«Un cuerpo en algún lugar»: El amor con prosopopeya
Autor y director: Gon Ramos. Intérpretes: Fran Cantos y Luis Sorolla. Teatro Fernán Gómez, Madrid. Hasta el domingo.
Después de darse a conocer hace unos años en el circuito «off» con aquella extraña pieza que se tituló «Yogur piano», y que tan buen sabor de boca nos dejó a muchos, Gon Ramos ha seguido afianzando su personal voz creativa con algunas obras que parecen apuntar muy bien, pero que no llegan luego a dar de lleno en el blanco. La última de ellas es «Un cuerpo en algún lugar» –antes de que estrene «Suaves» en El Pavón Kamikaze el día 6–. Los prolegómenos a la función ya tratan de dejar bien a las claras que uno va a ver un espectáculo supuestamente «original», distinto; y ese afán por buscar sin fundamento tal originalidad empieza ya lastrando todo más de lo debido. Para situar al espectador fuera de un código teatral realista, no hace falta que uno de los actores, Luis Sorolla, salude a la gente que conoce en el patio de butacas ni que se ponga a hablar con ellos; porque, más que original, resulta afectado. Tampoco es muy necesaria la introducción que este mismo actor hace –después del aviso de sala para apagar los móviles, y una vez que la función como tal parece que va a comenzar– para dar pistas, con pretensiones poéticas, sobre qué es ficción y qué no, sobre cuál es el sentido profundo de la obra y sobre qué personajes va a interpretar él y cuál va a interpretar su compañero de reparto. Por fin, con la acción ya muy avanzada –y a pesar de algunos innecesarios apartes del mismo actor, empeñado en explicar lo que sucede en la obra–, uno advierte por sí mismo, obviando todo lo que Sorolla ha intentado inculcarle, que, efectivamente, el autor tiene algo que contar, algo importante de verdad, y que debería haberse concentrado únicamente como director en dar autenticidad a su lenguaje escénico y en eliminar todo el amaneramiento que hay.