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Musical
La historia bajo sus pies: Nacho Cano presenta Malinche en el corazón de México
El estreno del musical en la Ciudad de México no fue solo un acontecimiento escénico, sino también histórico

El estreno del musical Malinche en la Ciudad de México no fue solo un acontecimiento escénico, sino también histórico. "Estamos haciendo el musical encima de donde ocurrió todo", declaró Nacho Cano, visiblemente emocionado, al referirse a la ubicación del recinto: a escasos metros del Templo Mayor, del Hospital de Jesús donde yace Hernán Cortés, y del puente de Alvarado. El escenario no podía ser más simbólico: un espectáculo sobre los orígenes del mestizaje en el mismo lugar donde ese mestizaje comenzó. El espectáculo se presenta en el legendario Frontón México, recinto emblemático del mestizaje cultural por haber albergado tanto deportes vascos como expresiones artísticas mexicanas a lo largo del siglo XX. Convertido ahora en epicentro de esta superproducción, el montaje mexicano de Malinche supera en ambición al original estrenado en Madrid: se incorporaron dos piscinas escénicas que permiten efectos acuáticos inéditos, se amplió el escenario a 48 metros cuadrados para alojar complejas coreografías y se incrementó la capacidad de butacas, consolidando al recinto como un teatro de nivel internacional a la altura de Broadway o el West End.
Pero Malinche no se queda en la superficie. Cano insistió en que lo que se cuenta en escena es el resultado de años de investigación: "Yo hice esto muy en serio. Los datos históricos que doy son todos certeros". En la creación del musical participaron arqueólogos, antropólogos y expertos del Instituto Nacional de Arqueología e Historia mexicano -INAH-. El resultado es una propuesta artística que busca emocionar pero también educar: "Si tú quieres saber lo que pasó, vente a ver Malinche. Vas a tener una idea bastante correcta de lo que pasó".
Una historia contada desde la libertad
Cano hizo hincapié en que la independencia ha sido clave para lograr el resultado que hoy se ve en escena. "No tengo ayuda de ningún gobierno. Por eso soy libre. La cultura, si no tiene libertad, no es cultura. Si haces cultura subvencionada por un pensamiento, eso es una comedora de tarro", afirmó con vehemencia.
Esa libertad también se traduce en una experiencia sensorial sin precedentes. Malinche es el primer musical del mundo que incorpora el olfato como lenguaje escénico.
Aunque el musical debutó en Madrid, Cano dejó claro que Malinche pertenece a México. "Madrid fue el punto de partida, pero realmente inició en México", afirmó. Su objetivo es llevar esta producción al mundo: "Es momento de que nosotros empecemos a venderles a los africanos, a los ingleses, a los japoneses, cosas de nuestra producción. Tenemos una cultura increíble".
En ese mismo sentido, anunció que Malinche comenzará a presentarse en inglés los domingos por la mañana. "Nuestro objetivo es quitarnos ya el complejo. Queremos ver en Nueva York el nuevo musical de México". Para Cano, el potencial está en la historia misma: "El mestizaje comenzó con un protocolo creado por Hernán Cortés, en el que los conquistadores debían bautizar a los cautivos. Eso les daba estatus, derechos. Eso es el verdadero inicio del mestizaje".
Un homenaje a la mujer más importante de América
Para Cano, Malinche no es un personaje más. Es la piedra angular de todo el proyecto. "Valencia —como llama a Malinche— es la mujer más importante en la construcción de América". La narrativa del musical busca revalorizar su papel como estratega, mediadora y fundadora simbólica del mestizaje. "Ella no pertenecía al pueblo de Mérsica, sino a uno de los pueblos subyugados. Fue vendida, maltratada, y solo cuando la bautizan empieza a pensar por sí misma".
Malinche no solo tradujo entre Hernán Cortés y Moctezuma, sino que evitó derramamientos de sangre y facilitó la construcción del mapa de lo que hoy es México. En palabras de Cano: "Consiguió cosas muy grandes. Esta historia es para mí".
Malinche es, en muchos sentidos, un manifiesto. Un llamado a reconciliar el arte con la historia, la pasión con la verdad, y la estética con el compromiso. Es también una declaración política, en el sentido más noble: el de dar voz a los que no la tienen, desde los becarios hasta la figura largamente vilipendiada de Malintzin. Y sobre todo, es una experiencia que no se limita a lo que ocurre en el escenario. Como el propio Cano dijo: "La cultura, si no tiene libertad, no es cultura. Este show es libre. Y por eso canta desde la verdad".
Los becarios que cruzaron el Atlántico
Uno de los momentos más emotivos de la conferencia fue cuando Nacho Cano habló del grupo de jóvenes mexicanos que becó y formó en Madrid y que hoy brillan en el escenario de Malinche en su versión mexicana. "Algunos no habrían llegado ni a Ciudad de México, pero les dimos la oportunidad. Hoy serán estrellas mundiales. Y si no, lo veréis", prometió. Para Cano, el arte es una herramienta de transformación social: "Esto fue una experiencia de aprendizaje increíble para ellos. Luz por donde mires. Es un elenco de luz, de juventud, de frescura, de maravilla".
En cuanto a las acusaciones sobre contratación ilegal de trabajadores, Cano fue tajante. "Esto fue un ataque político fabricado. Voy a ir con todo contra los criminales que intentaron destruir mi nombre". El productor español no se mostró solo dolido, sino determinado a combatir lo que considera una injusticia: "Si yo ahora no pongo las cosas en su sitio, mañana va a ser otro, y otro. Y todos los artistas, callados. No. El artista tiene que expresarse en libertad. Porque la emoción que no viene de la libertad, no existe".
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