
Pamplona
¿Puedes correr más rápido que un toro en San Fermín? La velocidad te lo dice
Miles de corredores, adrenalina al máximo y apenas cuatro minutos de tensión condensada en el corazón de Pamplona

Cada mañana, cuando el reloj marca las ocho en punto, Pamplona se transforma. Las calles de Santo Domingo, Estafeta o la temida curva de Mercaderes se llenan de corredores que aguardan, nerviosos, el primer cohete. Entre el bullicio, los cantos y el murmullo contenido de miles de personas, hay una pregunta que no muchos se atreven a hacerse: ¿a qué velocidad corre un toro durante el encierro?
La respuesta sorprende tanto como impresiona: un toro alcanza una velocidad media de 24 kilómetros por hora en los 876 metros de recorrido del encierro. Y aunque esta cifra pueda parecer asumible para algunos atletas bien entrenados, el verdadero reto está en mantener el ritmo, la concentración y la sangre fría durante una carrera de apenas 3 minutos y 55 segundos, en la que cualquier error puede ser fatal.
A diario, más de 2.000 corredores se enfrentan a esta experiencia, una cifra que se dispara los fines de semana, cuando la afluencia de participantes prácticamente se duplica. Muchos de ellos apenas logran correr unos 100 metros efectivos, y la edad media de los valientes que se lanzan a la carrera ronda los 28 años. No es una prueba para temerarios sin preparación: algunos llegan a registrar hasta 148 pulsaciones por minuto antes de que empiece el encierro.
La preparación física y mental es clave para enfrentarse al toro, que no solo corre más rápido de lo que parece, sino que lo hace con una potencia y un instinto de supervivencia implacables. Los corredores experimentados lo saben: cada metro ganado, cada esquina sorteada, es un triunfo personal.
Aunque la mayoría del público se centra en las imágenes espectaculares del encierro matutino, pocos reflexionan sobre lo que significa enfrentarse a un animal de más de 500 kilos que avanza a un ritmo sostenido, sin fatiga aparente, por un trazado estrecho y lleno de obstáculos humanos.
En definitiva, correr delante de los toros no es un acto de valentía improvisada, sino una disciplina que exige respeto, preparación y conocimiento. Y todo empieza por entender a qué velocidad te puede alcanzar un toro que no duda, no se distrae y corre como si le fuera la vida en ello.
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