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Ricardo III es ella: Sara Beer

La actriz británica, con una escoliosis severa como el rey inglés, se ríe de los estereotipos marcados por Shakespeare
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Esta vez, la culpa no fue de los medios (tan de moda en las críticas de los «trolls» de las redes), sino del mismísimo William Shakespeare. Fue el autor inglés el responsable de señalar a Ricardo III como el estereotipo ideal de «cuerpo retorcido, mente retorcida»: la encarnación del mal. Así lo asegura Kaite O’Reilly, responsable del texto y de la dirección del montaje que llega al Teatro de la Comedia, Richard III Redux or Sara Beer [is/not] Richard III. Una pieza, presenta, que «interroga, satiriza y subvierte la actitud del Bardo hacia la diferencia física a través de una historia contemporánea paralela»: una falsa autobiografía de la intérprete Sara Beer, que sufre la misma forma de escoliosis que el monarca. Aunque advierte el equipo que esta no es, precisamente, una producción de Ricardo III, sino una respuesta a la problemática surgida con Shakespeare.
La arqueología ha demostrado que el rey de Inglaterra no padecía dicha malformación, o, al menos, no tan exagerada como recogieron los escritos. Sin embargo, Shakespeare decidió darle una presencia escénica con esa singularidad. «¿Quién gana con ello, la arqueología o el autor?», se pregunta. Y responde: «Todos sabemos que gana el arte y para los ciudadanos del mundo que van al teatro o leen a Shakespeare, el rey Ricardo III siempre fue lanzado al mundo antes de tiempo y con unas, muy evidentes, particularidades físicas».
Pero, ahora, Beer, con la citada escoliosis severa, se toma con mucho humor las interpretaciones que grandes actores de la escena universal (Olivier, McKellen, Pacino, Sher, Eidinger...) han hecho de Ricardo III simulando diferentes malformaciones. «Como abordamos grandes cuestiones sobre la identidad, es importante que haya momentos ligeros», cuenta la intérprete en referencia a los gags de la pieza. «Es una respuesta contemporánea a la creación de Shakespeare de Ricardo III desde la perspectiva de la discapacidad –comenta la directora–. Esto significa que todos los que participan en la producción se identifican como discapacitados y ven que es la sociedad y sus barreras físicas las que discapacitan, no el cuerpo».
Sola en la escena, Beer adopta varios personajes hasta reflexionar sobre si ella podría «interpretar» a su propio Ricardo: una aspirante a actriz que cuenta historias sobre cómo creció con su abuela y la escoliosis a la sombra de Ricardo III en la zona rural del oeste de Gales; un célebre actor que explora cómo podría abordar el papel si se le diera la oportunidad, y, por último, un actor serio de Shakespeare. «El principal es el de una galesa que quería ser intérprete pero que se encontró con obstáculos por ser discapacitada. Parte de su historia es autobiográfica, pero no toda. Le gusta contar historias y es bastante divertida», explica la actriz.
La obra, escrita por O’Reilly junto a Phillip Zarrilli, examina tanto la naturaleza de la actuación como la representación, «en particular del “otro”», puntualiza: «Ricardo III ha sido durante mucho tiempo un personaje que los actores han interpretado recreándose en que es la encarnación del mal, lo que crea una problemática asociación de la discapacidad física con el mal. Los discapacitados suelen ser representados en el canon teatral occidental como víctimas o villanos, y Shakespeare tuvo mucho que ver en ello –continúa–. Esto suena muy serio y digno, pero hemos creado una pieza satírica que se ocupa de una historia contemporánea».
Así, Beer asegura que fue esta una de las principales motivaciones para levantar al personaje «porque tengo la misma discapacidad que el Ricardo histórico y estoy harta de ver a actores no discapacitados interpretando el papel y enfatizando su discapacidad. ¿Por qué los personajes discapacitados, como el Ricardo de Shakespeare, suelen ser representados como malvados?», cuestiona.
Por ello, a O’Reilly le gusta señalar los extremos, «a menudo absurdos», comenta, con los que los actores famosos crearon sus deformidades. Sobre las tablas, Beer se preguntará qué es actuar y por qué convertirse en otro hace que Ricardo III sea un reto para la mayoría de los intérpretes: «Sara se cuestiona su derecho, su idoneidad y su permiso para asumir este papel, para el que por derecho sería ideal, pero que históricamente le ha sido negado», cierra la directora.
  • Dónde: Teatro de la Comedia, Madrid. Cuándo: del 8 al 12 de junio. Cuánto: 25 euros.