colegio no hubiera conocido en otros momentos históricos.
«Ha habido por nuestra parte muchos intentos de solucionar esto de otra manera», afirma D. Iván de Arteaga. «He estado varias veces en el Ministerio de Exteriores, me he reunido con todos sus secretarios, subsecretarios, embajadores… Pero mi interés es que siga siendo una institución privada y funcionando como marcan sus estatutos. Y ellos, no el Ministerio sino un grupúsculo, quieren cambiar las reglas y decir que es otra cosa con otra titularidad. Hay quien lo que quiere es apropiarse de una institución privada. El colegio no es una institución pública, no recibe ni ha recibido nunca ninguna ayuda del estado español». Y concluye: «Yo lo que quiero es protegerlo. Que siga con su prestigio, con su labor y con su excelencia».
La presión por el control del órgano de gobierno del Real Colegio Mayor de San Clemente de los Españoles de Bolonia es tal que, una vez fallecido D. Íñigo de Arteaga en 2018, el Ministerio pretende desconocer a su hijo y sucesor, D. Iván de Arteaga, como marqués de Armunia y Ariza. Son estos los títulos vinculados al linaje de la Casa de Albornoz, como exigen los estatutos del Colegio, y solo quien los ostente puede y debe ser reconocido como Patrono de sangre de tan ilustre institución. El Gobierno, incluso, llegó a pedir al Consejo de Estado que se pronunciara al respecto, sin que este aclarase tal extremo en ningún momento. Una minuciosa investigación llevada a cabo en el archivo histórico del Real Colegio evidencia que, desde hace siglos, han sido los marqueses de Armunia y Ariza quienes han ejercido su derecho de patronazgo. Los documentos históricos, a los que hemos tenido acceso, algunos de los cuales son los que se reproducen en estas páginas, muestran y evidencian quién y por qué ha ejercido el patronazgo de sangre del Colegio: diferentes personalidades, en diferentes siglos, lo hicieron ostentando siempre el marquesado de Armunia y Ariza.