Petrenko está en lo más alto
«Il Trittico», de PucciniMusical: K. Petrenko Dirección de escena: L. de Beer. «Il Tabarro»: E. M. Westbroek, Y. Lee, W. Koch. «Suor Angelica»: E. Jaho, M. Schuster. «Gianni Schicchi»: A. Maestri, R. Feola, P. Breslik. Festival de Múnich.
Los aficionados saben perfectamente que el mejor festival de ópera en verano es el de Múnich, aunque no tenga el glamour de Salzburgo o el posible misticismo de Bayreuth. En Múnich en el mes de julio se dan cita los mejores cantantes y las mejores batutas y los llenos se suceden un día tras otro. Este año la dirección de la Bayerische Staatsoper ha tenido la buena idea de incluir en su programación «Il Trittico», de Puccini, cuya nueva producción se estrenará en la temporada regular por el mes de diciembre. Evidentemente, el gran atractivo de esta representación era la presencia de Kirill Petrenko en el foso, quien para desgracia de muniqueses y visitantes y para felicidad de berlineses, pronto abandonará su posición de director musical de Múnich, y cómo le vamos a echar en falta. Kirill Petrenko es un director excepcional, que brilla con luz especial en el repertorio alemán, como pudo demostrar hace unos días dirigiendo una nueva producción de «Parsifal», en la que su lectura fue impresionante, de las de cortar la respiración, teniendo además el atractivo añadido de contar con un reparto excepcional (J. Kaufmann, N. Stemme, R. Pape, Ch. Gerhaher). Apenas pasados unos días, nuevamente tenemos a Kirill Petrenko, pero ahora dirigiendo Puccini. Si en Wagner es insuperable, casi podría decir otro tanto en ópera italiana. Su dirección de «Il Tabarro» y de «Suor Angelica» fue de una delicadeza insospechada, magnífica, de las de recordar mucho tiempo. Muy buena fue también su dirección de «Gianni Schicchi», pero casi se puede decir que palidecía ante lo escuchado en las dos primeras entregas del «Tríptico». Qué gran director y qué gran músico. El reparto vocal era muy adecuado y todos cumplieron a la perfección su cometido. El trío protagonista de «Il Tabarro» estuvo formado por una intensa Eva-Maria Westbroek, un muy humano y convincente Wolfgang Koch y un adecuado Yonghoon Lee en Luigi, aunque se echa en falta una voz más latina en el personaje. «Suor Angelica» fue interpretada por una espléndida Ermonela Jaho, a quien en unos días veremos en Madrid y en Peralada acompañando a Plácido Domingo en la «Thaïs» de Massenet. El enfrentamiento entre ella y la Zia Principessa de Michaela Schuster fue impresionante. Finalmente, Ambrogio Maestri fue un estupendo Gianni Schicchi, siempre brillante en estos personajes bufos. Le acompañaron de manera notable Rosa Feola como Lauretta y Pavol Breslik como Rinuccio. La labor de los personajes secundarios fue magnífica en todos los casos. La producción de Lotte de Beer funciona francamente bien, desarrollándose la acción en la parte delantera del escenario. La producción gira alrededor de la muerte desde el principio, resultando muy divertida la última entrega, la de Gianni Schicchi. Las ovaciones se prolongaron durante once minutos y el teatro había agotado sus localidades.