Sanfermín

Toros de Escolar para corazones fuertes y sudar sangre

Descaradísima corrida de pitones del ganadero que no dio opciones a Joselito Adame, Pinar ni Javier Cortés en Pamplona

Pinar durante la lidia a su primer toro de la tarde EFE/ Villar Lopez
Pinar durante la lidia a su primer toro de la tarde EFE/ Villar LopezVillar LopezAgencia EFE

La de José Escolar no dio el espectáculo asegurado de otros años en el encierro matinal de Pamplona. El de la vuelta esperada o inesperada que pone las pulsaciones de los corredores a mil. Por la tarde, los de Escolar pusieron el corazón a bombear desde que se vieron anunciados los espadas. Es lo que tienen. Y en Pamplona. SOS.

Sí se dio la vuelta el primero de la tarde. No lo vio claro y volvió para corrales nada más salir y ver el percal de 20.000 personas vestidos de blanco (y algo de rojo). Le duró poco el arrepentimiento. Joselito Adame lo esperaba después, aunque a la hora de la verdad era más de desesperar. Se quedaba por abajo el toro, orientado, y por arriba, en un que paso pero no te descuides y sin entrega. Adame no estuvo cómodo y fue haciendo el esfuerzo con ese toraco de pitones que apuntaban al cielo. Se justificó y aligeró con la espada.

Iba y venía el cuarto, el toro de la merienda, y a estas alturas de la tarde seguíamos hablando de inmensidades. Qué toros más grandes por favor de pitones. Qué difícil estar delante para no verlos nunca entregados en el engaño. Apañó Adame con el cuarto y se lo quitó del medio. Demasiado era. Si desde bien arriba era una locura, qué sería de ir bajando altura.

Orientado y de corto recorrido fue el segundo, que le tocó a Rubén Pinar. El de Albacete tiró de oficio y recursos para salir del trance que no era fácil. Ese toraco, los cánticos y jugarse los muslos... claro que con “El Rey”, que no es cualquier cosa. Le metió la mano con una habilidad tremenda y mérito tenía porque el parapeto que portaba el animal de pitones resultaba importante.

Le puso en apuros el quinto. Ya lo había hecho con las cuadrillas. Apretó en banderillas como si no hubiera mañana cerrando la salida al poner el par y a Pinar le apretó mucho. Siempre. O casi. Y según avanzaba la cosa, se iba poniendo peor. Lo bueno que los movimientos del toro eran lentos, más a la espera que activos. Pero la jugada era peligrosa, un paso en falso podía salir caro. Fue su banderillero, Candelas, quien sufrió una lesión en el brazo.

Hay cosas, como todo, que entran en la cabeza y otras que cuestan más. Lo que todavía era difícil de asimilar es cómo la cornamenta del tercer toro cabía en la muleta de Javier Cortés. Puede que por eso las peñas le canturrearan «Resistencia». O no, pero así estaban la realidad. Ponerse al natural era una odisea. Media embestida para aguantar el envite y la otra para ver cómo salir de ahí. Se esforzó Cortés.

Quiso con un sexto que al menos pasaba. Nos pareció mucho a estas alturas. Por uno y otro pitón se puso. Serio el torero, aunque el que era serio a rabiar era el Escolar que tenía delante. No era tarde para bromas.

P.D. Víctor Barrio en días como hoy, ya ayer, y otros muchos, no te olvidamos. Eres gloria e historia del toreo.

Ficha del festejo

Pamplona. Quinta de la feria de San Fermín. Se lidiaron toros José Escolar. El 1º, orientado; 2º, orientado y de media arrancada; 3º, sin querer pasar y de corto recorrido; 4º, va y viene sin entrega; 5º, peligroso y sin pasar y 6º, el más noble. Lleno.

Joselito Adame, de blanco y oro, estocada, descabello (silencio); media, descabello (silencio).

Rubén Pinar, de blanco y plata, estocada (saludos); estocada corta (silencio).

Javier Cortés, de blanco y oro, media (silencio); estocada, cinco descabellos (silencio).