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Opinión

Talía: justos premios, raras nominaciones

La compañía Kulunka, que ha exportado sus espectáculos a lugares donde tal vez no haya llegado nunca ningún creador teatral español, cautiva a los académicos con ‘Forever’, ganadora en dos de las principales categorías

Cayetana Guillén-Cuervo, presentadora de los Premios Talía
Cayetana Guillén-Cuervo, presentadora de los Premios TalíaRTVE

En tan solo dos ediciones, los Premios Talía se han convertido en uno de los eventos más mediáticos y glamurosos de cuantos hay en España relacionados con las artes escénicas. Antonio Banderas, Josep Carreras, Aitana Sánchez-Gijón, Lola Herrera, María Pagés, Ainhoa Arteta… son solo algunos de los famosos artistas, entre otros muchos, muchísimos, que desfilaron por la alfombra roja antes de que diera comienzo la gala, retransmitida en directo por Radio Televisión Española.

Cayetana Guillén Cuervo, presidenta de la Academia de las Artes Escénicas de España, entidad que creó y que entrega los premios, volvió a ser la encargada de conducir una velada cuyo principal escollo, de cara al espectador, fue otra vez el exceso de galardones, si bien es cierto que no es fácil reducir las categorías en un arte que engloba tantas disciplinas distintas y todas ellas igual de importantes. Nada menos que 28 premios se entregaron a lo largo de la noche, repartidos en las áreas de teatro de texto, teatro musical, teatro lírico, circo y danza.

En lo que concierne a los premios más directamente relacionados con el teatro de texto o musical, que son los que competen a quien firma estas líneas, no hubo tantas sorpresas en los resultados finales como en la lista previa de nominados, singular, cuando menos, en ciertas categorías. Tal vez eso se deba a que los ganadores sí son elegidos por los académicos, pero no así los finalistas, que son seleccionados por unas comisiones cuyos miembros son escogidos por los mandamases de la entidad, los cuales, en algunos casos, tienen intereses particulares en algunas producciones.

El primero en levantar su estatuilla fue el joven Alejandro Mesa como mejor actor de teatro musical; ciertamente, está estupendo en la gamberra "The book of mormon", un montaje que se llevó, además, el premio al mejor espectáculo de teatro musical. La aplaudida soprano Talía del Val fue la -en cierto modo, esperada- mejor actriz de teatro musical por su trabajo en la exitosa producción "El fantasma de la ópera". No fue el único galardón para este montaje: también el prolífico Julio Awad se llevó su correspondiente y merecido premio como mejor director musical. El iluminador David Picazo y el escenógrafo Alessio Meloni, destacados profesionales cada temporada en importantes producciones, permitieron que "Cielos", una obra de Wajdi Mouawad con dirección de Sergio Peris-Mencheta que desconcertó a más de uno, se llevara dos estatuillas. Picazo aprovechó la oportunidad para desear al director una pronta recuperación de la grave enfermedad que padece y Meloni reivindicó una subida de las partidas presupuestarias y de los cachés en los teatros públicos, insuficientes hoy, dijo, “para seguir haciendo teatro de calidad”.

Rosa García Andújar, espléndida figurinista con una trayectoria ya a sus espaldas más que notable, resultó vencedora por el diseño del vestuario de "Valor, agravio y mujer", una importante producción de la Compañía Nacional de Teatro Clásico que supuso el debut como directora escénica de la actriz Beatriz Argüello. Raúl Prieto, por su parte, se alzó con el premio al mejor actor de reparto por un complicado trabajo, del que logró salir mucho más que airoso, en la asimismo complicada obra de Jean-Luc Lagarce "Tan solo el fin del mundo". Para ello, tuvo que superar en las votaciones a quien podía haber sido tan digno ganador como él: Jorge Basanta, fabuloso dentro del elenco de "El proceso", la adaptación de la novela de Franz Kafka que Ernesto Caballero dirigió para el Centro Dramático Nacional. El premio a la mejor actriz de reparto recayó en la veterana Vicky Peña por "La isla del aire", una obra de Alejandro Palomas que contó con un gran reparto y con un gran director como Mario Gas, pero que no dejó mucha huella en el público más exigente. En cuanto al triunfo de Iñaki Rikarte como mejor director de escena por "Forever", de la compañía Kulunka Teatro, se antojará prácticamente incontestable a cualquiera que haya visto esta emotiva función, concebida con una minuciosidad formal y conceptual fuera de lo común. No en vano, fue este montaje de teatro de máscaras el que se alzó también con uno de los galardones más codiciados, y que sirvió como colofón de la gala: el de mejor espectáculo de teatro de texto.

Más difícil era la elección del premio al mejor actor protagonista de teatro de texto. Si lo de Pedro Casablanc en "Don Ramón María del Valle-Inclán a través de Ramón Gómez de la Serna" fue, por enésima vez en su carrera, para quitarse el sombrero, no le andaban a la zaga sus dos contrincantes: Eduard Fernández, dirigido por Andrés Lima en la originalísima y entrañable "Todas las canciones de amor", y Pablo Derqui, soberbio a las órdenes de Carme Portaceli en "La madre de Frankenstein".

Si atendemos a estrictos criterios de calidad, y no comerciales, mucha menos competencia que Casablanc tenía Victoria Luengo, con su potente trabajo en Prima Facie, para imponerse como mejor actriz protagonista de teatro de texto a Lolita Flores y Anabel Alonso, que competían, respectivamente, por Poncia y La Celestina, en sendos trabajos que no han tenido la aceptación, entre los más teatreros, de la actriz ganadora. Pero lo más llamativo de este premio, por no decir lo más penoso, fue que no concurriera a él Julia Piera, protagonista absoluta de "Valor, agravio y mujer" que, sin embargo, quizá por ser todavía joven y poco famosa, fue desplazada, sin ton ni son, a la categoría de mejor actriz de reparto, donde nadie fue capaz de entender qué pintaba.

Juan Carlos Rubio, por su parte, fue elegido mejor autor de teatro de texto por "El novio de España", un montaje que aún no se ha visto en Madrid, pero del que han llegado ya elogiosos rumores, mientras que La Joven fue reconocida por su labor de compañía.

En cuanto a las categorías que podríamos denominar transversales, la compañía La Veronal, siempre talentosa y original, se impuso en la categoría de mejor labor de producción, y la histórica revista "Primer Acto" recibió el premio a la mejor labor de divulgación de las artes escénicas.