Magüi Mira: “Ser mujer no te da un visado de honestidad”
"Malditos tacones", de Ignacio Amestoy, llega a Madrid para abordar la lucha a brazo partido entre dos mujeres; vieja escuela frente a las nuevas maneras de ejercer el poder
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Magüi Mira es la reina de esta partida, “otras veces no”, ríe. “Para mí, el arte escénico es como un ajedrez. Unas veces reina, otras peón, otras alfil... Todos jugamos y el éxito es ganar, que es llegar al espectador”. De esta manera, presenta la función que sube al escenario del Teatro Bellas Artes hasta el 20 de octubre, “Malditos tacones”, de Ignacio Amestoy.
Fue Jesús Cimarro el que hizo de Celestina en esta ocasión y quien puso el texto del dramaturgo bilbaíno en las manos de Mira. En él, la directora se encontró con dos “mujeres fuertes, dos supervivientes, como somos nosotras”, explica, y entendió que ahí tenía una historia que contar: “Al leerlo ya sé si me puedo comprometer y si voy a saber trasladar al escenario la épica que propone”.
A sus 80 años recién cumplidos, Mira entiende ese primer guion como un “pretexto”, dice en consonancia “a lo que empiezan a decir en Europa. Un texto es eso nada más y nada menos, un texto; aunque para mí, el texto real es el que aparece sobre el escenario”. Es por eso que “al director le pido libertad”.
Ya han probado el resultado de estos “Malditos tacones” en Avilés y asegura que “gustó mucho” entre el público; sin embargo, eso no es garantía de nada al entrar en Madrid, advierte: “España, lo quieran ver o no, es la suma de muchas sensibilidades. El federalismo alemán es poco con lo que somos nosotros. Así que aunque en Asturias haya funcionado muy bien no sabes lo que va a pasar”.
La directora y actriz ha imaginado su función “para conectar con la gente” porque no lo puede evitar: “Bebemos de la vida para convertirlo en arte, pero es ficción con un objetivo claro, que es contar historias”. Es esta ocasión toca una trama “de mujeres fuertes” y Mira, “como mujer que soy”, las “entiende”. “Tengo neuronas de mujer. Porque a nivel hormonal somos muy diferentes a los hombres y eso nos condiciona. Depende del cóctel hormonal con el que naces eres lo que eres”.
En esta ocasión, no hay dudas de que el protagonismo es de ellas, aunque con la firma de Amestoy. “Una lucha a brazo partido entre Victoria Burton y María García; o entre las actrices que les dan vida, Luisa Martín y Olivia Molina, respectivamente. “Una tragedia contemporánea”, señala, de estas dos mujeres solas “y con el cerebro encendido”. Dos grandes profesionales hechas a sí mismas que se encuentran muy lejos la una de la otra. Pero el destino las mantiene enlazadas “en un abrazo salvaje”. Buscan la verdad y se dan de bruces con la oscura mentira.
Mira define la pieza como “una lucha a brazo partido entre dos mujeres que tienen una manera de vivir el poder social, económico y profesional de una manera muy distinta”. La señora Burton se encuentra instalada en el epicentro de un poder repleto de mentiras, apariencias y corruptelas: “Porque ser mujer no te da un visado de honestidad”, sentencia; María, por su parte, es tan sencilla como su nombre, “ella entiende el poder de otra manera y lo ejerce, pero de otra manera”, añade. Si el personaje de Martín cumple con el mantra de “el fin justifica los medios”, el de Molina es todo lo contrario.
- Dónde: Teatro Bellas Artes, Madrid. Cuándo: hasta el 20 de octubre. Cuánto: desde 13 euros.