Tres nombres propios concentran ahora la preocupación del mundo del toro: Sergio Rollón, Rafaelillo y Damián Castaño. Heridos de gravedad en diferentes plazas, los tres toreros encaran procesos de recuperación marcados por el dolor, la incertidumbre y una férrea voluntad de volver a vestirse de luces cuanto antes.

En el hospital de La Paz, en Madrid, Sergio Rollón continúa recuperándose de la gravísima cornada sufrida en Valdetorres de Jarama. Aunque la fiebre persiste y los dolores siguen siendo intensos, los antibióticos y calmantes comienzan a surtir efecto. La evolución más alentadora es la de su pierna, que presenta menos inflamación y mejor circulación sanguínea, signo claro de que el cuerpo está respondiendo bien a los tratamientos. Sin embargo, el pronóstico sigue siendo reservado y todavía no se sabe cuánto tiempo deberá permanecer ingresado.

Por su parte, el murciano Rafaelillo fue trasladado en ambulancia desde Pamplona hasta la Clínica Virgen de la Arrixaca, en Murcia, donde permanece en observación bajo la supervisión del Doctor Robles y la Doctora Roca. Las ocho fracturas de costillas, algunas dobles, le mantienen bajo tratamiento con calmantes, a la espera de que el lunes se inicien las pruebas médicas más específicas. Aunque su situación es estable, la gravedad de las lesiones impone una recuperación lenta y compleja.

El pasado viernes, en Mont de Marsan, durante la lidia del quinto toro de José Escolar, Damián Castaño sufrió una cornada de diez centímetros en el gemelo derecho. Desde el hospital, el salmantino ha confirmado que el drenaje será retirado el lunes y que, aunque la herida es limpia, tiene pequeñas arterias rotas que explican la hemorragia sufrida. De momento, no puede apoyar el pie, pero su intención es clara: "Quiero estar el martes en Santander", ha declarado con determinación, aunque todo dependerá de su evolución en las próximas horas.