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Sara Baras: «Bailaría cualquier cosa, hasta un referéndum»

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Me subo a un escenario con Sara Baras y no para bailar, sino para charlar. No es la primera vez que la acompaño sobre las mismas tablas que pisará a las pocas horas con un espectáculo. En este caso se trata de «La Pepa», con el que llevaba dos años y medio de gira por toda España y que ahora ofrecerá a los madrileños en el teatro Compac Gran Vía hasta el 23 de noviembre. A estas alturas queda claro que Sara es capaz de bailar hasta una Carta Magna. Y lo que le echen o le propongan. A veces los encargos oficiales se convierten en gloria bendita. Este de «La Pepa», que lo fue para los fastos de Cádiz 1812, ha acabado siendo una pieza maestra de la gaditana. Desde que lo estrenara en el Teatro Falla de su tierra se ha paseado con él por toda España hasta llegar a Madrid, donde le pondrá punto y final, «pero, aunque acabemos ahora, me ha dado tanto que no lo pienso soltar ¿eh?», asegura Sara. Hablamos de baile, claro. Pero también de las cosas cotidianas. De esas lentejas que sigue cocinando por más que la vida de la fama sea otra. «Ahora más– me comenta–, porque con un niño de 3 años, imagínate». La otra Sara, la que taconea en casa, me cuenta que le gustaría tener más hijos, «aunque después de “La Pepa” voy a París a seguir trabajando y tendría que pararlo todo y ahora estoy en un momento profesional que tampoco deseo perder. No quisiera que se quedara solo, porque para mí, mis hermanos son lo más... ¡Pero al menos tiene a su prima Sarita, que es como su hermana!». Al final las estrellas, por rutilantes que sean, son personas normales. Y Sara tiene que compatibilizar sus grandes producciones como «La Pepa» y «Medusa», del pasado verano, y «Voces», que llevará a la capital francesa, con ser mamá y tener que cuidar a su hijo, ahora a distancia. «Es que ya va al colegio en el Puerto de Santamaría y no puede acompañarnos».
El teléfono y los aplausos paliarán la pena de la ausencia. Y también lo que la gente quiere a Sara Baras. «Me encanta que me lo digas, porque yo lo siento así. Me siento muy querida por el público y por los compañeros...». Tal vez por eso Sara siempre sonríe. Es raro que no lo haga. Y no pienso hablarle de política en estas horas previas al baile, aunque sé que se bailaría hasta un referéndum si hiciera falta. «Pues claro –dice sonriendo–. Bailaría cualquier cosa. Pero no todo se baila igual ¿eh? Hay maneras. Aunque hay que bailarlo todo: si se hiciera más, se verían las cosas de formadistinta». Distinta es ella, supongo, desde que, además de bailar en el escenario, dirige, interpreta, firma la coreografía y hasta la participación en el diseño de luces si se tercia, como ha sido el caso. «Hay quien me quiere ver bailar por derecho, por lo que soy; pero tener la oportunidad de hacer otras cosas, de tener un registro más amplio, es maravilloso. Y lo llevo haciendo desde Mariana Pineda o Juana la Loca». Haciéndolo bien, como todo, le digo yo a esta mujer a la que le bailan hasta las pupilas. «Es que soy muy afortunada. A veces es como “uy, chiquilla, qué pesada’’..., como si todo lo tuviera en su sitio dentro y fuera del baile. En las coreografías y en todo lo profesional hay que tener suerte, pero las oportunidades tienen que pillarte preparada».
Y más siendo empresaria, imagino, con las responsabilidades que eso conlleva y lo difícil que resulta arriesgar dinero en tiempos de crisis: «Quien diga que no nota la crisis miente. Nosotros por supuesto que la notamos.Nos adaptamos un poco a las circunstancias, pero ese IVA nos ha matado y ahí estamos intentando salir a flote. Yo soy de las que menos se puede quejar porque el público responde y porque, por ejemplo, “La Pepa” ha hecho una gira en la que hemos pasado de las 200 funciones. Pero la compañía ya tiene 17 años y mantenerla con su cuerpo de baile, sus técnicos, su producción y su oficina es muy difícil. La responsabilidad a veces no te deja vivir tranquila –y eso que yo sólo me ocupo de la parte artística, el resto lo lleva mi hermano–, pero, en general, es maravilloso». Tan maravilloso como para que estando con «La Pepa» ya ande preparando el siguiente espectáculo. «Estreno en el teatro de Les Champs Elysees de París “Voces”, que es una lectura superdistinta a todo lo que hemos estado haciendo tanto en “La Pepa” como en “Medusa’’, que son obras mucho más dramáticas, con un guión a seguir y una historia. “Voces” es un espectáculo tipo concierto en el que vuelvo otra vez al riesgo de la bailaora y a la improvisación del flamenco».
Aquellos que se fueron
Así Sara hará su particular homenaje a los artistas que ya no están y cuya influencia ha sido decisiva. «Morente, Paco de Lucía, Camarón, Antonio Gades, Moraíto..., se han ido superjóvenes y han sido importantísimos no sólo por su arte y su talento, sino también por esas personalidades carismáticas de las que siempre se aprende y que te transmiten el crecer y el intentar disfrutar de las cosas importantes de la vida y, en este caso, del flamenco». A Sara no le toca pedir más suerte ni más gloria, que le sobran, pero si se le pregunta por un sueño, lo tiene claro: «Me gustaría hacer una fundación para investigar el síndrome de Rett, que es una enfermedad que se da en niñas. Después de conocer a Martina (@MiPrincesaRett), que tiene la edad de mi peque, y ver que él va haciendo cosas que ella no puede y cómo luchan sus padres, ya no puedo mirar para otro lado. Pongo mi granito de arena, pero mi ilusión sería poder hacer mucho más ruido».