cultura
El hechizo infinito de Lia Rodrigues
La creadora brasileña regresa a Madrid con una pieza, 'Encantado', que utiliza las artes de El Bosco y Balenciaga para continuar con sus reivindicaciones sociales
Lo de Lia Rodrigues (1959) es una experiencia para "verla y vivirla", aseguran desde Condeduque, donde la brasileña actúa hoy y mañana con 'Encantado'. "Es una mezcla entre El Bosco y Balenciaga”, divagaba una crítica de danza holandesa en su intento por definir la pieza. Es una coreografía que va más allá de la danza.
Nadie, en realidad, puede contar con verdadera precisión todo lo que ocurre durante este "extraño pero fascinante ritual", presentan desde el centro madrileño, que se mueve "entre lo sagrado y lo pagano, lo obsceno y lo exquisito".
Regresa así la creadora de Sao Paulo a Madrid con su compañía de danza del Maré, una de las favelas más grandes y peligrosas de Río de Janeiro, quienes ya bailaron aquí con toda su 'Furia' en 2023: "Hay que salir del centro. En la favela la gente ha aprendido a reinventarse cada día, a decir que sí cuando la vida no deja de decirles que no. La solución a los problemas de nuestra sociedad puede venir de la periferia", reconocía a este diario hace ya dos años.
Aunque muy diferentes en su concepción, coinciden ambos trabajos en expresarse desde la estética reconocible de Rodrigues hecha a partir de objetos baratos y cotidianos, además de unos modos escénicos que arman su dramaturgia a través de una narrativa en la que, en el caso de 'Encantado', once intérpretes hacen aparecer y desaparecer, como si de un encantamiento se tratase, figuras, imágenes y composiciones evocadoras de realidades del Brasil de los contrastes.
Lo que al inicio aparenta ser una alfombra de vivos colores se termina desvelando como escenografía y vestuario, el maravilloso "deux ex machina" de esa economía de recursos ya característica de la creadora brasilera. Con lentitud ceremonial, uno a uno, los bailarines desnudos se van deslizando bajo el aparente tapiz, y lo van habitando y desmembrando en las cientos de sábanas y telas de fulgurantes colores que lo conforman.
"Para esta gente, que vive en unas condiciones de continuada emergencia, inventarse la vida cada mañana es prioridad y necesidad", explican desde el equipo. 'Encantado' es la metáfora perfecta de esta situación. "Identidad, camuflaje, disfraz, travestismo, metamorfosis, transformación, cambio…", enumeran. Muchas son las sensaciones e ideas que van pasando por la cabeza del que observa esta "performance" extravagante pasarela carnavalesca.
Pero más allá de los valores artísticos de la propuesta, la de Lia Rodrigues es una danza de la resiliencia, de la persistencia y la perseverancia, una danza que ha nacido bella emergiendo de la precariedad y la urgencia vital de los artistas que la hacen. La coreógrafa admite que nació privilegiada en una sociedad que no ofrece muchos privilegios.
Se formó como bailarina en París, donde trabajó con Maguy Marin, precursora de la nouvelle danse francesa, de la que aprendió, sobre todo, el valor inmenso de lo más pequeño. En 2004, volvió e instaló su compañía en el Maré, con la convicción de que el arte podía ser una alternativa para estos jóvenes mantenidos fuera de la educación artística por el sistema:
En el 2008 fundó la Escola Livre de Danças da Maré, y ha sabido cómo convertir una danza nacida en la favela en un referente europeo, que despierta asombro y fascinación en las audiencias que no pueden resistir caer hipnotizadas y literalmente encantadas con sus propuestas, hoy largamente imitadas pero difícilmente superadas. Y es que Lia Rodrigues, en sí misma, es un encanto.