Ernesto Caballero, director del CDN, gana la XI edición de los premios Valle-Inclán
Tras cinco rondas de votación, en las que se valoraron doce candidaturas, se impuso a Israel Elejalde
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Tras cinco rondas de votación, en las que se valoraron doce candidaturas, se impuso a Israel Elejalde
El Teatro Real fue el lugar elegido para la entrega anoche del prestigioso premio Valle-Inclán de teatro que concede el suplemento «El Cultural» de «El Mundo» patrocinado por la Fundación Coca-Cola. El galardón de ganador de la 11ª edición fue otorgado a Ernesto Caballero, director del CDN, por «El laberinto mágico» al imponerse al otro finalista, Israel Elejalde, por «Hamlet». El premio, dotado con 50.000 euros y una estatuilla realizada por el escultor Víctor Ochoa, es el premio teatral de mayor dotación económica en España y reúne cada primavera a lo mejor de nuestro teatro en torno a la figura de Valle-Inclán. Con él se quiere reconocer el mejor espectáculo teatral representado en las salas madrileñas durante el año anterior. La cena en la que se otorga es un acontecimiento intelectual que congrega a actores, directores, autores, periodistas y otros personajes de la cultura y de la política. Anoche contó, entre otros, con el ministro de Educación y Cultura, Íñigo Méndez de Vigo y con Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid.
Eran 12 los finalistas, entre actores y directores, que aspiraban al galardón: Ernesto Caballero, por «El laberinto mágico»; Pedro Casablanc, por «Yo, Feuerbach»; Alfredo Sanzol, por «La respiración»; Sergio Peris-Mencheta, por «La cocina»; Mario Gas, por «Incendios»; Paco Becerra, por «El pequeño poni»; Israel Elejalde, por «Hamlet», José Sacristán, por «Muñeca de porcelana»; Maribel Verdú, por «Invencible»; María Adánez, por «El pequeño poni»; José Luis Arellano, «La Odisea», y Ana Peinado por «Ana el 11 de marzo». En su nominación, el jurado tuvo un recuerdo especial para Francisco Nieva, dramaturgo, escenógrafo, escritor, académico, ganador del Premio Valle-Inclán en su quinta edición (en 2011, por su obra «Tórtolas, crepúsculo y... telón») y presidente del jurado en varias ediciones. Nieva falleció el 10 de noviembre y «su ausencia del panorama teatral español deja un hueco difícil de llegar», manifestaron miembros del jurado.
El nombre del ganador se dio a conocer, como ya es tradición, al final de la cena durante la cual, y mediante el sistema Goncourt, el jurado va eliminando, entre plato y plato, a los finalistas en una sucesión de votaciones. En cada una de ellas se elimina al candidato que menos papeletas tiene, lo que añade un punto de suspense a la velada. En la última se elige al ganador entre dos finalistas, en este caso, Ernesto Caballero e Israel Elejalde. Un jurado que estuvo presidido por el jurista y dramaturgo –afición que cultiva en la intimidad– Antonio Garrigues Walker, junto al académico y presidente de la revista «El Cultural», Luis María Anson; el director de relaciones corporativas de la Fundación Coca-Cola, Juan José Litrán; el redactor jefe de Cultura de «El Mundo», Manuel Llorente; el subdirector de programación cultural de la Comunidad de Madrid, Ruperto Merino; los periodistas José María García Luján y Paloma Zuriaga; los productores Mariano Torralba y Robert Muro; la editora Liz Perales; el poeta Jaime Siles, el profesor Eduardo Pérez Rasilla y el crítico teatral Javier Villán.
Ernesto Caballero, emocionado, quiso compartir el galardón con sus compañeros finalistas, «a los que admiro y de los que aprendo–dijo-. Estamos en el mismo barco. Creo que la creación escénica española está gozando en uno de sus mejores momentos y en este sentido es una fiesta. Para para mí este es un momento en el que entiendo que de alguna manera puedo representar de forma muy humilde esta efervescencia y creatividad que se está desarrollando en todo el país».