
Feria de San Isidro
San Isidro se rinde ante la bravura de Victoriano del Río, el hierro que conquista Las Ventas con toros de leyenda
Con toros como “Misterio”, “Frenoso” y “Alabardero”, la ganadería volvió a dejar su sello de bravura, transmisión y clase en Las Ventas. Una lección de emoción y exigencia que eleva su prestigio

Bravura, transmisión, movilidad y codicia. La ganadería de Victoriano del Río, uno de los hierros más contrastados del campo bravo, ha vuelto a dejar una profunda huella en la Feria de San Isidro. Su paso por Las Ventas ha confirmado su estatus como uno de los pilares ganaderos de la temporada, con toros que han propiciado faenas de altos vuelos y momentos de intensa emoción para el aficionado.
En el ruedo, nombres propios. “Misterio”, lidiado por Alejandro Talavante, fue un toro repleto de calidad, ritmo, embestida humillada y esa transmisión que en Madrid se convierte en sinónimo de grandeza. Talavante lo cuajó con mano baja, cambios de mano y temple para abrir la Puerta Grande. Un toro que, sin discusión, engrandece la historia de su ganadería.

Otro capítulo memorable lo firmó “Frenoso”, que acudió a los caballos con bravura y se entregó en la muleta de Fernando Adrián con una codicia rara. Aunque el fallo con la espada le privó del premio, el toro fue considerado una auténtica joya: fijo, profundo, con clase y emoción. Una de esas embestidas que revalorizan el concepto de bravura en toda su extensión.

“Alabardero”, por su parte, ofreció una embestida franca y repetidora que permitió a Tomás Rufo rozar el triunfo, que se le escapó por la espada. Y “Bocinero”, aunque más justo de fuerza, tuvo el fondo suficiente para que Emilio de Justo cortara oreja, con entrega y pulso medido al natural.

Pero más allá de nombres concretos, lo importante es la tónica general: Victoriano del Río ha vuelto a Madrid con una corrida de bravura exigente, sin concesiones, que permitió la expresión del toreo clásico y obligó a los matadores a emplearse a fondo. Toros con clase, fijeza, y una emoción que solo se encuentra en Las Ventas.
Este San Isidro también suma a su ya imponente historial de triunfos en la primera plaza del mundo. La ganadería —incluido su segundo hierro, Toros de Cortés— ha propiciado al menos 19 Puertas Grandes, muchas de ellas históricas: desde Manolo Sánchez como novillero en 1992 hasta Borja Jiménez el pasado ciclo de 2024. En el camino, toreros como José Tomás, El Juli, Luis Francisco Esplá, López Simón, Paco Ureña, Roca Rey o el propio Talavante han salido a hombros gracias a toros de esta casa. Toros con nombre propio y una leyenda a cuesta: "Cantapájaros", "Beato", "Dalia" y tantos otros a los que ahora se suman estos nuevos ejemplares.
El balance no admite dudas: en un San Isidro marcado por la exigencia del público y la diversidad de encastes, Victoriano del Río ha sido una de las ganaderías más rotundas del abono. Su corrida no solo ofreció bravura y espectáculo, sino que volvió a poner sobre el ruedo el valor de una selección ganadera rigurosa, con personalidad y fiel a un tipo de embestida que en Madrid, sencillamente, funciona.
Una ganadería que no falla. Toros que han elevado la feria. Y una historia que sigue creciendo en el corazón de Las Ventas.
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