Adiós a Fermín Cabal, el autor coherente
El fallecido dramaturgo y director deja un legado artístico de medio centenar de obras que permiten entender la evolución del teatro en el último cuarto del siglo XX
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En los tiempos en los que la cultura empezaba a democratizarse y a extenderse por todas las capas de la sociedad, Fermín Cabal (León, 1948) desempeñó un papel fundamental en España como autor, director, docente, agitador y promotor de no pocas iniciativas que sirvieron para cobijar y espolear el pensamiento libre puesto al servicio de la creación teatral. Figura destacada en el desarrollo del teatro independiente en nuestro país, formó parte en los años 70, en principio como actor, de algunas agrupaciones ya míticas como Los Goliardos o Tábano. Sin embargo, sus intereses artísticos derivaron pronto hacia la escritura. En esa época firma ya las dramaturgias de algunas creaciones colectivas como "La ópera del bandido" (1975) -a partir del material original de John Gay titulado "La ópera del mendigo"- y "Cambio de tercio" (1976). Ese mismo año se embarca, junto a otros compañeros de Tábano –entre ellos Juan Margallo o Luis Matilla– en la apertura y gestión de la Sala Cadarso, espacio de creación y exhibición muy relevante en Madrid hasta principios de los 80 que llegó a acoger más de un centenar de propuestas que se alejaban con decisión de los parámetros del teatro comercial. En esta sala se produce su debut como autor y director, en 1978, con la pieza "Tú estás loco", Briones, para la que llegó a escribir tres finales diferentes.
El primero de ellos, que se materializaba con la muerte del protagonista, fue enmendado después de varios meses representando la obra, a petición de los actores que la interpretaban, por otro menos trágico en el que Faustino Briones quedaba simplemente atado a una cama de hospital. Pero este segundo tampoco terminó de gustar a Javier Maqua, director de la adaptación para la gran pantalla que se rodó en 1983, así que Cabal, siempre consciente de las diferentes exigencias que plantean las producciones cinematográficas con respecto a las teatrales, volvió a escribir uno más optimista. Antes de estrenar en Cadarso algunas obras más -como "¿Fuiste a ver a la abuela?" o "Sopa de mijo para cenar", esta última escrita a partir de "No se paga, no se paga", de Dario Fo-, Cabal había emprendido, el mismo año de su debut, una nueva iniciativa, otra vez junto a Margallo y Matilla, que tenía como objetivo llevar la cultura y el teatro a la periferia. Fue así como nació El Gayo Vallecano, un proyecto de creación, exhibición y formación que estuvo activo hasta 1983 y traba de implicar y dar protagonismo a los vecinos del barrio madrileño de Vallecas en el hecho artístico.
Es en esos años cuando se consolida la carrera de Cabal como dramaturgo, después de estrenar en 1982 "Vade retro", producida por el Centro Dramático Nacional, y un año después ¡Esta noche, gran velada! En 1985 se adentraría en el mundo de la droga, que estaba diezmando entonces a la juventud, con Caballito del diablo. Estas y otras obras suyas más antiguas cobran renovada vida en distintos montajes de variada naturaleza durante cerca de una década. José Luis López Vázquez, Ovidi Motllor, Jesús Puente o Santiago Ramos son algunos de los conocidos actores que participan en algunos de ellos.
Sin embargo, con su proverbial modestia, Cabal empieza a dudar precisamente en esa época sobre su capacidad para llegar a una sociedad que, según él, estaba demandando un teatro mucho más comercial o, por el contrario, mucho más cultural que el que él estaba dispuesto a escribir. De este modo, termina por encontrar en la televisión y el cine de esos años un refugio más confortable para sus inquietudes artísticas.
No obstante, en 1993 volvería a los escenarios con un nuevo texto: "Travesía". Él mismo se ocupó de la dirección escénica de esta obra protagonizada por Emilio Gutiérrez Caba, Luisa Martínez y Santiago Ramos con la que obtuvo el Premio Tirso de Molina. Poco después, en 1995, llegaría otro trabajo importante: "Castillos en el aire", una función dirigida por José Luis Gómez que hablaba de la corrupción en un plano más social y, en otro más filosófico o introspectivo, sobre cómo el ser humano va traicionando sus ideales con el paso del tiempo. Con la dictadura de Pinochet como telón de fondo, "Tejas Verdes", estrenada ya en 2002, es quizá la última de las obras escritas por él –deja un total de 47 registradas- que alcanzó cierta repercusión y se montó varias veces. Sus textos han sido traducidos a distintos idiomas y se han representado en multitud de países.
Aunque obtuvo importantes premios, como el mencionado Tirso de Molina por "Travesía"; el Mayte, por "Vade retro"; o el de la Crítica, en dos ocasiones, por "¡Esta noche, gran velada!" y por "Castillos en el aire", el teatro de Cabal encontró tantos entusiastas seguidores como detractores que no comulgaban con su poética realista. No obstante, él tuvo siempre muy claro lo que quería hacer y lo que le interesaba, que no era otra cosa que explorar la fragilidad humana con ironía, ternura e inteligencia. En este sentido, la suya fue una trayectoria de una apabullante coherencia, reflejo de su marcada personalidad y su sensata manera de entender la creación. Y fue esa honestidad a la hora de mirar el entorno cultural en el que se movía la que le hacía parecer, según sus propias palabras, un “protestón” para los teatros públicos y un autor poco comercial para los teatros privados.
En el campo de la gestión, Fermín Cabal ocupó importantes puestos en distintos organismos como la Sociedad General de Autores, el Centro Español del Instituto Internacional del Teatro, el Círculo de Bellas Artes, la Asociación de Guionistas de Medios Audiovisuales o la Asociación de Autores de Teatro. Además, desarrolló una importante labor pedagógica en distintas escuelas de arte dramático y publicó algunos interesantes ensayos como "Teatro español de los 80" (1985), en colaboración con José Luis Alonso de Santos, y "La situación del teatro en España" (1994).